La democracia de EE.UU. recuperó este lunes una rutina imprescindible: reconocer la voluntad de las urnas. El Congreso de la democracia más vieja y estable se reunió ayer en una sesión conjunta para certificar al ganador de la última elección presidencial , Donald Trump. Es un procedimiento burocrático, poco más que un recuento a viva voz. Hasta el 6 de enero de 2021, casi nadie prestaba gran atención a esta formalidad legislativa. Quizá nadie pensaba que podía ocurrir lo que pasó aquel día, e l asalto violento al Capitolio , la sede de la soberanía popular, por parte de una turba de seguidores de Trump. El objetivo era desbaratar la sesión, subvertir el proceso democrático. Fue una jornada trágica, caótica, bochornosa. Hubo varios fallecidos y 140 agentes heridos. Los protagonistas del asalto rompieron puertas, ventanas y mobiliario, los legisladores tuvieron que buscar refugio.Ayer no hubo nada de eso. Entre fuertes medidas de seguridad, con un Washington tomado por la nieve y el frío polar, la única violencia fue la que sigue en el recuerdo de los estadounidenses. Era el mismo escenario, el mármol del Capitolio. Y algunos de los mismos protagonistas, como los legisladores que estaban aquí hace cuatro años. La única diferencia esencial: los perdedores, al contrario que Trump entonces , aceptaron la derrota. Ayer, ese pilar de la democracia llegó a su máxima expresión por las exigencias formales de la certificación del ganador: la supervisión de la sesión conjunta del Congreso para certificar el ganador correspondió a quien fue la perdedora de la elección, la demócrata Kamala Harris.Noticia Relacionada estandar Si ¿Día del amor o de la infamia? Cómo Trump sobrevivió al asalto del Capitolio Javier Ansorena Desde aquella trágica jornada del 6 de enero de 2021, el magnate ha convertido la vergüenza de aquellos disturbios tan graves en un motivo de orgulloEl cargo de vicepresidenta de EE.UU. incluye también el de presidenta del Senado, por lo que Harris tuvo que leer el resultado del recuento. «Donald Trump, del estado de Florida, ha recibido 312 votos», dijo sobre el número de electores conseguidos por el candidato republicano y presidente-electo. «Kamala Harris, del estado de California, ha recibido 226 votos», siguió refiriéndose a ella en tercera persona. Después, republicanos y demócratas se unieron en una ovación en pie para celebrar el final del recuento.Entre quienes celebraron la recuperación de la normalidad a la certificación estuvo quien ocupó el lugar de Harris hace cuatro años, el exvicepresidente Mike Pence. Aquel día, Trump le puso entre la espada y la pared, entre cumplir su deber constitucional de certificar el resultado de las elecciones o convertirle en el enemigo de las bases \'trumpistas\'. Pence eligió el camino constitucional y, desde entonces, es un marginado del partido. Hace cuatro años, algunos seguidores de Trump gritaban \'¡Mike Pence, a la horca!» cuando penetraban en el Capitolio.Admirable«La transferencia pacífica de poder es el pilar de nuestra democracia», escribió Pence en su cuenta de la red social X. «Me alegro de que hayan vuelto el orden y la civilidad en estos procedimientos históricos», añadió el expresidente, que felicitó a Trump y a quien será su vicepresidente, J.D. Vance , por su victoria. Pero incluyó una felicitación especial para Harris: «Es particularmente admirable que la vicepresidenta Harris haya presidido la certificación de una elección presidencial que ha perdido».La certificación de ayer es también una evidencia de que el relato de Trump sobre lo ocurrido hace cuatro años -lo ha calificado como «día de amor» y ha llamado a los condenados por ello «héroes» y «rehenes»- se ha impuesto en una parte considerable de EE.UU. O, al menos, que no ha tenido peso suficiente en el voto, después de una presidencia inefectiva del demócrata Joe Biden, incapaz de contener la inflación y la inmigración masiva de indocumentados, con un partido dominado en parte por la ideología identitaria y con varias crisis en el extranjero.Los líderes republicanos, en su mayoría, prefieren mirar a otro lado sobre lo ocurrido hace cuatro años. Muchos demócratas insistían ayer en que no se puede olvidar el episodio. El diputado Jamie Raskin, que lideró el \'impeachment\' o juicio político contra Trump por el asalto al Capitolio y que integró la comisión del Congreso que investigó su intento de dar la vuelta a los resultados, defendió que la jornada de ayer fue pacífica porque los demócratas «no tienen gente que niegue los resultados de la elección en sus filas y porque tratamos de comportarnos como patriotas constitucionales».