Monseñor Adolfo Canecin, junto al Equipo Diocesano de Formación Ciudadana, dieron a conocer un mensaje con motivo de la asunción de nuevas autoridades en el ejecutivo municipal y provincial, como así también legisladores. Renuevan el llamado a cumplir sus funciones en pos del “bien común” e instan a “defender y conservar la vida” y promover el “trabajo digno”.
Representantes del pueblo y las provincias asumen en sus funciones, ejecutivos provinciales renovarán o se verán por primera vez con la responsabilidad de su mandato y autoridades municipales entrarán en funciones con el objetivo de gobernar y legislar de acuerdo a la voluntad popular y en pos del bien común.
En este contexto, y ante la culminación de un nuevo año, queremos proponernos y afirmar que a) el camino siempre será el diálogo sincero, abierto y fraterno; b) la vida es de Dios: la vida humana y todo lo creado. Es un derecho de todos defenderla y un deber conservarla y cuidarla; y c) no hay democracia real sin trabajo digno donde la exclusión sistemática es la norma.
En este tiempo de Adviento, de espera confiada y vigilante, nos aferramos fuerte a la vida, como María y José que no bajaron los brazos ante las dificultades y siguieron forjando caminos, sin prisa, pero firmes en la esperanza, sin rencores por los que no abrieron sus puertas y no escucharon su clamor, aceptando un humilde establo como morada y un pesebre para el Niño Dios.
Tal vez, María y José sintieron dolor por no haber encontrado un lugar mejor para que nazca Jesús, como nos suele pasar a nosotros que, a diario, nos duele la violencia, el hambre, la marginación, el “descarte” de tantos, la destrucción del planeta, la indiferencia ante el sufrimiento de los que no tienen un hogar ni tierra para habitar, sin embargo, queremos que resuenen con fuerza, las palabras del Ángel a María: “¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo”. (Lc. 1,28) No esperamos con angustia, Jesús viene y es motivo de nuestra esperanza.
Podemos transformar la historia, si transformamos nuestra vida en donación permanente, trabajando con valentía por construir sociedades más justas, solidarias y fraternas. Aceptemos con alegría, a Aquél que viene y vendrá, ¡al Señor de la Historia!
Con este anhelo, nos unimos en oración por toda nuestra patria argentina, especialmente por los que deben decidir los destinos de la Nación.
Que digamos “Si” a la vida como María, que trabajemos con dignidad como lo hizo José y que descubramos que El Camino es Jesús.
¡Feliz Navidad! ¡Feliz Año Nuevo!