A menos de una semana de haber firmado el Decreto 1520/20 en el que se levaban las restricciones de la etapa de Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) la ministra de Seguridad y la de Salud, tuvieron que anunciar la vuelta de nuevas restricciones que en los hechos llevaba a la provincia del Chaco nuevamente a status quo anterior a la puesta en marcha de la etapa de Distanciamiento Social Preventivo y Obligatorio (DISPO).
La medida está basada en el incremento de casos registrados en las principales ciudades del Chaco, Resistencia, Sáenz Peña, Villa Angela y Charata, entre otras, además del área metropolitana y no sería cuestionable si no fuera porque horas antes varios funcionarios, entre ellos el propio Jorge Capitanich habían vuelto a destacar las acciones oficiales que presuntamente habían logrado colocar a la provincia en la nueva fase.
Parece difícil que por el crecimiento de casos registrados en las 48 horas previas al retroceso se hubiera tomado una medida de la magnitud que representa, no sólo en el aspecto formal, sino fundamentalmente en la faz emocional de una comunidad que se encuentra en los límites del agotamiento, no solamente físico, sino también psíquico.
Resulta entonces poco menos que incomprensible que la provincia del Chaco se haya sumado a unas medidas que el Gobierno Nacional había previsto para el Área Metropolitana de Buenos Aires y para el que evidentemente las condiciones chaqueñas no eran equivalentes.
Eso no quiere decir que no se haya producido una baja en los casos, que ahora la comunidad en general no tiene como hacerle un seguimiento, salvo los anuncios que hace el propio Gobierno chaqueño, pero una cosa es mantener una reducción de casos consolidada que permita distender medidas y otra distinta es encontrarnos en medio de una situación de serrucho que más de una vez movió a varios funcionarios a expresarse demás.
La situación provincial no varió mucho de otras veces en las que el crecimiento de la pandemia mermó en situaciones ocasionales pero parece desconcertante que siempre hubiera celebración oficial que al poco tiempo se trastoca con la realidad acomodando las circunstancias.
Es importante tener en cuenta entonces que lo que está en juego ahora es la falta de credibilidad sobre la que pivotean los anuncios oficiales, pero eso sería la cuestión menor. Lo más dañino es el impacto sobre el acompañamiento social, especialmente de los sectores que vienen cumplimiento las restricciones en una manifestación de preocupación propia por la cuestión sanitaria.
Los que no cumplieron antes, no lo van a hacer ahora. Los que se cuidan seguramente habrían avanzado en esta nueva etapa con responsabilidad, la misma que les permitió atravesar tantos meses de pandemia en salud. Probablemente esta sea la mayoría, tomando en cuenta que estadísticamente quienes se contagian representan una minoría, precisamente porque hay una porción mayor de ciudadanos que decide acatar las recomendaciones sanitarias.
Sin embargo es este sector, el que sufre el mayor impacto de tantas marchas y contramarchas. No porque no alcance a comprender lo que se está pidiendo sino porque en cada una de esas medidas contradictorias va fortaleciendo la impresión de que las autoridades, los responsables de disponer las medidas, están cometiendo graves equivocaciones.
Cuando finalmente esto acabe, el daño sobre la credibilidad de los sectores que lideraron la marcha de las acciones en la crisis van a ser sopesadas y las sensaciones que van a quedar, desde este momento a aquel otro, son esas contradicciones.
Demorar el paseo del ASPO al DISPO hubieran sido menor perjudicial desde lo emocional para los agotados ciudadanos chaqueños que están cuidándose cómo pueden que dar el paso en falso por unos días sólo para completar titulares en los medios de comunicación, en un contexto en el que algunos sectores pueden hacerlo (caso AMBA) y otros no.
Algunos de los funcionarios chaqueños comprenden perfectamente esta circunstancia cuando desacertadamente sienten con sórdida satisfacción el crecimiento de casos en la vecina provincia de Corrientes, que durante tantos meses transitó la pandemia de una manera muy distinta a lo que sucedió en nuestra provincia.
Otra vez, funcionarios de cuarto rango cuestionaron a la provincia de Corrientes por presuntamente falsear datos. Una insignificante carrera, tal como cerrar el puente interprovincial con altísimas e ilegales tasas encubiertas, cuando se trata para todos de la misma pandemia en un solo territorio, el argentino.