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Internacionales

Concluye con la consolidación del apoyo a Ucrania tras el último ataque de Rusia

Si bien la declaración del G-20 se refirió a las guerras en Oriente Próximo y Ucrania de manera tibia, fundamentalmente para no agitar divisiones en la cumbre, las declaraciones de los países fueron en la dirección contraria y mostraron una clara hostilidad hacia Rusia y una firme defensa de Kiev. La guerra en Europa ha estado en el centro de todas las conversaciones en Río de Janeiro, en parte debido al lanzamiento la noche del sábado, por parte de Rusia de un ataque de alta intensidad contra Ucrania, que fue contestado por Biden dando permiso a Zelenski para utilizar misiles de largo alcance contra tropas rusas. Según fuentes consultadas por ABC, en la tarde del lunes algunos mandatarios del G-7 tuvieron conversaciones tensas con el canciller de Putin, Sergei Lavrov. El primer ministro británico Keir Starmer señaló desde la ciudad brasileña que «debemos asegurarnos de que Kiev tenga lo que necesita durante el tiempo que sea necesario, porque no podemos permitir que Putin gane esta guerra»; mientras que el segundo del Departamento de Estado de los Estados Unidos, Brian Nichols, dijo que la autorización de Biden a Ucrania para que utilice armas estadounidenses de mayor alcance debería servir como una táctica para empujar a Putin a las negociaciones de paz.Por su parte, el presidente Emmanuel Macron se mantuvo en la misma sintonía: París ayudará a Ucrania a proteger su territorio. El jefe de Estado francés añadió a continuación que no se debe subestimar el cambio en el conflicto provocado por la intervención de las tropas norcoreanas en la región de Kursk.En paralelo a estos debates, los países del llamado Sur global, encabezados por Lula da Silva , han reclamado en la cumbre mayor participación en los organismos multilaterales, fundamentalmente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, donde Brasil aspira a tener un asiento permanente que habilite el poder de veto. La declaración final incluirá también un posicionamiento sobre el impuesto a los ultrarricos del mundo, iniciativa que es apoyada por el presidente Pedro Sánchez. Sin embargo, el texto dirá claramente que se respeta la soberanía tributaria de las naciones, con lo cual, el impuesto, queda de momento instalado como una buena intención.

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