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Salud

Entre el 10 y el 15% de las personas con cáncer de pulmón jamás fumaron

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Crédito: 68672

Tras conocerse que María Amuchástegui, la profesora de gimnasia de la TV, sufrió de cáncer de pulmón, el Instituto Nacional del Cáncer indicó que de cada tres pacientes diagnosticados, uno es femenino. Los especialistas insisten en la importancia de la visita periódica al médico.


Entre el 10 y el 15 por ciento de las personas con cáncer de pulmón jamás fumaron, a pesar de que el tabaquismo constituye el principal factor de riesgo para desarrollar la enfermedad. En la Argentina, según cifras del Ministerio de Salud, solamente en 2015 se registraron 9.970 muertes por cáncer de pulmón, incluyendo también las neoplasias de bronquios y tráquea.

 

En cuanto a la relación por género, mientras que hasta hace relativamente poco tiempo se presentaba con mucho mayor frecuencia en los hombres, esa tendencia se está revirtiendo: cifras del Instituto Nacional del Cáncer indicaron que sobre 11.244 nuevos casos diagnosticados en 2012, 7.690 correspondieron a hombres y 3.554 fueron mujeres, lo que muestra que de cada tres pacientes diagnosticados, uno es femenino.


Si bien entre los principales factores de riesgo para desarrollar un cáncer de pulmón se encuentran principalmente el tabaquismo y luego padecer EPOC o tener antecedentes en la familia de cáncer en general, existe un grupo de paciente -entre el 10 y el 15 por ciento del total- que jamás ha fumado o que son ex fumadores y que no presenta ninguno de estos factores de riesgo.

 

Por eso, los especialistas insisten en la importancia de la visita periódica al médico y en la atención de algunos síntomas que, pese a que no siempre se presentan y que podrían corresponder a cualquier otra condición, también en ocasiones son manifestaciones del cáncer de pulmón.

 

Entre ellos, se destacan la tos, o cambio en el tipo de tos, falta de aires o falta de apetito, situaciones generalmente atribuidas a la edad, el estrés o a estados gripales. Otros signos a los que también recomiendan estar en alerta son esputos con sangre, dificultades para respirar, infecciones frecuentes en los pulmones, "pitidos" o ruidos al respirar, ronquera o cambios en la voz, sensación de que la comida se queda detenida en el tórax, bultos o masas en el cuello o en la clavícula, fatiga, pérdida de peso y dolor de huesos.

 

La oncóloga Claudia Bagnes, jefa del Servicio de Oncología del Hospital Tornú, explicó que "en algunos países se está evaluando la realización de un screening (chequeo) masivo de pulmón, que consistiría en una tomografía computarizada de pulmón una vez, exponiendo al paciente a bajas dosis de radiación y luego su repetición anual según los factores de riesgo de cada individuo y al criterio del médico".

 

"En los Estados Unidos, ya se está haciendo y es un tema que está discutiéndose en la comunidad médica mundial", explicó la especialista. No obstante, Bagnes indicó que el gran problema es que la enfermedad "no da síntomas o estos son muy confundibles con otras patologías, hasta tanto el cuadro está avanzado".


"Lamentablemente, en el 70 por ciento de los casos llegamos al diagnóstico en un estadio local medianamente avanzado o avanzado, y pese a que en la actualidad contamos con un abanico de terapias disponibles muy efectivas, cuando llegamos tan tarde el pronóstico suele ser menos alentador", insistió la oncóloga. Entre los distintos esquemas generales de tratamiento, además de la cirugía y la radioterapia, hoy se cuenta con cuatro grandes grupos terapéuticos: la quimioterapia convencional, las terapias blanco específico, la inmunoterapia y la combinación de una o más de estos grupos de drogas.

 

La elección de la terapia dependerá del tipo específico de cáncer de pulmón con el que el médico se enfrente. Para su determinación, es importante llevar adelante una biopsia de tumor, porque este procedimiento permite conocer el subtipo de cáncer de base y su repetición luego de falla a un tratamiento brinda a los especialistas información sobre cómo ha evolucionado el tumor y para los casos en los que haya mutado, indicará nuevamente cuál es el tratamiento más indicado para esta nueva situación.

 

Al respecto, Bagnes comentó que "hasta hace algunos años, todos los tipos de cáncer de pulmón eran tratados de la misma manera, con la quimioterapia convencional". "Actualmente, gracias a los avances en el diagnóstico y en las terapias disponibles, se conoce que existen diversos subtipos de esta patología y cada uno se beneficiará con distintos tratamientos.

 

Además, cada paciente debe ser evaluado en su singularidad, por lo que el camino de elección es la personalización del abordaje terapéutico", indicó la oncóloga. Entre las variantes que se originan en alteraciones genéticas que nada tienen que ver con la condición de fumador del paciente, existe un tipo de cáncer de pulmón denominado ALK+ que representa entre el 5 y el 7 por ciento de los adenocarcinomas de pulmón, un tipo de cáncer de por si muy agresivo. Sin embargo, al identificar esta mutación y tratarla con las terapias de blanco específico correspondientes, se logra alcanzar resultados muy alentadores.

 

"Estos pacientes antes presentaban un pronóstico de vida de nueve meses con tres meses de sobrevida libre de progresión y respondía a la quimioterapia sólo un 15 por ciento de ellos. Hoy con las terapias target responde más del 70 por ciento con una sobrevida promedio libre de progresión de apróximadamente 11 meses.

 

En cuanto a la situación que deben afrontar los pacientes, para Ignacio Zervino, coordinador de Programas de la Fundación Pacientes de Cáncer de Pulmón (FPCP), "en la instancia previa al diagnóstico se enfrentan con la detección tardía, la falta de información sobre prevención y la escasez de instituciones que contribuyan a la concientización con foco en la prevención".

 

También aseguró que mientras que una vez detectada la enfermedad "padecen -entre otras cosas- necesidades como la de acortar los tiempos de acceso a los tratamientos (incluida la cirugía), la necesidad de contención y el soporte económico". "Las familias que dependen de la cobertura pública, cuando uno de los jefes de hogar atraviesa esta enfermedad, suelen enfrentar problemas críticos debido al impacto directo de sus ingresos, como por ejemplo la pérdida de escolaridad de sus hijos, problemas de vivienda e imposibilidad de enfrentar gastos adicionales, que van desde los traslados hasta una alimentación específica y la necesidad de contar con un cuidador", concluyó Zervino.

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