En el club Pingüinos colocaron la primera y la segunda dosis a más de 2.000 personas. La mitad, en su mayoría de más de 65 años, no se había inmunizado. Dijeron no confiar en la vacuna, pero que ahora vieron la efectividad.
Hubo una concurrencia masiva a los centros de vacunación como así también a los lugares donde hisoparon. La provincia volvió a superar el récord anterior. Ayer registró 3.035 casos nuevos de coronavirus: 1.277 en la capital y 1.758 en el interior.
En el club Pingüinos comenzaron a aplicar dosis a quienes no tenían ninguna o debían colocarse la segunda. Ayer a la tarde, en el club por calle Santa Fe, intervinieron dos móviles de la policía porque varias personas se molestaron por el cierre de la puerta de ingreso a las 17.
Ante esta situación, el personal de Salud y de la Policía dijeron a República de Corrientes que no tenían otra opción y que "lo que más queremos es que todos se vacunen". Por este inconveniente, adelantaron que podrían reorganizar el sistema y que pedirán más vacunadores.
La inoculación era para personas cuyo DNI terminaba en 0, 1, 2 y 3, de 8 a 12 y de 14 a 17. Al llegar el horario límite cerraron la puerta.
Las personas que estaban afuera, formando una fila de más de una cuadra, tuvieron que regresar, primero a la tarde y luego, si no ingresaron a las 17 al club, quedaron sin vacunar.
Eligieron no vacunarse
"El club necesita a las 17 que desocupemos por eso cerramos la puerta. Hoy vacunamos a más de 2.000 personas. Al menos el 50% de este total no tenía ninguna dosis. Colocamos tres tipos de vacunas: Sputnik V, Astrazeneca y Sinopharm", detalló a República de Corrientes, al cierre de la jornada de inoculación, Ivana Portolea.
A las 18 seguían llegando personas, algunas preguntaron si ahí colocaban el refuerzo. Otras, si hacían hisopado.
El personal abocado a este servicio pidió a la población que se informe sobre cuándo le toca colocarse la dosis, según la terminación del DNI y el horario de atención.
"Cuando preguntamos por qué no se vacunaron dijeron que tenían miedo que la vacuna le haga algún mal. Ahora ven los resultados, la efectividad, y quieren vacunarse. Otros, porque querían colocarse una vacuna específica para poder viajar al exterior", precisó la Portolea a este diario.
La mayoría de los que no tenían ninguna dosis "eran mayores de edad". Los que tenían solo una dosis y fueron por la segunda, "eran todos mayores de 25 años".
Las personas que sólo se habían colocado una dosis, algunas de ellas, "se aplicaron la primera en mayo y dejaron pasar todo este tiempo". Parte de este grupo planteó que la primera vez le ocasionó algún tipo de molestia.
Pedido de Salud
"A la población le pedimos paciencia. Necesitamos que comprendan que estamos haciendo todo lo que está a nuestro alcance desde que inició la pandemia. No nos da el cuerpo, estamos agotados, nosotros no paramos. Tienen que estar seguros de que lo que más queremos es que estén todos vacunados porque vemos los resultados de la aplicación de las dosis", expresó Portolea en la vereda de Pingüinos a República de Corrientes.
En la jornada de ayer estuvieron 6 enfermeros colocando la vacuna y 5 personas trabajando en el registro, además del personal policial. Por la demanda, es probable que se sumen más.
La inoculación se realizó a pocos metros de la puerta por calle Santa Fe. Las personas abocadas a esta tarea estuvieron a la mañana y a la tarde debajo de un techo de chapa, con barbijo, quedándose además hasta después del cierre haciendo informes.
Ante el pico, desesperación
Esta semana hubo una alta demanda en los centros de vacunación. Algunos manifestaron que, ante el pico de contagios, se decidieron a completar el esquema.
Esto se notó ayer en el club Pingüinos donde fueron los que no se vacunaron o a quienes les faltó ponerse la segunda dosis. Mientras tanto, ya se habla de una cuarta aplicación.
"Hay personas que estuvieron dos o tres horas esperando a la mañana, llegó las 12 y se cerró la puerta. Vinieron a la tarde y no llegaron a entrar antes de las 17. Hicieron doble espera y no se vacunaron", comentó ayer a la tarde un agente de la Policía que estaba en el club por la calle Santa Fe. Antes de las 8, la fila ya superaba la cuadra y media. Así siguió la demanda durante toda la jornada. "Llegó las 17 y tuvimos que cerrar la puerta. La gente abrió la puerta y entró igual. Tuvimos que pedir refuerzos. Quedaron los que pudieron entrar por la capacidad del lugar", contó a este diario uno de los policías.
Mientras tanto, seguían llegando personas que no sabían los horarios de atención. Un joven llegó al lugar preguntado si se podía hisopar ahí porque tenía síntomas.
En todo el personal, sanitario y policial, se notó cansancio y a la vez interés por ayudar a las personas. Vuelven a estar en el frente de batalla y mucha gente muestra impaciencia ante esta nueva ola de contagios.
