El Ciclón se impuso por 2-0, como local, y consiguió su segundo triunfo al hilo, en la Zona 1 del certamen. Sobre el cierre hubo peleas y dos expulsados en el Canalla.
San Lorenzo parece encontrar el rumbo. El equipo de Diego Dabove se impuso por 2-0 a Rosario Central como local, con goles de Franco Di Santo y Ángel Romero, por la octava fecha de la Zona 1 de la Copa Liga Profesional. Ahora, están séptimos, con 11 puntos, a uno de Racing, que es el cuarto y sería el último en entrar a la próxima instancia. El duelo terminó con pelea entre los jugadores: el árbitro Lucas Comesaña echó a Emiliano Vecchio (por doble amarilla) y amonestó a Luciano Ferreyra y Alexis Sabella.
El Cuervo, con los hermanos Óscar y Ángel Romero desde el arranque, aprovechó los errores defensivos del Canalla y dominó en los primeros 45 minutos. A pesar de eso, Central tuvo dos chances muy claras, en los pies de Lautaro Blanco y Alan Marinelli.
Franco Di Santo, goleador de San Lorenzo, se perdió un gol increíble gol a los 31, mano a mano con Jorge Broun. Sin embargo, cinco minutos después tuvo revancha: quedó en soledad tras un tiro libre, remató de zurda y puso el 1-0.
En la segunda mitad, el equipo de Diego Dabove sufrió muy poco e incluso tuvo oportunidades claras para estirar la ventaja, con remates de Óscar Romero y Jalil Elías. Sin embargo, al Canalla lo salvó Jorge Broun (quien no tuvo una buena actuación con los pies). Mientras, la visita apenas contó con un tiro libre de Emiliano Vecchio y un remate de Luca Martínez Dupuy como situaciones de peligro.
Sobre los minutos finales, los jugadores de Central y San Lorenzo se pelearon. Todo comenzó con una falta de Gastón Ávila a Ángel Romero. Luego, hubo empujones entre los futbolistas. Incluso el Kily González desde el banco intentó pelearse con un colaborador de San Lorenzo. Finalmente, el árbitro Lucas Comesaña echó a Emiliano Vecchio -por doble amarilla- y amonestó a Luciano Ferreyra y Alexis Sabella. Luego, Lautaro Blanco también vio la roja por su segunda amonestación y Ángel Romero sentenció la historia: puso el 2-0.
