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Salud

Las batallas del Garrahan

En Argentina la atención de salud depende de donde uno viva, o cuánta plata tenga.

En Argentina la atención de salud depende de donde uno viva, o cuánta plata tenga.

Si Oscar Sánchez, el chico Qom que murió hace poco en Fortín Lavalle hubiese sido hijo de familia acaudalada, o hubiera vivido en una villa en Buenos Aires posiblemente aún estaría vivo, porque hubiera tenido acceso a la medicina de alta complejidad que tienen los que pueden pagar una buena prepaga, o los pobres que viven en Buenos Aires, y que permite sobrevivir aún con cuadros clínicos complejos como el que él tenía,  más que si no se dispone de esta atención.

Este problema de falta de equidad en la atención de salud del país ha sido reiteradamente señalado por muchos expertos. La atención médica que uno recibirá dependerá de cuánta plata se tiene, o dónde se viva.

¿Pero es esto un defecto?. Para muchos no es así, lo que se llama la posición liberal, a cada uno lo que se ganó, en tanto que si lo es para la llamada posición social, a cada uno lo que necesita.

En Estados Unidos se asume sin mucho complejo la posición liberal, por eso no parece mal que los ricos tengan acceso a la mejor medicina del mundo, y los pobres dependan de la caridad, en tanto que en el polo opuesto, en Cuba, se mantiene la posición de la mejor medicina que se pueda pagar para todos por igual, como se decía era antes en el llamado mundo socialista, cuyo último espécimen vivo es Cuba.

Digo que se decía porque tengo un conocido que era funcionario en Vietnam, en épocas del comunismo allí, que había sido trasladado por vía aérea para atención médica en Alemania Oriental y Moscú, cuando los campesinos en Vietnam solo tenían al médico descalzo, el equivalente del agente sanitario que cuidaba a Oscar Sánchez.

Él me explicó esta paradoja. En la construcción de la sociedad igualitaria, los altos cuadros del partido, como él, eran vitales, y debían ser mejor cuidados que los simples campesinos, pero cuando el proceso hacia el socialismo estuviera concluido todos tendrían la mejor atención, en forma igualitaria. Algo falló sin duda en el proceso porque se volvió a la sociedad desigual, y ahora los mayores millonarios del mundo viven en los países del ex mundo comunista, incluyendo a mi conocido que se recicló hacia el capitalismo, y ahora tiene prepaga.

Decía Dilma, la presidente de Brasil, que había rogado al presidente venezolano Chávez atender su cáncer en el Hospital Sirio Libanés de San Pablo, uno de los mejores del mundo, pero más costosos, donde le curaron el cáncer a ella y al ex presidente Lula, y también al ex presidente paraguayo Lugo, y no en Cuba donde esa medicina para todos es inferior,  porque no pueden pagar la mejor medicina del mundo para todos al ser un país pobre.

Supongo lo que decía Dilma es lo que me decía mi amigo de Vietnam, los cuadros del partido son  más importantes que el ciudadano común, y eso explica porqué ningún alto funcionario del gobierno argentino fue, o es atendido, en ninguna época,  en los hospitales comunes accesibles a los pobres, sino por excepción, como fue el caso de Eva Perón.

El abogado Belgrano, reciclado como general por necesidades de la guerra de la independencia, rechazó el ofrecimiento del gobernador de Córdoba de alojarse en su casa para ser atendido por el médico del gobernador, cuando volvía, enfermo y derrotado, con el Ejercito del Norte. Prefirió  seguir con sus tropas en el hospital improvisado en una capilla de Pilar, un pueblo cercano. Su ejemplo quizás inspiro a Chávez. La medicina que es buena para el soldado también debe serlo para el general, y la medicina que es buena para el pobre también debería serlo para el presidente.  La posición social.

En este panorama el Garrahan es como una mosca en un vaso de leche. Se ofrece una de las mejores medicinas de Buenos Aires, en el sentido de alta complejidad, para quienes vivan allí, o puedan llegar desde las provincias mediante la cobertura de sus obras sociales, y esto es muy costoso, al extremo que ese hospital cuesta lo mismo que los 60 hospitales del Chaco, más los servicios ambulatorios urbanos y rurales, que vuelve de todas maneras a repetir la desigualdad. Si Oscar Sánchez, en vez de vivir en Fortín Lavalle, hubiera vivido en una villa de Resistencia, con acceso al Hospital Pediátrico, quizás aún estaría vivo.

El Garrahan es posible porque es sostenido por dos gobiernos, lo mismo que podría hacer el ministerio de la provincia si recibiera del gobierno nacional, para sueldos y gastos de funcionamiento  una suma equivalente al presupuesto que le asigna la provincia, o como en el caso del Cardiológico de Corrientes, atendiendo una mayoría de pacientes con obra social, lo que lo convierte prácticamente en un sanatorio subsidiado por el gobierno provincial.

Podemos llamar a esto el modelo Favaloro, él podía haberse quedado en Estados Unidos, pero ofreció volver a Argentina si le daban un subsidio oficial que le permitiera crear en Buenos Aires un sanatorio donde  pudiera hacer lo mismo que en Estados Unidos. El gobierno militar de la época aceptó la propuesta, y también los siguientes, y mientras bastaron telefonazos del doctor Favaloro al presidente para obtener más plata, funcionó. Cuando esto se cortó, se suicidó.

El caso del Garrahan es similar, un prestigioso pediatra volvió de Estados Unidos, y convenció al presidente Alfonsín de crear un hospital de niños similar a los que él había visto en Estados Unidos, lo que era posible, si tanto el gobierno nacional como el local aportaban y también las obras sociales que seguramente enviarían sus afiliados, pero ahora el gobierno local interpretando el sentir de los habitantes de esa ciudad que se preguntan “porqué tenemos que bancar ese hospital, que usan más bien los habitantes de otras provincias porque aquí todos tenemos prepaga?”.

 Lo decía hace algunos años el director del hospital de Sáenz Peña, un ex ministro provincial de salud. “Porqué tenemos que atender gratis  a los santiagueños?, y se puede escuchar en cualquier hospital argentino de la frontera con el Paraguay, “porqué tenemos que atender gratis a los paraguayos?”.

Cuando empecé medicina en Córdoba había miles de bolivianos, y cuando ingresé  como docente en la UNNE había cantidades de paraguayos en medicina, ahora solo unos pocos. Porqué tenemos que darles estudios gratis a los paraguayos y bolivianos? . Solo el perro se rasca para afuera, y ahora tenemos cuotas para extranjeros, chicas. Lo que llamo la mentalidad del kiosquero que no entiende de solidaridad, ni menos de geopolítica.

En una época el gobierno nacional sostenía un megamanicomio en la localidad de Oliva en Córdoba, allí depositaba el Chaco sus enfermos mentales, pero federalismo mediante el hospital fue transferido a la provincia de Córdoba que enseguida mandó una nota al gobierno del Chaco, “tenemos 400 pacientes aquí, oriundos del Chaco, pueden pasar a retirar?, o bien pagarnos por su atención?”

No se queja el gobierno socialista de Santa Fé de las villas en Rosario que crean los Qom que llegan del Chaco?

Cuando la famosa declaración de Atención Primaria, no se incluyó en ella la palabra equidad, es decir la posición social, por considerarse eso era algo ideológico, que podría ser deseable para algunas sociedades pero no para otras, y en opinión de muchos expertos, que comparto, el argentino medio no adhiere a esa posición, sino a la liberal, que dice a cada uno lo que se ganó, y ello hace medio imposible pensar en un Sistema Nacional de Salud, no digo a la cubana, sino al menos a la europea, donde los presidentes y funcionarios se atienden habitualmente en los hospitales donde van los menos importantes.

En defensa de su presupuesto el Garrahan dice ser un hospital de alta complejidad, lo que efectivamente es, pero para un mínimo de sus pacientes, lo que se revela en la baja tasa de letalidad, que debería ser al menos diez veces mayor en un hospital donde todos los casos fueran de alta complejidad, pero su prestigio atrae a pobres de la ciudad y el conurbano para problemas simples, que podrían ser perfectamente atendidos en un centro de salud cercano, o UPAs, y lo mismo pasa con los hospitales complejos en cualquier ciudad, tal como lo describí en una nota reciente, los hospitales que aplastan a la atención primaria. Ver  http://www.datachaco.com/noticias/view/57600

Quizás el Garrahan pudiera ser reservado solo para casos de alta complejidad, los Oscar Sánchez del interior, y quizás para ello necesitaría aún más recursos que los actuales, aunque sería necesario organizar la atención del país en forma federal, incluyendo una gran mayoría de médicos pediatras en centros de salud, una cantidad menor en hospitales pediátricos en las provincias, y una pequeña cantidad en el Garrahan para los casos más complejos, todos satisfechos de hacer lo que hacen, o más aún los de los centros de salud, sabedores que vacunar a un chico es más importante para la salud de la población que trasplantar un corazón, pero para eso necesitaríamos una población que comprenda eso, lo que me parece medio difícil, puesto que millones se agolpan para ver y escuchar al Papa, pero quién escucha el sermón del párroco local, que dirá en última instancia lo mismo,  al usar todos la misma bibliografía?.

¿Quiere que le rece el Credo?, le responderá el Papa a un periodista que le pregunta si es marxista. Los médicos del Garrahan lo mismo que los del pueblo más lejano, leen la misma bibliografía, o al menos pueden leerla, Internet mediante.

Argentina dispone de una media de riqueza de diez mil dólares por habitante, lo que se llama PBI per cápita, de los cuales se destina, en forma desigual, una décima parte para atención de salud, unos mil dólares, en tanto que Estados Unidos, destina, siempre en forma desigual, diez mil dólares por cada habitante, lo que se debe tanto a su mayor riqueza medida en PBI, como que gastan, no la décima parte de ella en atención médica, sino la quinta parte, y ello explica porque allí está la mejor medicina del mundo. Los profesionales de la salud son los que más ganan entre todos los profesionales, y las industrias de la salud son las que más ganan entre todas las industrias, incluyendo la exportación de sus productos al exterior, aunque si se miran los indicadores convencionales de salud, esperanza de vida, mortalidad infantil, etc., los valores son similares a los de Cuba, donde se prefiere una medicina de menos complejidad igual para todos.

El Garrahan tuvo en épocas del presidente Kirchner severos enfrentamientos con su ministro de salud, también por fondos. El ministro decía “son troskos, porqué no forman un partido y se presentan a elecciones, a ver cuántos votos sacan?”, y supongo por esa razón el actual ministro nacional se mueve con mucha prudencia en el debate.

Pero no son troskos, solo profesionales que quieren un buen salario, para no tener que depender de su consultorio privado,  y los recursos que necesitan para hacer una medicina similar a las mejores del mundo, para los que puedan llegar alli. Sospecho, con algún fundamento, que los profesionales y personal en general de ese hospital ganan bastante más que los de un hospital común de la ciudad o cualquier provincia, porque el presupuesto del Garrahan parece ser similar al de la provincia del Chaco, que tiene cuatro veces más empleados en salud, que ese hospital.

Debería el gobierno nacional asumirlo como un hospital nacional, ya que sirve a todo el país?, y financiarlo al nivel que pretende el personal?, o por el contrario distribuir sus recursos entre todas las provincias?, o cobrar el Garrahan al gobierno de la provincia de Buenos Aires por los pacientes que se atienden allí aunque vivan en la provincia?

Muchas opciones son posibles, y es función de la política dar opciones a la ciudadanía para elegir. Digamos por ej., debería el gobierno provincial asignar una porción de su presupuesto en salud a cada hospital en función de la cantidad de habitantes del municipio, o más aún a los más pobres, o tenerlo como de libre disponibilidad para darles más a los que más gritan, hacen paros, etc.?. En fin, lo que algunos llaman una política de estado en salud.

Alfredo Zurita

Profesor Titular de Salud Pública

Facultad de Medicina

UNNE

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