Por primera vez desde que los talibanes tomaron el poder hace tres años, un avión chárter ha despegado de Leipzig a las siete de la mañana con 28 delincuentes afganos a bordo que no tenían derecho legal de permanecer en Alemania . Entre ellos había un violador reincidente y un condenado por abuso sexual de menores. Cada uno ha recibido del Estado alemán mil euros en efectivo a cambio de ser deportado. Han sido necesarios dos meses de trabajo policial y diplomático para que el vuelo chárter despegue finalmente, con destino a Kabul. Ha sido necesario coordinar la participación del Ministerio Federal del Interior y los gobiernos de los Bundesländer de Baden-Württemberg, Baviera, Berlín, Hesse, Mecklemburgo-Pomerania Occidental, Baja Sajonia, Renania del Norte-Westfalia, Renania-Palatinado, Sajonia, Sajonia-Anhalt y Turingia, toda una obra de orfebrería política. A escala internacional, Exteriores no sólo ha negociado con el gobierno talibán de Afganistán, sino también con socios regionales clave como el Emirato de Qatar. «Nuestra seguridad cuenta, nuestro Estado constitucional actúa», ha agredecido a todos la misnitra de Interior, Nancy Faeser . Pero en las mismas redes se publica el triunfalismo de la comunidad afgana en Alemania, que presume de que los deportados «volverán». Y no se trata de afganos asilados, sino de una comunidad de decenas de miles de personas comunicadas en torno a líderes que se burlan abiertamente del Estado alemán.La cadena de televisión alemana RTL ha publicado esta semana una investigación que demuestra que islamistas de Afganistán se han asentado en ciudades y pueblos alemanes sin ocultar su ideología radical y con intención de promoverla. En cuentas denominadas «Rey de Munich» o «Conquistador de Europa», posan con uniformes del ejército afgano, parches de camuflaje o túnicas tradicionales afganas-pashtunes en parques y centros urbanos alemanes perfectamente reconocibles. Se muestran agresivos y dispuestos a luchar: posan con cuchillos y machetes y, a menudo, están rodeados de grupos de jóvenes con ideas afines para demostrar respaldo y poder. Los dichos talibanes y las letras de las canciones yihadistas que acompañan a los vídeos dan testimonio de una mentalidad islamista radical. Hay miles de vídeos de este tipo y cientos de cuentas en canales de redes sociales como TikTok, Telegram y similares. Su público son los refugiados afganos. Nunca aparecen mujeres y se fomentan actitudes como «cortar cabezas», o anuncios de que «atacarían a los enemigos del Islam» con explosivos en sus cuerpos. Varios de estos afganos reconocen públicamente que huyeron de su país por motivos económicos, pero que no tuvieron «ningún problema» con los talibanes. Son «el mejor gobierno» y el país ahora es «más seguro que antes», dicen. Su objetivo declarado es «llevar el Islam a Alemania y Europa». Si la Sharia se aplicara en este país, «todo estaría bien».Noticia Relacionada estandar Si Alemania endurece su política de asilo tras el atentado en Solingen Rosalía Sánchez | Corresponsal en BerlínLas reacciones en redes al vuelo de deportación de esta mañana, tanto en pastún como en persa, son despreocupadas y hasta burlonas. «Tal como se van, mañana volverán», celebran algunos usuarios. Según el autor Ahmad Mansour , implicado en Alemania en proyectos contra la radicalización , especialmente en los últimos cuatro o cinco años un gran número de afganos con este perfil han llegado al país «con un conjunto de valores que están en enorme contradicción con los valores básicos de la sociedad alemana». «Crecieron con una comprensión del Islam que en realidad es mucho más cercana a la de los talibanes que cualquier comprensión del Islam moderna, liberal, abierta y compatible con Alemania», dice, y señala que se organizan en todo el país en «conferencias islámicas» y en manifestaciones pidiendo abiertamente la implatación de la Sharía en Alemania, como las que han tenido lugar recientemente en Hamburgo. Mansour lamenta que este tipo de inmigrantes o refugiados «no son integrables». «En los vídeos que publican en redes vemos un estilo de vida islamista, hombres que expresan su masculinidad de una manera muy tóxica, que viven de forma muy patriarcal. Fueron grabados en Baviera, pero podrían haberlo sido en Afganistán. Estas personas no han llegado emocionalmente a Alemania», dice.Según la Oficina Federal de Migración y Refugiados (BAMF) , la mayoría de los solicitantes de asilo este año proceden de Siria, Afganistán y Turquía. Casi el 80% de todos los inmigrantes provienen de países predominantemente musulmanesy un gran número de ellos provienen de entornos con poca educación y no tienen escuela ni siquiera formación profesional. Estas estadísticas no se hacían públicas hasta el reciente atentado de Solingen, en el que un afgano de 26 años asesinó con un cuchillo a tres personas e hirió gravemente a otras nueve durante una «Fiesta de la Diversidad». El atentado ha supuesto un punto de inflexión para el Estado alemán, que ahora ya no es reticente a relacionar los conceptos de inmigración y asilo con la delincuencia.