El obispo de la Diócesis de Goya, monseñor Adolfo Ramón Canecin comunicó el fallecimiento de la hermana Elba Reyes, de la congregación de las Hermanas del Divino Redentor, ocurrida el 30 de octubre en la ciudad de Esquina, lugar donde residía. La religiosa, muy querida en esa ciudad, había celebrado el sábado pasado una misa al cumplir 100 años de vida. El prelado presidió la misa de exequias en la Parroquia Santa Rita de Casia y en su homilía, expresó cercanía y oración en este momento de la pascua de la religiosa que era de la congregación de Mama Antula, a la que definió como “una misionera incansable” .
Oriunda de San Juan y había cumplido 100 años el 28 de septiembre, la hermanita Elba Nélida Wenceslada Reyes entregó su espíritu en las manos del Padre Misericordioso en la tarde del 30 de septiembre. Se encontraba muy bien y había celebrado su cumpleaños con una misa en acción de gracias rodeada del afecto de los integrantes de la comunidad de San Cayetano.
En su homilía monseñor Adolfo Canecin, destacó que, con sus 100 años de vida, era “testimonio de entrega con amor y alegría al Señor y a los hermanos más pobres. Una entrega hecha en la sencillez, sin ningún protagonismo”.
“La vida de cada ser humano está marcada por la Pascua. La Pascua de Jesucristo que siendo Dios se hizo hombre, la pascua de Jesús cuando pasa de la muerte a la resurrección, a la vida. Ese misterio pascual marca la historia de cada ser humano y en el caso de la Hermana Elba, el Señor le regaló la gracia de tener una larga vida” destacó el obispo.
Más adelante remarcó que fue “Hija de Mama Antula, porque era de la Congregación del Divino Salvador y la hermana Elba tenía el carisma y la impronta de Mama Antula, siempre preocupada para que la Palabra de Dios llegue a todos, así la vimos andar en la ciudad de Esquina”.
El obispo dijo “me admiraron de la Hermana Elba, varias cosas, sobre todo su espíritu andariego, siempre estaba preocupada por salir al encuentro de los que no conocían a Jesús” y añadió “siempre tuvo una actitud misionera y de servicio”.
“Nos queda un gran tesoro y un detalle enorme es que vivió su pascua en el día de Santa Teresita del Niño Jesús, patrona de las misiones. Ella tenía un gran amor y repetía una frase de Santa Teresita ´pasaré mi cielo aquí en la tierra, haciendo el bien, amando a Dios y amando al prójimo´ era una frase muy querida por la hermana Elba” dijo.
Animó a la feligresía a “rezar por su pascua y su eterno descanso” señalando que la Biblia dice “Hagan a otros lo que mañana les gustaría que hagan por ustedes”.
“Que podamos vivir esta experiencia pascual, que siempre tengamos el recuerdo y el cariño, el afecto de alguien que supo entregar y consagrar su vida a Dios y por ser de Dios realizó muchas obras la Hermana Elba. A veces a nosotros los seres humanos nos gustan las obras sociales que puedan hacer un consagrado, pero no siempre valoramos a Dios que consagró a esa persona para toda la vida y por ser consagrada por Dios, imitó a Dios y se entregó especialmente a servir a los pobres” concluyo.
Concelebraron los presbíteros José Ortíz, Rubén Cattay y Miguel Ángel Galeano del clero diocesano.