En 1982, el retrato de Horacio Núñez con la cara pintada y cuatro granadas en el pecho recorrió el mundo. Ahora, en Ituzaingó, su ciudad natal, socorre a los evacuados por los incendios y convoca a una colecta para paliar la crisis en Corrientes.
Ituzaingó, al norte de Corrientes, parece sitiada por el fuego. Las llamas no entraron en la ciudad, pero amenazan los barrios periféricos e hicieron arder el parque industrial. Todo el tiempo se suceden escenas dantescas: una de las más vistas, que se hizo viral en redes sociales, muestra a un avión hidrante que aterrizó envuelto en llamas. Muchos parajes vecinos fueron desalojados para resguardar la vida de sus habitantes. El hotel Howard Johnson, uno de los más coquetos de la ciudad, a la vera del río Paraná, también fue evacuado. Más de 70 mil hectáreas de la región -con toda su producción- fueron devoradas por los incendios. Los bomberos combates el fuego con lo que tienen. Y prácticamente todos los ituzainguenses “de a pie” ayudan como pueden.
Horacio Núñez (64) nació y se crió en Ituzaingó. Después de la Guerra de Malvinas se radicó en Bahía Blanca, pero siempre volvió a su ciudad natal. Estaba terminando las vacaciones en casa de sus padres, donde hoy viven sus hermanas, cuando comenzó la tragedia que hoy tiene en jaque a toda la provincia. Como es, definitivamente, un hombre de acción, sintió que no podía quedarse de brazos cruzados. “¿Cómo me voy a ir? Acá me crié, acá pasé toda mi infancia y juventud, acá viven mis hermanas. No puedo ser indiferente. Tenía que volver a mi hogar, a Bahía Blanca, pero como la situación se puso bastante crítica resolví quedarme acá para colaborar como sea, como pueda”, relata con un exquisito acento correntino que jamás perdió.
“EL HOMBRE DE LA FOTO” Ó “UNO DE LOS ROSTROS DE LA GUERRA”
Horacio Javier Núñez es un héroe. Hace cuatro décadas, con apenas 24 años, participó en la reconquista de las Islas Malvinas. Pertenecía al grupo de Comandos Anfibios Argentinos de la Infantería de Marina que desembarcó (desde el ARA Santísima Trinidad, en botes de goma) las cercanías de Puerto Argentino el 1 de abril de 1982. Es uno de los efectivos a los que ordenaron tomar el cuartel de los Royal Marines en Moody Brook. Desde allí observó la batalla que se libraba en el pueblo en torno a la casa del gobernador. Aún antes del amanecer, en penumbras, pudo reconocer el lugar por la munición trazante que intercambiaban sus compañeros con los ingleses. Tenía orden de quedarse y asegurar la posición recién conquistada, pero no podía quedarse de brazos cruzados mientras que sus camaradas se batían con una de las potencias de la OTAN. Formó parte de un grupo que caminó hacia Puerto Argentino para prestar apoyo. “Colaborar como sea, como pueda”, habrá pensado. Al llegar, lo esperaba una desagradable sorpresa: el capitán de corbeta Pedro Giachino, quien le había regalado una boina de comando anfibio, se encontraba en agonía luego de un feroz combate.
Poco después, ya en los alrededores de la casa del gobernador, epicentro del combate, Horacio Núñez descubrió un Royal Marine escondido en la vegetación. Como no sabía hablar inglés (suele bromear que sabe dos idiomas, “correntino y por teléfono”) le hizo señas con el fusil para que se pusiera de pie. El inglés soltó su arma, levantó las manos y se rindió ante el comando anfibio.
En ese instante, el soldado británico miró hacia un lado y, siguiendo su gesto, Horacio vio a otros dos Royal Marine con una ametralladora pesada que lo estaban apuntando, listos para pasarlo a mejor vida. Se sintió jugado e hizo un último movimiento que lo mostró dispuesto a entrar en combate y, para su sorpresa, los dos ingleses también se rindieron. El combate en la casa del gobernador estaba llegando a su fin. La Operación Rosario, nombre con el que se bautizó a la reconquista de las Islas Malvinas, se cerraba con éxito.
La rendición de los ingleses fue retratada exclusivamente por el reportero gráfico argentino Rafael Wollmann. Se trata de una breve serie de fotografías que dieron la vuelta al mundo e indignaron, entre otros, a la reina Isabel II. Los títulos que imprimió la prensa internacional sobre las imágenes fueron contundentes: “Inglaterra humillada”, tituló la revista francesa VSD; “¡Mano en alto, ¿Inglaterra?”, escribió en tapa L’Espresso italiano; “Un momento de derrota humillante para nuestros marines”, imprimió The Sun.
Una de las fotografías más reconocidas de la serie de Wollmann es el retrato de un joven comando argentino, con su cara pintada, gorro de lana negro y una mueca apenas perceptible de satisfacción. Se trata del bravo correntino Horacio Núñez. La revista GENTE, que pagó 18.500 dólares por la exclusiva para Argentina, la publicó a página plena, enfrentándola con el retrato del Rex Hunt, el depuesto gobernador británico en las islas.
“NECESITAMOS DE TODO”
En su idea de ayudar “como sea”, Horacio Núñez se sumó a un grupo de vecinos que junta donaciones en la ciudad de Ituzaingó para los bomberos y los vecinos afectados por los incendios. “La necesidad es grande”, describe. Él conoce, porque lo vivió en carne propia, el efecto devastador del fuego. “Hace siete años se incendió mi casa y lo perdí todo. Ni el televisor me quedó. Yo estaba acá en Corrientes y mi hijo quedó en mi casa, en Bahía Blanca. Mi nieto, sin querer, jugando, prendió fuego un colchón y ardió toda la casa. Gracias a Dios, todos salieron bien. La casa la volví a construir de cero, me llevó dos años”, rememora.
Puso su auto –y con su dinero pagó el combustible- para hacer tareas de logística: hoy mismo trasladó a un grupo de enfermeras recién recibidas en la Universidad de Posadas con equipo médico a Galarza, uno de los parajes aislados, a 90 kilómetros de Ituzaingó. Al mismo tiempo, está organizando una colecta en Bahía Blanca en la que comprometió a toda su familia. “Estoy concentrado en juntar donaciones allá, en mi domicilio, en la calle Araucano al 962. El que va a recibir las donaciones es mi hijo”, define.
Horacio Núñez estuvo cara a cara con el fuego, en el paraje Santa Tecla. Era de noche, cuando fue a llevarle frutas y tortas fritas a los vecinos que evacuaron sus casas. Fue a asistir a los bomberos que trataban de evitar que el fuego se devorase una escuela. Se puso en primera línea, pero pronto entendió que era mejor dejar esa posición a la gente entrenada.
“No me quise arrimar porque, en vez de ayudar, uno termina siendo un estorbo. Los bomberos están trabajando y uno en el medio… ¿qué hace? Nada. Quizá termina envuelto por las llamas y los muchachos tienen que dejar de hacer su trabajo para socorrerlo a uno. Yo, de bombero, sé muy poco y nada. Tuve alguna instrucción acerca del manejo de fuego en mi época de infante, pero de incendios forestales no tengo idea. Puedo ayudar de otra manera”, insiste.
-Nadie va a dudar de su coraje, Núñez.
-Coraje es lo que sobra. Lo que pasa es que por más coraje que uno tenga, no puede apagar el fuego con las manos. Es imposible.
-¿Lo sorprende la solidaridad de los argentinos?
-No, para nada. El argentino es muy solidario. Nosotros, en Bahía Blanca, con los veteranos de guerra, hemos organizado colectas para asistir en distintas tragedias. Y siempre recibimos mucha ayuda. En la inundación de La Plata tuvimos una muy buena recaudación, que entregamos nosotros mismos en el centro de veteranos de guerra de Fuerte Barragán, Ensenada. Los argentinos nos unimos en la adversidad.
-¿Lo sorprendió la reacción de las autoridades nacionales frente a semejante tragedia? El presidente Fernández aún no visitó la provincia.
-Yo no vi a nadie. Vine a Ituzaingó, estoy enfocado en ayudar, no tengo televisión… Sí me mandaron una foto de Sergio Berni en un helicóptero. También me llegó un audio viral donde un muchacho cuenta que Berni subía a la autobomba y pedía fotos, subía al helicóptero y pedía fotos, que andaba por todos lados con tres camarógrafos, dos fotógrafos y un drone… Yo le creo mucho al que habla, que por la voz entiendo que es correntino. ¿Qué vino a hacer Berni acá? ¿No es ministro de la provincia de Buenos Aires? ¿Qué hace en Corrientes? Yo, como correntino, agradezco la ayuda de todos. Que Berni mande a los bomberos, me parece fantástico, para que hagan su trabajo. Pero, ¿él qué tiene que hacer acá? La seguridad en la provincia de Buenos Aires, donde vivo desde hace muchísimos años, es bastante precaria. Que se ponga a laburar ahí, donde debe estar, y que se deje de hacer payasadas con los helicópteros. Ya me estoy enojando al divino botón… Mejor me voy a seguir ayudando.
-¿Cuál es el sentimiento de los correntinos?
-Nosotros, los correntinos, tenemos una forma de ser muy especial. Por ahí somos muy callados, retraídos, parece que no tenemos iniciativa, pero no es así. El correntino siempre está alerta. Parece desconfiado, pero cuando entra en confianza es muy leal, de fierro. Somos de querer mucho a nuestra naturaleza. Y esto que está pasando, con el fuego comiéndose parte de la provincia, es un drama para nosotros. La Nación