Una aeronave C-17 Globemaster, usada recientemente en misiones de ayuda a Ucrania, se posó en la base militar de Northolt a las 18.54 hora local (14.54 hora de Argentina), transportando en su interior el féretro cubierto con el estandarte real y una corona de flores.
El féretro que contiene los restos de Isabel II llegó este martes a Londres para seis días de homenajes y un funeral de Estado, después del adiós que los escoceses brindaron a su monarca fallecida el jueves a los 96 años tras siete décadas en el trono.
Una aeronave C-17 Globemaster, usada recientemente en misiones de ayuda a Ucrania, se posó en la base militar de Northolt a las 18.54 hora local (14.54 hora de Argentina), transportando en su interior el féretro cubierto con el estandarte real y una corona de flores.
Horas antes, ocho portadores sacaron el ataúd bajo las miradas de emoción de una multitud reunida a las puertas de la catedral de Saint Giles de Edimburgo, donde permaneció en una capilla ardiente visitada por miles de británicos desde el lunes por la tarde.
Los restos de la reina fallecida fueron trasladados al Palacio de Buckingham y luego a Westminster Hall, la parte más antigua del edificio que acoge al Parlamento británico, donde descansarán durante cuatro días antes de su funeral, que se llevará a cabo el 19 de septiembre en la Abadía de Westminster.
Se espera que cientos de miles de personas desfilen por su capilla ardiente en la capital. El gobierno avisó que la gente podría tener que llegar a pasar la noche de pie, en la cola, para verla. "Tengan en cuenta esto antes de decidir asistir o traer a niños", advirtió Downing Street. Unas 48 horas antes, ya había algunas personas aguardando ante el Parlamento.
Los londinenses tendrán cinco días para presentar sus respetos a la difunta monarca, hasta la madrugada del lunes 19, día en que se celebrará su funeral de Estado en la Abadía de Westminster y será inhumada en Windsor.
El domingo está previsto que el país observe un minuto de silencio a las 20 (16 hora Argentina) como señal de respeto a la única monarca que conocieron la mayoría de británicos, consignó la agencia de noticias AFP.
Mientras el país, aún conmocionado, se despide de la monarca, el rey Carlos III de 73 años se asienta en el trono y la jefatura de Estado que su madre ocupó durante siete décadas convirtiéndose en símbolo de unión y estabilidad. Esto incluye una gira por las cuatro naciones que forman el país: Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte.
La etapa norirlandesa, que Carlos III y la reina consorte Camilla realizaron este martes es considerada la más delicada por las décadas de conflicto que hubo en la región entre republicanos y unionistas.
Hasta principios de la década de 1920, Irlanda formaba parte del Reino Unido, pero a raíz del descontento de los irlandeses con la unión, muchos emprendieron una larga y sangrienta lucha para independizarse de Londres. Un siglo después, la isla está dividida en dos naciones: Irlanda del Norte, parte de Reino Unido, y la República de Irlanda, en el sur.
El nuevo monarca se reunió con representantes de todos los partidos políticos en el castillo de Hillsborough, sur de Belfast, incluidos Michelle O'Neill, líder del Sinn Féin (antiguo brazo político del Ejército Republicano Irlandés) en Irlanda del Norte, y Jeffrey Donaldson, del Partido Unionista Democrático (DUP).
También estaban presentes los dirigentes principales del partido Alianza, Naomi Long; del Unionista de Ulster, Doug Beattie; y Matthew O'Toole, miembro de la asamblea legislativa del Partido Socialdemócrata y Laborista norirlandés (SDPL).
Jeffrey Donaldson, líder del DUP, dijo que sintió que la forma en que el Sinn Féin y el SDLP habían manejado la muerte de la reina y la visita del rey fue una "señal de madurez política en Irlanda del Norte".
“El hecho de que todos los principales partidos políticos de Irlanda del Norte estén representados este martes en la audiencia con el rey es una señal del progreso que hemos logrado”, destacó, según la cadena BBC.
Por su parte, el líder del Partido Unionista de Ulster, Doug Beattie, dijo también que sentía que la presencia del Sinn Féin en Hillsborough era bienvenida y era una señal de progreso.“Las personas que se acercan de la manera en que lo han hecho tienen que ser bienvenidas”, dijo.