Por primera vez, desde la abdicación de la reina Margarita , el discurso de felicitación ha sido pronunciado la pasada Nochevieja por el rey Federico X de Dinamarca , que no olvidó incluir un cuidado saludo a los alrededor de 57.000 groenlandeses. «Todos estamos unidos y cada uno de nosotros comprometido con el Reino de Dinamarca, desde la minoría danesa en el sur de Schleswig, que incluso está situada fuera del Reino, hasta Groenlandia», subrayó, después de que Donald Trump haya exhibido la intención de hacer una oferta de compra por la isla más grande del mundo apenas llegue a la Casa Blanca. «Pertenecemos juntos. Mary y yo lo hemos sentido muy claramente cuando hemos visitado Groenlandia», insistió el monarca. Trump alegó «motivos de seguridad nacional y libertad en todo el mundo» para justificar su interés por la isla ártica, actualmente un territorio autónomo que Dinamarca gobernó durante más de 200 años y sobre el que sigue ejerciendo responsabilidades en materia de Exteriores y Defensa. «Estados Unidos de América considera que la propiedad y el control de Groenlandia es una necesidad absoluta», afirmó el presidente estadounidense entrante, al tiempo que anunciaba su elección como embajador en Dinamarca, que ha recaído en Kenneth Howery, cofundador de PayPal. «Pero es evidente que el interés prioritario es de carácter geoestratégico», señala Martin Breum , autor de ‘La balada de Groenlandia’ y experto en el Ártico, para quien la guerra en Ucrania ha puesto de manifiesto que el Ártico constituye una brecha de seguridad para la OTAN en un hipotético enfrentamiento con Rusia. «Groenlandia es parte geográfica de América del Norte y se sitúa como una especie de casco de seguridad en la parte superior del continente americano», señala, «por lo que protege a los estadounidenses de los misiles rusos, diciéndolo muy brevemente».Noticia Relacionada estandar Si Los desafíos del mundo en un año en el que Trump volverá a reinar Andrés Gerlotti Slusnys Conflictos bélicos, migración, guerra comercial... La agenda internacional de 2025 estará controlada por el próximo inquilino de la Casa BlancaEn el nuevo equilibrio entre potencias globales, al que Trump desea contribuir activamente a dar forma, Groenlandia juega el papel de último territorio virgen y pieza final que puede acabar inclinando la balanza hacia la hegemonía de quien la posea. A esto se suma el hecho de que la potencia de corto-medio alcance que la protege, la UE, carece de armas con que defenderla, por lo que ha acabado en el punto de mira, tanto de China como de Estados Unidos.Rica en recursosPoco después del final de la Segunda Guerra Mundial, la Administración del presidente Harry S. Truman hizo una oferta por ella de 100 millones de dólares y, más recientemente, medios estadounidenses han calculado un precio de 1,7 billones de dólares por el territorio que, cabe señalar, no está en venta. Groenlandia es rica en recursos naturales que incluyen el petróleo y minerales de tierras raras como el neodimio y el disprosio. En 2019, cuando Trump amagó por primera vez con comprarla, el senador de Arkansas Tom Cotton firmó un artículo el ‘New York Times’ sobre los beneficios estratégicos de la operación. Pero el interés económico es superado por el estratégico, que reside en que, una vez bajo su control, Washington podría desplegar misiles estadounidenses sin el apoyo de ningún socio europeo y podría prescindir de sus bases en Alemania. «En el noroeste de Groenlandia, cerca de la ciudad de Qaanaaq, está situada la base aérea norteamericana de Thule, que se utiliza, entre otras cosas, para proteger a los estadounidenses contra ataques con misiles utilizando un sistema de radar avanzado», recuerda Breum. Esta base garantiza además el funcionamiento de un sistema de alerta de ataques con misiles y la recepción de datos de reconocimiento desde el espacio. Ocupa una posición estratégica importante, ya que las rutas de vuelo más cortas de los misiles balísticos pasan por el Ártico y el control sobre este territorio es clave para la seguridad global. «Por lo tanto, Groenlandia tiene una gran importancia militar, estratégica y geopolítica para Estados Unidos , y especialmente también para el futuro presidente del país, porque Donald Trump cree que Estados Unidos necesita asegurar un mayor control sobre Groenlandia, y no cree que el vínculo que ya existe entre Estados Unidos, Dinamarca y Groenlandia sea suficiente», dice, «el gobierno autónomo de Groenlandia y el Gobierno danés se enfrentan ahora a una tarea diplomática extremadamente complicada: la tarea será negociar con el nuevo embajador y ver si hay una manera de manejar esta solicitud sin poner en peligro los enormes intereses daneses y groenlandeses en cooperación con Estados Unidos». «Ni Dinamarca ni Groenlandia pueden permitirse este tipo de conflictos con el presidente estadounidense especialmente a menudo. Por lo tanto, no hay razón para tomar a la ligera el comentario de Trump y estoy bastante seguro de que los teléfonos probablemente ya estén sonando entre Nuuk y Copenhague», añade.En el punto de mira de ChinaTrump tiene relativa prisa en fijar definitivamente la capacidad de decisión de Washington sobre este territorio debido a que China lleva años maniobrando con el mismo objetivo, no solamente como fuente de materias primas, sino principalmente como pilar de las nuevas rutas comerciales surgidas gracias al deshielo y al cambio climático. China ha comenzado incluso a llamarse a sí misma potencia «casi ártica», a pesar de que Pekín está a casi 3.000 kilómetros del círculo polar. El Gobierno chino ha intentado comprar una base militar y financiar la construcción de varios aeropuertos en la isla y ha comprado o comisionado varios rompehielos, incluidos algunos que funcionan con energía nuclear, para forjar nuevas rutas para sus productos a través del hielo ártico. Groenlandia es la clave de su nueva ruta de la seda polar, que supondrá una recia ventaja comercial. Y mientras los groenlandeses de etnia nórdica advierten estas inversiones chinas como un peligro, los de la etnia inuit las miran con simpatía. Se trata del 88% de la población de la isla, históricamente desfavorecida e incluso en ocasiones maltratada por las autoridades danesas. Tanto es así, que la Comisión Constitucional de Groenlandia presentó el 28 de abril de 2023 su proyecto de Constitución como nación independiente, cuyo artículo 46 describe la posibilidad, con limitaciones, de una cooperación en materia de política de seguridad y defensa que abre la puerta a un tratado de «libre asociación», del tipo del que han firmado las Islas Marschall y Palau con Estados Unidos.El día después de la declaración de Trump, en referencia a la compra de Groenlandia, el ministro de Defensa danés anunció una nueva partida presupuestaria de 1.300 millones de euros para la seguridad de la isla. Tanto el gobierno de Nuuk como el de Copenhague han rechazado la venta, que por otra parte sería legalmente muy complicada. Miriam Cullen , profesora de la Facultad de Derecho de la Universidad de Copenhague y especialista en la aplicación del derecho internacional en Groenlandia, señala que, «aunque Dinamarca vendió las Indias Occidentales a Estados Unidos en 1917, ahora hay varias reglas que dificultan la venta de Groenlandia». En primer lugar, se consideraría una violación del derecho internacional si Dinamarca decide transferir la isla a Estados Unidos sin involucrar a los groenlandeses, explica. La Ley de Autonomía de Groenlandia de 2009 establece que los propios groenlandeses tienen derecho a decidir sobre sus tierras. «Varios Estados y potencialmente la ONU se opondrían, Dinamarca podría ser llevada ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya », augura. Si los groenlandeses deciden ellos mismos unirse a Estados Unidos, el caso sería diferente, «aunque requeriría en primer lugar un referéndum y una modificación de la Constitución danesa». Además, « Estados Unidos, Dinamarca y Groenlandia deberían acordar un tratado en el que se determinasen los detalles de la transferencia en materia de impuestos, ciudadanía, inmigración, transporte marítimo, pesca y un sinnúmero de otros asuntos… extremadamente complicado». Por todo ello, Steen Kjærgaard , de la Academia Danesa de Defensa, cree que Trump sólo está presionando a Dinamarca para que aumente su inversión en la seguridad de la isla: «Es inteligente y está logrando que Dinamarca priorice sus capacidades militares en el Ártico».