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Beirut, un avispero donde la paz nunca fue duradera

Nadie podría pensar hoy que el Líbano y su capital, Beirut , fueron hasta los años 70 el centro financiero de Oriente Próximo. Bautizada como «la Suiza de Oriente» , suma un clima mediterráneo con inviernos suaves y veranos largos y cálidos. Se calcula que en Beirut viven unos 2,4 millones de personas, un poco menos de la mitad de la población del Líbano, en torno a 5,3 millones.Beirut es el centro comercial, bancario y financiero del país. La capital cuenta con una veintena de universidades. A finales del siglo XX, la guerra del Líbano arrasó todo y, tras su reconstrucción, quedó dividida entre Beirut occidental (zona musulmana) y oriental (zona cristiana).Tras la caída del Imperio otomano después de la Primera Guerra Mundial   (1914-1918) , Beirut quedó bajo mandato francés. El Líbano consiguió la independencia en 1943 y Beirut se convirtió en su capital. Era la capital intelectual del mundo árabe y un importante centro turístico y comercial. Fue su época dorada.Noticia Relacionada estandar Si La caída de Al Assad en Siria deja expuestas y debilitadas a las dictaduras de Venezuela y Cuba David Alandete El equipo de Trump se dispone a intensificar notablemente la presión sobre Maduro, quien aun depende de Rusia e IránPero todo aquel castillo de naipes se desmoronó con la dramática guerra civil libanesa (1975-1990) . Se desató un enfrentamiento entre facciones suníes, chiíes y cristianas. A todo ello se sumó la existencia de unos 400.000 refugiados palestinos en el Líbano. Un cóctel explosivo que terminó provocando la ocupación de Israel en 1982 y la intervención de Siria .Esta guerra, que Israel denominó como operación Paz para Galilea, se produjo cuando sus Fuerzas de Defensa invadieron el sur del Líbano con el fin de expulsar a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) . En 1990, las últimas zonas de conflicto, especialmente en Beirut, fueron pacificadas y, un año más tarde, se concedió una amnistía general a los excombatientes, aunque la ocupación israelí de la zona meridional duraría hasta el año 2000. Por su parte, la ocupación siria del norte y el este del país acabaría en 2005.La guerra costó la vida a unas 200.000 personas, otro millón resultaron heridas y más de un millón se marcharon del Líbano.Entre Hizbolá, Siria e IsraelCuando parecía que se vivía un tiempo para la esperanza, en 2006 este sueño de paz duradera saltó por los aires. En verano se desató una nueva guerra que enfrentó durante un mes al ejército israelí con Hizbolá (también conocido como Partido de Dios), organización islamista libanesa formada por un brazo político y otro militar. Fue creado en 1982 como respuesta a la intervención de Israel.Pese a ser un avispero con un futuro incierto, la realidad es que Beirut –y el país en general– supo levantarse, reconstruirse una y otra vez y modernizarse. Sin embargo, la interminable guerra en la vecina Siria volvió a poner en peligro la estabilidad. La guerra civil siria empezó el 15 de marzo de 2011, cuando una masiva manifestación sacudió la capital, Damasco , en el marco de la llamada Primavera Árabe .En el Líbano coexisten, más o menos al 50 por ciento, la religión cristiana (maronitas, católicos, ortodoxos) y musulmana (chiitas, sunitas y alauitas). Un 6% son drusos, una minoría religiosa de origen chií presente, principalmente, en Israel, el Líbano, los territorios palestinos, Siria y Jordania .Tierra de refugiadosEl Líbano es una tierra de refugiados. Solo los palestinos suman casi medio millón. A esta cifra hubo que añadir la llegada desesperada en el pasado de 1,5 millones de sirios huidos de la guerra. Ahora, el reciente conflicto con Israel ha vuelto a provocar una nueva salida masiva en dirección a Siria, tanto de ciudadanos libaneses como de miles de refugiados de ese país que han vuelto a sus lugares de origen.Se calcula que los bombardeos israelíes en el Líbano ha forzado a huir a más de 200.000 refugiados desde el inicio de la guerra. Ahora asistimos a un giro importante de la situación, con la aprobación el 27 de noviembre de un alto el fuego durante 60 días . El primer ministro en funciones del Líbano, Najib Mikati , espera que el acuerdo permita restablecer la soberanía del Estado.El primer ministro libanés, Najib Mikati, visita a los cascos azules de la ONU (Unifil) justo antes de la Navidad EPA pesar de que el papel de Estados Unidos ha sido clave en esta tregua, el ministro de Asuntos Exteriores de Francia , Jean-Noël Barrot , matiza que los estrechos vínculos de París con el Líbano ayudaron a cerrar este acuerdo de alto el fuego . «El presidente de la República quiso, desde el inicio de las hostilidades hace más de un año, que trabajáramos intensamente para encontrar las condiciones que permitieran este alto el fuego», ha afirmado.Mientras tanto, en las calles de Beirut, incluso en lugares emblemáticos como el paseo marítimo de la Corniche, cientos de hombres, mujeres y niños duermen a la intemperie.Los datos de acogida de extranjeros contrastan con la diáspora libanesa. Se calcula que son decenas de miles de personas de origen libanés, en su mayoría cristianas, las que han hecho las maletas en busca de un futuro mejor. Brasil es el país con más expatriados libaneses, seguido de Estados Unidos, Canadá, Argentina, Colombia y México. En Europa, Francia es el principal destino con unos 250.000 exiliados. No hay que olvidar que, junto al árabe, el francés es el idioma más utilizado.Grave accidente en el puertoLa capital ha sufrido, además de las guerras, algunos graves sucesos, como la explosión el 4 de agosto de 2020 de un almacén con 2.750 toneladas de nitrato de amonio en el puerto . Este accidente mató a 217 personas, hirió a 7.000, provocó el desplazamiento de 300.000 ciudadanos y causó una destrucción con efectos devastadores en edificios situados en un radio de diez kilómetros.El puerto de Beirut es uno de los más grandes y concurridos del Mediterráneo Oriental. Ha sido una importante puerta de entrada para el transporte de mercancías a Siria, Jordania, Irak y los estados del golfo Pérsico .Lynn Maalouf , directora adjunta de Amnistía Internacional para Oriente Próximo y el norte de África, explicó que este siniestro, «una de las mayores explosiones no nucleares registradas en la historia, causó un inmenso sufrimiento. Las autoridades libanesas prometieron una investigación rápida pero, en lugar de eso, bloquearon y paralizaron descaradamente la acción de la justicia».«Las autoridades libanesas prometieron una investigación rápida (de la explosión en el puerto de Beirut) pero, en lugar de eso, bloquearon y paralizaron descaradamente la acción de la justicia» Lynn Maalouf Directora adjunta de Amnistía Internacional para Oriente PróximoJosé Ignacio Castro , subdirector de Minerva Institute , comenta que «el Líbano vive desde hace años una profunda crisis que ha llevado al país a una situación de extremo riesgo institucional, económico y de seguridad», ahora agravado por la guerra entre Hizbolá e Israel.«Esta situación de vacío de poder por parte del Estado ha sido caldo de cultivo para que grupos y organizaciones proliferen en ámbitos de la seguridad, los negocios, la sanidad y, por supuesto, el crimen organizado», agrega.Para este analista, «en un entorno de deterioro de las instituciones, sus líderes se han dedicado a amasar fortunas o a crear adeptos para afianzar su poder. En los últimos años, la situación de parálisis institucional libanesa intentó ser desbloqueada por los actores internacionales, aunque todos ellos buscaban obtener una posición de ventaja».El territorio libanés ha sido el espejo de las desavenencias entre los dos rivales principales de la región: Arabia Saudí e Irán . «Las relaciones entre saudíes y libaneses no han estado exentas de problemas desde que en 2016 fuese elegido el expresidente Michel Aoun , en gran parte por sus afinidades con Hizbolá, organización protegida por los iraníes. Sin embargo, el príncipe saudí Mohamed bin Salman no está dispuesto a perder lo invertido en el Líbano«, subraya Castro.«El Líbano vive desde hace años una profunda crisis que ha llevado al país a una situación de extremo riesgo institucional, económico y de seguridad» José Ignacio Castro Minerva InstituteFrancia figura como uno de los principales socios económicos del Líbano. Su compañía petrolífera Total , junto a la italiana ENI , se encuentran presentes en la exploración de yacimientos costeros de gas libanés.«Aparte de un compromiso moral como antigua potencia colonial, franceses y también griegos ven con preocupación cómo Turquía se está estableciendo en Akkar y Trípoli , como parte de un escenario en el que Estados Unidos está dejando un vacío de poder«, explica José Ignacio Castro.Siempre que está al borde del abismo, el Líbano ha encontrado las fuerzas para salir adelante. Sin embargo, hoy, en medio de un vacío presidencial, existe un riesgo real para su desaparición. Como decía recientemente a ABC el actual patriarca maronita de Antioquía y todo el Oriente , Bechara Boutros Raï , «el país está en peligro porque Hizbolá inició una guerra que ni el pueblo ni el gobierno querían. Esta es su gran culpa».

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