
Justina (7) y Nicolás (6) son dos hermanitos pertenecientes a la comunidad mbyá que desaparecieron de la aldea en la que viven en la provincia de Misiones y luego de tres días de intensa búsqueda, fueron encontrados en la selva brasileña.
Todo comenzó el domingo pasado a media tarde cuando los dos nenes salieron de su casa -situada en una zona rural de El Soberbio- junto a su tío, Víctor Hugo Chamorro Da Silva (36), un hombre oriundo de Brasil que residía en la aldea hacía algunos meses. Horas después, fueron los propios aborígenes los que comenzaron con la búsqueda. Al día siguiente encontraron rastros a orillas del arroyo Pepirí, pero no pudieron ubicarlos.
Después de la denuncia realizada por el cacique Francisco Benitez intervino la policía misionera. Fue ahí que comenzó la búsqueda en toda la región, dominada por una espesa selva cortada por arroyos y cascadas. Incluso se amplió a otras aldeas, pero nadie aportó datos. La desesperación creció y la esperanza de hallarlos era cada vez menor. Según el cacique, los niños se fueron con Chamorro Da Silva, que sería hermano de la madre, hacia el arroyo Yabotí para pescar. Pero desde ese momento no supieron mas nada de ellos.
El martes cerca de las 17:30, dos miembros de la aldea que viajaron a Brasil en busca de información, se contactaron con un chacarero, quien les dijo que vio pasar al hombre con dos chicos rumbo a la localidad de Itapirangá, en el estado de Santa Catarina. Con el dato, la policía misionera pidió colaboración de las autoridades del vecino país.
Una comisión policial encabezada por el comisario inspector Héctor Franke viajó a Itapirangá -a unos 100 kilómetros del límite internacional- donde realizaron la búsqueda junto a integrantes de la Policía Civil y Militar de la ciudad de Tres Passos. En total se dispusieron de 30 efectivos de la Unidad Regional VIII de San Vicente para dar con los menores.
Finalmente, ayer después de las 18 los pequeños fueron hallados sanos y salvos este miércoles en un monte brasileño, en jurisdicción de Santa Catarina. Estaban en un campamento ubicado a 15 kilómetros de la costa, frente a El Soberbio. Según trascendió, minutos antes del hallazgo, el tío estaba con ellos pero al notar la presencia de los uniformados, escapó. Los pequeños presentaban deshidratación pero estaban en buen estado de salud.