Fuerzas de seguridad gazatíes, en coordinación con los mujtares (líderes tribales), mataron a una veintena de personas en una redada lanzada contra las bandas de delincuentes que saquearon el sábado un convoy de ayuda humanitaria . «Una veintena de ladrones de camiones de ayuda murieron en una operación llevada a cabo por los servicios de seguridad en colaboración con los comités tribales», indicó una fuente del Ministerio de Interior gazatí al canal de televisión Al Aqsa, vinculado a Hamás . Un grupo de asaltantes emboscó a un convoy de 109 camiones del Programa Mundial de Alimentos (PMA) y UNRWA en Rafah, un asalto que las agencias del organismo internacional denunciaron como «el más grave» de los sucedidos hasta ahora. El ataque se produjo a corta distancia del ejército israelí que no hizo nada para frenarlo, según analistas gazatíes como Muhammad Shehada, quien acusó al ejército de «formar bandas de más de 200 criminales armados y establecer un complejo de tipo militar en una \'zona de muerte´ vacía y totalmente bajo su control, donde se produjo el saqueo del sábado». Los militares sí intervienen en caso de advertir la presencia de fuerzas de seguridad locales porque las consideran un brazo de Hamás y no dudan en abrir fuego. La entrada de la ayuda es sólo el primer paso, su llegada a almacenes y el correcto reparto entre quienes más lo necesitan es una tarea cada vez más complicada para las agencias humanitarias. Los precios se han disparado en los desabastecidos mercados, donde se revende la ayuda humanitaria robada a precios imposibles e incluso se esconde a la espera de que los precios suban cada vez más. Ocurre algo parecido con la ayuda lanzada desde el aire y que esperan en tierra grupos organizados que se hacen por la fuerza con la mayor parte de lo que llega.Noticia Relacionada estandar Si Israel alcanzó una planta nuclear en su ataque contra Irán Mikel Ayestaran | Corresponsal en EstambulNegociación en LíbanoMientras los problemas se multiplican en una Gaza en los límites de la hambruna, Líbano mira a Tel Aviv, a donde llegó Amos Hochstein, enviado de Joe Biden, tras su paso por Beirut. Hizbolá responde de manera positiva al acuerdo de alto el fuego propuesto por Estados Unidos y ahora la pelota está en el tejado de Benjamín Netanyahu , quien tendrá la última palabra. En la rueda de prensa ofrecida tras la reunión de dos horas con el presidente del parlamento, Nabih Berri, Hochstein indicó que el acuerdo «está al alcance». Berri declaró a Asharq Al-Awsat que «la situación es buena en principio», aunque dejó claro que «algunos detalles« aún deben pulirse. Netanyahu negocia desde una posición de fuerza tras los duros golpes que le ha dado a Hizbolá y exige libertad de movimientos para poder atacar en el futuro si siente alguna amenaza desde Líbano. Los libaneses tratan de aferrarse lo máximo a la resolución 1701 de la ONU, que acabó con la guerra de 2006, pero que ya no es suficiente para los israelíes. Como sucede en Gaza, el primer ministro israelí tendrá la última palabra, nadie más.