Las elecciones presidenciales celebradas a finales de julio en Venezuela han vuelto a dejar al país al borde de la crisis, después de que el Consejo Nacional Electoral, controlado por el régimen, anunciada que el presidente y líder chavista Nicolás Maduro se ha alzado con la victoria con el 52% de los votos, frente al 44% presuntamente obtenido por el candidato opositor, Edmundo González. Los resultados han sido contestados por la comunidad internacional, que exige un recuento limpio, y la también líder opositora María Corina Machado ha comparecido para señalar que, en realidad, González ha ganado con el 70% de los votos, frente al 30% con el que realmente debería conformarse Maduro. Más de un mes después, las actas siguen sin ser públicas y el líder opositor ha huido a España . De 74 años, González nació en un hogar humilde en La Victoria (estado de Aragua). Se graduó en estudios internacionales en la Universidad Central de Venezuela (UCV). En 1981, complementó su formación con un máster en relaciones internacionales en la American University de Washington (Estados Unidos). Vinculado a la democracia cristiana, se ha desempeñado como escritor y político, aunque su ocupación principal ha sido la de diplomático. De hecho, trabajó entre 1994 y 1998 en la Dirección general de Política Internacional del Ministerio de Relaciones Exteriores (MRE), y dirigió el comité de Análisis y Planificación Estratégica dentro del organismo. Entre 1998 y 2002, fue embajador de Venezuela en Argentina. Previamente, entre 1991 y 1993, ocupó el cargo de embajador de Venezuela en Argelia.Su carrera política se disparó el pasado abril, cuando la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), integrada por diez partidos, decidió inscribir a González -quien ya era el presidente de la Mesa de Unidad Democrática (MUD)- como el cuidador del puesto en la papeleta del Consejo Nacional Electoral. Era un registro provisional, pues la oposición debía enlistar a alguien antes de que se vencieran los plazos de tiempo, mientras buscaban una solución para la inhabilitación de María Corina Machado. La intención era que González luego cediera su puesto en la tarjeta. La MUD había conservado su tarjeta electoral tras participar en las legislativas de 2015, cuando la oposición se hizo con dos tercios de la Asamblea Nacional, y se había salvado del ataque que había comenzado el Gobierno de Maduro contra las organizaciones políticas que la integraban.El mandatario chavista había convocado por adelantado las elecciones para el 28 de julio -tocaban en diciembre-, pensando que podía eliminar a sus adversarios, judicializando las organizaciones opositoras e inhabilitando a los dirigentes, incluyendo a María Corina Machado, para tener el camino allanado para su tercer mandato hasta 2031 sin competencia.Pero no contó con la diligencia opositora que, aprendida la lección de enfrentarse a unas elecciones manipuladas anteriormente, no iba a caer en la misma trampa. La coalición estaba en su peor momento histórico de desprestigio después de defenestrar a su presidente interino, Juan Guaidó, en enero de 2023.La plataforma de la coalición, cuyos cuatro partidos principales -AD, Un Nuevo Tiempo, Voluntad Popular y Primero Justicia- fueron intervenidos por el chavismo, decidió estratégicamente apoyar a María Corina Machado, a sabiendas de que estaba inhabilitada quince años por Maduro.Así lo expresó en febrero pasado Henry Ramos Allup, secretario general de Acción Democrática (AD), durante una entrevista mantenida con ABC en la que explicaba la necesidad estratégica de respaldar a Machado como la líder carismática e imbatible de las primarias de octubre pasado.En la reunión política celebrada en Madrid con Ramos Allup también participó Edmundo González Urrutia, quien en ese momento ni por asomo podía imaginarse que iba a convertirse en el próximo candidato unitario. El líder opositor iba entonces a visitar a su hija, Carolina, y a sus nietos.De vuelta en Caracas, y viendo que el régimen autocrático no le permitía a María Corina Machado, aclamada con el 92% de los votos en las primarias de la oposición, inscribirse en el CNE -ni tampoco a su sustituta, la filósofa Corina Yoris, a quien inhabilitaron sin motivo alguno-, González Urrutia salió a flote como guardián de la tarjeta de la MUD. Le respaldaba su experiencia como exembajador de Venezuela en Argentina y Argelia.De ese modo, se sucedieron las circunstancias para que González Urrutia, el académico de bajo perfil que nunca soñó con llegar a ser presidente, se convirtiera en el candidato presidencial por suerte, carambola y consenso. Los dirigentes Henry Ramos Allup, de AD; el secretario de la PUD, Omar Barboza; Manuel Rosales, de Un Nuevo Tiempo; Leopoldo López, de Voluntad Popular; y Juan Pablo Guanipa, de Primero Justicia, lograron el milagro de limar asperezas y diferencias, debido al carácter fuerte de María Corina Machado, para convencerla de la necesidad de impulsar a González Urrutia como alternativa.El pasado abril, la decisión de apoyar a Edmundo González Urrutia y su tándem con María Corina Machado sumó a otros miembros pequeños de la coalición, como al exgobernador de Táchira, César Pérez Vivas; a Delsa Solórzano, de Ciudadanos; a María Beatriz Martínez, de Primero Justicia, y a Juan Pablo Guanipa; a Biagio Pieleri, de Convergencia; y a Caldera y Andrés Velásquez de la Causa R.Todos estos dirigentes respaldan González Urrutia, quien también ha logrado el apoyo del Movimiento al Socialismo (MAS), y de otras organizaciones civiles, gremiales, profesionales, sindicales y redes sociales.