Los gobiernos nacional y provincial reconocieron que no estuvieron a la altura de las expectativas que habían generado en el electorado después de vencer a Mauricio Macri en las urnas. El elemento clave es que ya no se trata de encuestas ni de estadísticas, el resultado de las urnas lo que deja en evidencia es que hay millones de personas que esperaban respuesta su dramática situación y que pasaron dos años y todavía siguen en la misma.
¿Pero es que acaso no ven que la herencia de cuatro años de macrismo y más uno y medio de pandemia tiene atados a los gobiernos para dar la respuesta esperada? Eso puede transmitirse a los medios, es una buena excusa, pero para la gente que ha tocado fondo la realidad es la que manda.
Alberto Fernández perdió las elecciones y arrancó el lunes con poco y nada de propuestas para intentar revertir el durísimo cuadro. En el medio, como si lo que pasó no hubiera ocurrido algunos de sus más conspicuos seguidores quisieron jugar a la interna en el marco de intrigas palaciegas. Cristina terminó cortando de cuajo todas las operaciones.
Con su carta, pese a lo que analizan algunos interesados en jaquear al gobierno y otros que prefieren hacerse los independientes, aunque vivan a pauta del gobierno, puso en blanco sobre negro las cuestiones internas y despejó la neblina de operetas que los medios tradicionales apuraron con ayuda de algunos íntimos del presidente, como el renunciado vocero Juan Pablo Biondi.
Desde esa carta volvió a ponerse en foco que hay que hacer algo para dar vuelta el resultado de las PASO y que el triunfo del macrismo en buena parte del país es incontrastable en los números, pero eso no quiere decir que los millones de votantes que decidieron volver sobre sus pasos después de haber apoyado a Macri en 2015 ahora estén pensando en eso otra vez.
Tras el final de la agitación interna ya se ha completado una parte de la tarea, la renovación del Gabinete nacional, pero ahora faltan las medidas que fueron las que estuvieron ausentes, a criterio del electorado.
Lo que la carta de la vicepresidente también dejó en claro es que los fondos para apuntalar los reclamos de la gente estaban a disposición, pero el gobierno nacional prefirió solucionar la cuestión macroeconómica, aunque para lograr ese objetivo tuviera que postergar la demanda de la micro.
Después del texto que Cristina hizo trascender a través de sus redes sociales, estamos hablando de otra cosa, y se generan nuevas expectativas. Esa reactivación que empieza a verse en la economía debe llegar más rápido y más lejos, como también lo hizo notar el gobernador del Chaco, Jorge Capitanich que también sufrió un duro revés el domingo de primarias.
A diferencia de lo que ocurrió en el escenario nacional, Capitanich no tiene tanto margen como ocurre a nivel nacional. El Frente de Todos que derrotó a Mauricio Macri es una coalición en la que hay tres sectores bien diferenciados. El que encabeza el presidente Alberto Fernández, el kirchnerismo y el que lidera Sergio Massa. Es cierto que Cristina es la que mayor cauda político aporta, pero está claro que ella, ni puede ni quiere transformarse en la Cleto Cobos que padeció en medio del conflicto con el campo.
En el escenario provincial, el gobierno, el armado de listas y el resultado electoral de las primarias tiene un solo referente, Jorge Capitanich.
Una encuesta colgada en la página de Chaco Hoy en la noche el domingo último preguntó a sus lectores quién había sido el responsable de la derrota en esa jornada electoral y si bien las cuestiones están repartidas, el porcentaje más alto se lo lleva el gobernador de la provincia.
Efectivamente, fue el primer mandatario el que había afirmado que su gabinete provincial no estaba a la altura de las circunstancias y sin embargo eligió de allí para armar las listas provinciales. Ni hablar de la tardía reacción que tuvo para reconocer las demandas de los sectores públicos. Sólo en el segundo año de mandato intentó hacer aparecer que estaba dispuesto a atender las demandas salariales en concordancia con el crecimiento de la inflación. Sin embargo, para eso, primero quedó en deuda con los sectores docentes, y después hizo cálculos que sólo le cierran a él para afirmar que en 2021 los salarios no van a perder contra el crecimiento del índice de precios al consumidor. Malabares.
Con esa misma acrobacia militó la represión a los movimientos sociales que cortan calles, para luego retroceder cuando perdió en las urnas.
No es una idea nueva en este espacio, pero estas idas y venidas, abren interrogantes sobre la tan mentada capacidad del jefe de Estado provincial para los manejos de la política. Capitanich todavía están en deuda con la renovación de su gabinete y eso que algunas de las principales figuras en las listas son funcionarios del Ejecutivo.
Cambiemos, Juntos por el Cambio o Cambia Chaco tampoco tiene todo bajo control. Aída Ayala que integra la lista de candidatos a diputados nacionales, ya salió a preguntar en qué lugar la quiere la Unión Cívica Radical. ¿En la campaña junto a Juan Carlos Polini o escondida y fuera del escenario? A eso hay que agregarle que a última hora las dos listas que perdieron las PASO salieron a pedir más espacios. Obvio, ya les dijeron que no. Pero si la elección en donde efectivamente se disputaban espacios para la general movilizó a los partidos que integran el macrismo ¿volverá a ocurrir lo mismo cuando el espacio que sacó casi el 40% de los votos no tiene incentivos para movilizarse? Lo veremos en noviembre.
Pase lo que pase en las generales el gobierno nacional y el provincial no tienen más remedio. Llegaron al poder para cumplir una tarea, y aunque pierdan las elecciones el camino al que se comprometieron es el que tienen que tomar. Hacerlo de otra manera, ya no pondrá en juego solamente lo que pase en una elección de medio término. Lo que viene es la encrucijada directa del peronismo.