La situación humanitaria en el mundo actual cada vez es peor. Lo dicen las agencias de cooperación, las organizaciones internacionales, las ONGS...pero sobre todo, lo dicen los datos.A fecha de diciembre de 2024, en el mundo hay 56 conflictos activos, siendo la cifra más alta desde la Segunda Guerra Mundial. En 2023, más de 160.000 personas han muerto, consecuencia de los conflictos armados. La cantidad de personas que se han visto forzadas a dejar sus hogares por la violencia y los conflictos armados ha alcanzado registros de récord en 2023, con más de 122 millones de inmigrantes y se espera que ya este año sea de 130 millones.Con este breve resumen, el Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH) y Médicos Sin Fronteras (MSF) ha presentado este martes su informe anual sobre la acción humanitaria en el mundo, con una clara conclusión: la comunidad internacional fracasa en la protección de la población civil y la defensa del derechos internacional humanitario. La violencia y los conflictos armados siguen afectando a millones de personas y con ello, en el año 2023, ha habido un récord en la demanda de financiación humanitaria. Sin embargo, a pesar del aumento de las necesidades, los fondos se han estancado con respecto a 2022, consiguiéndose sólo el 45% de los llamamientos de la financiación, señala el texto. Se calcula que 363,3 millones de personas necesitaron asistencia humanitaria en 2023, esto es, 37,6 millones más que en el año anterior.Noticia Relacionada reportaje Si La Franja mártir Guerra y tragedia humanitaria en una Gaza arrasada Carlota Pérez El conflicto entre Israel y Hamás deja más de 41.000 muertos, según las autoridades gazatíesSudán y Gaza, en el centroEste año, el informe se ha centrado en dos crisis : la de Sudán y la de Gaza, «por ser dos malos ejemplos de la mala dinámica global: Sudán por la inacción y Gaza por la impunidad», explica Jesús A. Núñez, codirector del IECAH. Las guerras en Sudán y Gaza están teniendo consecuencias devastadoras para la población civil y ha puesto en evidencia el fracaso en su protección, así como las dificultades para el acceso humanitaria y la impunidad ante las violaciones del derecho internacional humanitario. Desde Gaza, Myriam Laaroussi narró lo que es vivir bajo bombardeos continuos, «día y noche, sin importar si se trata de una zona humanitaria, que debería ser una zona segura». Laaroussi puso el foco en el norte de Gaza , donde la situación es insostenible, sin capacidad de apoyo a la población, «sin testigos internacionales de lo que está pasando porque no hay periodistas y tampoco organismos». Tenemos que ser creativos para da una atención médica básica, debido a la falta de medicamentos y suministros«, ha relatado«Los bombardeos caen día y noche», los israelíes «utilizan las alertas de evacuación sabiendo que la población no tiene a donde ir» y «los ataques no son selectivos». «Los civiles y los trabajadores humanitarios no sabemos si nos caerá una bomba cuando nos desplazamos», ha contado Laroussi. El otro conflicto del que se ha hablado es Sudán, donde los ataques contra instalaciones médicas han aumentado. Este mismo martes, Médicos Sin Fronteras ha denunciado que los ataques contra un campamento de refugiados en Darfur han alcanzado los alrededores del mercado y el hospital de campaña de la ONG en el campamento y ha recalcado que la situación «es más que caótica». «En Sudán tenemos una guerra con una violencia extrema, con las partes en conflicto sin distinguir entre civiles y militares, con ataques a mercados y campos de desplazados», ha contado durante la presentación del informe, Esperanza Santos, coordinadora de emergencia de MSF en ese país con el 80 por ciento de sus instalaciones médicas inhabilitadas.A la sombra de estas dos crisis sin precedentes, hay un aumento global de la violencia y la inestabilidad, con un número récord de guerras activas y personas desplazadas forzadas que alcanzan los registros más altos de los últimos 12 años: 122,6 millones.Según el informe, Ucrania fue el principal receptor de financiación humanitaria, seguida por Siria, Yemen, Afganistán y Palestina.Otros temas en los que se enfocó el texto fueron la presión migratoria, con el mar Mediterráneo y el Tapón del Darién que siguen siendo las rutas más peligrosas para los migrantes y con mayores desafíos para las organizaciones humanitarias. Y también, la violencia a la que se enfrentan los trabajadores sanitarios. La directora general de MSF, Raquel Ayora, denunció que «cada vez más, la asistencia sanitaria es una de las víctimas de la guerra, con efectos devastadores para la población civil. Ya sea porque forma parte de una estrategia deliberada de guerra o porque responde a una negligencia temeraria». «Atacar a los hospitales ya los trabajadores médicos es una línea roja inaceptable», enfatizó.