Los bienes que se no se tansportan por vías hídricas complican la logística y suman costos millonarios a empresas que trasladan bienes y productos. El nivel del río está en 0,34 centímetros en Corrientes.
El Paraná protagoniza una bajante histórica. El impacto ambiental ya fue alertado por organizaciones ecologistas, pero las consecuencias se extienden a otros sectores. El transporte de cargas por vías fluvíales ya registra complicaciones para recorrer la red troncal del río.
El río Paraná volvió a una marca extrema de bajante: 0,34 centímetros de altura en el puerto de la ciudad de Corrientes, de acuerdo con lo registrado ayer por el hidrómetro de la Prefectura Naval Argentina.
El encargado del puerto de Barranqueras, Roberto Benítez, indicó que “el comportamiento anormal del río se registra hace tres años pero ahora está en su pico más crítico”.
Reconoció que “toda la red troncal está con complicaciones y estamos esperando definiciones de Nación sobre el dragado y mantenimiento”. Estas tareas se realizan con regularidad para acondicionar las vías de navegación y los pasos críticos naturales, pero cobran más importancia en este contexto.
En el puerto de Barranqueras, solo reciben cargas de trenes y camiones, pero no por vías fluviales.
“En nuestro sector del Paraná las barcazas y buques contenedores tienen hasta 10 pies de calado, son las embarcaciones con menor necesidad de profundidad y ya tienen dificultades para trazar su recorrido y arribar”.
Benítez indicó que esto repercute en los costos logísticos de las empresas que usan el transporte fluvial.
“Desde el puerto de Rosario las cargas se están realizando con una disminución de entre el 30% y el 40% para reducir los riesgos”.
Por el sobrecosto que significa para los productores tener que pagar más fletes para transportar la misma mercadería, se estima que la pérdida es millonaria.
Benítez destacó que los especialistas indican que un escenario más favorable no se espera antes del último trimestre del año, cuando podría llegar una temporada de lluvias que subsane la sequía.
Sin embargo, los pronósticos son desalentadores y hay preocupación por la fauna ictícola.
Si bien en mayo ya hubo un registro histórico de bajante, una medida de las represas hidroeléctricas Itaipú y Yacyretá permitió que crezca nuevamente por encima del metro y medio para garantizar la navegación de barcazas hacia el puerto de Rosario.
Cerradas las compuertas el lunes pasado, el crecimiento artificial se desaceleró. La marca actual es la más baja de los últimos 50 años.