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Israel asesina a la cúpula de la unidad de élite de combate de Hizbolá en un bombardeo al sur de Beirut

Gritos, nervios y nada de cámaras. Dahie es una zona tomada por la seguridad de Hizbolá que trata de manera desesperada de hacer frente a un nuevo bombardeo y bloquea el acceso de la prensa. El miedo a los espías es total. Por tercera vez desde el 7 de octubre Israel golpeó en este barrio al sur de Beirut, bastión en el que Hizbolá operaba con casi total seguridad hasta ahora. Sin recuperarse aún del duro golpe que supusieron las explosiones en cadena de los buscas y los walkie-talkies, con 37 muertos y 3.000 heridos, el enemigo golpeó a media tarde a la cúpula de la milicia chií y lanzó sus misiles para asesinar a Ibrahim Aqil, considerado número dos del grupo y responsable de la unidad Radwan, la fuerza de élite desplegada en la frontera. En el ataque murieron al menos otras nueve personas y decenas resultaron heridas en una zona muy densamente poblada. Israel ha logrado infiltrarse hasta lo más profundo del Partido de Dios y en poco más de un mes ha asesinado a su jefe militar, Fuad Shukr, y a su número dos, Aqil. El diario \'Haaretz\' señaló que el responsable de esta unidad de élite, y uno de los miembros históricos del grupo, pudo ser localizado ya que había resultado herido el martes por la explosión de su busca y pocas horas antes de su asesinato había dejado el hospital. La sensación de vulnerabilidad en la milicia es total.Una fotografía sin fecha de Ibrahim Aqil aparece en un cartel de búsqueda distribuido por la entidad «Recompensas por la Justicia» del Servicio de Seguridad Diplomática del Departamento de Estado de Estados Unidos. reutersEl Ejército israelí informó que, junto a Akil, logró eliminar a altos responsables de la unidad de élite Radwan , a quienes consideraba los responsables del «plan para la ocupación de Galilea, en el que Hizbolá planeaba atacar territorio israelí, ocupar las comunidades de Galilea, asesinar y matar a inocentes, similar a lo que la organización terrorista Hamás llevó a cabo en la masacre asesina del 7 de octubre». El portavoz del Ejército, Daniel Hagari , indicó en rueda de prensa que Aqil y sus hombres «estaban reunidos bajo tierra, bajo un edificio residencial, mientras utilizaban a civiles como escudos humanos. Se reunieron para coordinar actividades terroristas contra civiles israelíes». La misma acusación que Israel siempre lanza contra Hamás en Gaza para justificar sus bombardeos en zonas civiles. Estados Unidos ofrecía una recompensa de 7 millones de dólares por la cabeza da Aqil. Washington le acusaba de haber participado en el atentado que sufrió su Embajada hace cuarenta años, en el que murieron 63 personas y hubo más de 300 heridos. Sin capacidad de respuestaA Hasán Nasrala se le acaban los argumentos. El líder de Hizbolá amenazó con atacar Haifa y Tel Aviv si Israel golpeaba en Beirut, pero los israelíes ya han actuado en tres ocasiones en la capital libanesa, además de la operación contra los sistemas de comunicación, y no ha habido respuesta de la milicia chií. Tampoco Irán respondió al asesinato del líder de Hamás, Ismael Haniye, cuando estaba alojado como huésped de honor la Guardia Revolucionaria en Teherán, tras haber asistido a la investidura del presidente Masoud Pezeshkian. Los israelíes han recibido el mensaje de que sus enemigos no quieren una guerra a gran escala y dan cada vez pasos más fuertes para intentar recuperar la capacidad de disuasión que perdieron tras la operación de Hamás del 7 de octubre. La diferencia de potencia militar es abismal y Hizbolá sabe que un duro golpe contra su enemigo tendrá consecuencias devastadoras para el grupo y para Líbano, y también sabe que la mitad del país no le apoya. El asesinato de la cúpula de la unidad Radwan en Beirut se produjo en una jornada en la que Israel realizó los bombardeos más duros que se recuerdan en la frontera libanesa. El Ejército aseguró que había alcanzado más de cien lanzaderas de cohetes que estaban listas para lanzar su carga. Hizbolá contraatacó con más de 150 cohetes que afectaron a zonas de las que no se han evacuado a los civiles y las sirenas sonaron para que la gente fuera a los refugios. Los proyectiles no provocaron víctimas, pero confirmaron que la milicia sigue dispuesta a mantener su plan de hostigar diariamente al enemigo para evitar que los más de 60.000 israelíes evacuados no puedan regresar a sus casas.

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