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Internacionales

Insólita sintonía de Obama y Trump en el funeral de Carter

Han tenido que pasar diez años, tres campañas electorales y dos victorias de Donald Trump para que este finalmente sea recibido, aunque con reservas, en el exclusivo club de expresidentes de Estados Unidos. No del todo, pues persisten miradas de desconfianza y gestos de cautela. Sin embargo, este jueves, durante el funeral de Estado de Jimmy Carter, Donald Trump compartió bromas y risas con su predecesor inmediato, Barack Obama , en una escena de concordia y aparente sintonía que habría sido inimaginable hasta este 2025, el año en que Trump se alista para regresar al poder.El centro del homenaje fue, como era lógico, el expresidente Carter, con abundantes alabanzas en su honor. Pero las miradas estaban puestas en el protagonista de una de las mayores remontadas políticas en la historia del país. Hace apenas cuatro años, Trump era un paria tras el ataque al Capitolio. Hoy, sin embargo, acaparó la atención de la nación.Noticia Relacionada estandar Si Biden aplaza su encuentro con el Papa debido a los incendios que asolan Los Ángeles Javier Martínez-Brocal El estrechón de manos con el Pontífice iba a ser una despedida, pero también un mensaje sobre esta relación estratégica, a diez días de que Donald Trump regrese a la Casa BlancaEl evento, que distrajo brevemente al país de los devastadores incendios en Los Ángeles, mostró un momento insólito: Trump y Obama, viejos rivales, riéndose juntos en uno de los bancos de la Catedral Nacional. Frente a ellos, la vicepresidenta Kamala Harris , ahora candidata derrotada, les lanzó una mirada reprobatoria mientras permanecía sentada junto a su esposo.En el mismo banco, a la derecha de Harris, estaban Bill y Hillary Clinton, esta última con semblante serio, recordando quizás su derrota ante Trump en 2016. A su lado se encontraban George y Laura Bush, ambos discretos observadores de la escena. A la izquierda de Trump estaba Melania, su esposa, la única miembro de este selecto círculo nacida fuera de Estados Unidos (es eslovena), quien, como de costumbre, parecía moverse con desgana entre los rigores del protocolo político más tradicional.Trump extendió la mano a todos, hasta a quien fue su primer vicepresidente, Mike Pence, con el que no se habla después de que la multitud a la que convocó ante la Casa Blanca el 6 de enero de 2021 rodeara el Capitolio después para intentar lincharlo por certificar el resultado de las elecciones del año anterior, como requería el protocolo correspondiente. Fue notable la actitud de Karen Pence, esposa del exvicepresidente Mike Pence, quien, pese a ser conocida por su carácter afable y su profunda devoción religiosa, no se levantó del banco al ver a Donald Trump. Su gesto dejó claro el resentimiento que aún alberga, reflejo de lo que considera una traición imperdonable por parte del expresidente.El elogio fúnebre estuvo a cargo del presidente Biden, elegido por la familia de Carter debido a la larga amistad que los unía. Biden, quien inició su carrera en el Senado en 1973, fue uno de los primeros demócratas en el Capitolio en respaldar la candidatura presidencial de Carter, entonces gobernador de Georgia. Su discurso evocó tanto los logros políticos como la integridad personal de Carter, subrayando el legado de un hombre que, para el presidente saliente, marcó una era en la historia de Estados Unidos.Actitud afableBiden marcó un cambio notable en el trato hacia Trump tras su sorprendente victoria el pasado 5 de noviembre. En un gesto inesperado, Biden recibió a Trump en la Casa Blanca, mostrando una actitud afable y cordial, rompiendo con las tensiones que habían definido su relación. Obama, por su parte, parece haber seguido el ejemplo de Biden. Durante años, no escatimó advertencias sobre los riesgos que representaba una presidencia de Trump para la democracia estadounidense. En 2011, durante la célebre Cena de Corresponsales de la Casa Blanca , lanzó bromas mordaces hacia Trump, entonces promotor de la teoría conspirativa de que había nacido en Kenia. Entre risas de la audiencia, Obama declaró: «Ahora, Donald puede centrarse en lo que realmente importa, como investigar si fingimos la llegada a la Luna». Ese momento marcó un punto de tensión que pareció irreconciliable durante la década siguiente.Sin embargo, tras la reciente derrota de Harris, a quien Obama asesoró y apoyó activamente en su campaña, el expresidente ha cambiado su postura en público.Y es que al final, no habrá una sola presidencia de Trump, sino dos, la número 45 y la número 47. Su regreso al poder redefine así la política estadounidense.

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