El inicio del plan de vacunación terminará echando por tierra la gran variedad de especulaciones y operaciones que se pusieron en marcha en contra de la vacuna Sputnik V que ya se está dando en el Chaco. El sector de la salud terminó dándosela y si hay reparos, en realidad son en sectores reducidos, pero no abiertamente como operan a nivel nacional los referentes políticos de la oposición.
El sistema de vacunación se da cuando comienzan a crecer considerablemente los casos en todo el país y también en la provincia. Como si las lecciones que dejó la explosión de la segunda ola en el viejo continente no hubieran ocurrido el verano expone permanentemente postales de aglomeraciones en las que el contagio es una posibilidad cierta.
A las fiestas clandestinas que el Estado se muestra ineficiente para eliminarlas el fin de semana fueron apenas un anticipo de la explosiva temporada que se abrió, por ejemplo en Paso de la Patria. El gobierno correntino es particularmente celoso para dejar entrar a los chaqueños a su provincia, pese a que el nivel de esparcimiento del coronavirus, especialmente en la capital vecina no es comparable con la situación de Resistencia.
Los primeros indicios revelan que el incremento de contagios está relacionado por el movimiento de joven es entre 20 y 29 años. En esa franja etaria la mortalidad es baja, el problema son las personas que sí pueden padecer casos graves que estos jóvenes infectan.
Pero aún con la ausencia de visitantes chaqueños masivo solo se confirma que en cada rincón de la Argentina lo que falla es la conciencia individual. La repercusión de las vacaciones y las fiestas del fin de año llevaron al gobierno nacional a analizar un nuevo esquema de restricciones, que evite la expansión del virus pero sin frenar el motor de la economía que comienza a mostrar señales de movimiento.
Habrá que esperar hasta cerca de mediados de enero para que la segunda, y mayor partida de vacunas arribe y comience a aplicarse intensivamente, el problema es que mediados del primer mes del año nuevo parece una fecha lejana cuando el panorama se revirtió en pocos días y retrocedimos a situaciones que no se veían desde septiembre.
Pero lo trascendente es que finalmente la vacuna del Instituto Gamaleya se afirma en los receptores argentinos, más allá de todas las operaciones. En la provincia, hubo reclamos en todo caso porque hubo sectores de la política que se aplicaron, pese a que la prioridad era la primera línea de salud que tendrá que soportar la oleada de internaciones.
En Corrientes, el gobernador Gustavo Valdés, a horas de haber dicho en la televisión local que prefería la vacuna de Pfizer que no llega al país por exageradas exigencias del laboratorio estadounidense, se aplicó la del Gamaleya. No fue el único gobernador, en el Chaco se la aplicó Jorge Capitanich, su vicegobernadora, Analía Rach y el presidente de la Cámara de Diputados, Hugo Ságer, entre otros dirigentes políticos. Hay que decir si era para generar confianza, con el primer mandatario bastaba.
En el medio el Gobierno obtuvo otros logros significativos. La sanción de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, fundamentalmente. Hubo declaraciones no empáticas y manifiestamente directas de sectores de la oposición (en donde había votantes por el sí) para que se obstaculizar la norma, sólo para mostrarla como un fracaso de la gestión de Alberto Fernández.
Así de mezquino está el escenario político, azuzado por el trípode de medios que comulgan con la gestión derrotada en 2019. Afortunadamente en el caso de las vacunas en el Chaco la oposición no ha actuado con mezquindad. Aunque el 2021 será un año electoral. Todavía falta y es de esperar que para esa época esté bien avanzado el plan de vacunación y buena parte de la provincia haya recibido ya las dosis necesarias para empezar a dar vuelta la durísima página de la pandemia en esta parte del mundo.