Cataluña acumula 13 muertes en las playas en un mes, la mayor cifra a estas alturas de temporada desde 2013, tras unas semanas marcadas por el calor y el oleaje del mar. “Han coincidido muchos días que invitaban a ir a la playa, con mucho calor y sin viento, pero con oleaje, que lo complica todo”, apunta Montse Font, responsable del servicio de gestión de emergencia de Protección Civil. La combinación es peligrosa, entiende Font, porque a más bañistas, más riesgo de incidentes. “Cuando hace viento, la gente se baña menos, pero se ha juntado un poco todo”. La edad media de las víctimas es de 68 años.
A pesar de la imposibilidad de generalizar, existen dos escenarios habituales: ahogados con el mar calmado y bandera verde, vinculados a personas mayores; y ahogados con bandera amarilla o roja, donde las corrientes marinas y las olas entran en escena. Los primeros casos, explica Font, se entienden como los “ahogados silenciosos”. Aquellas personas de edad avanzada que hace años que nadan y tienen el hábito de echarse al agua solos, pero que sufren un mareo, un desmayo o un ataque al corazón que son fatales en el agua.
“Muchos se descompensan en el mar y se ahogan, pero si estuvieran en tierra firme se podrían recuperar porque seguirían respirando y se les podría atender”, dice Font. Las cinco víctimas registradas con bandera verde esta temporada, tenían entre 74 y 83 años. “A estas edades no tienen que nadar solos”, pide. Los segundos casos responden a condiciones climáticas adversas, como ocurrió el fin de semana pasado, cuando murieron cuatro personas de entre 32 y
Los expertos alertan de los riesgos de sufrir un percance en el agua especialmente en personas de edad avanzada 65 años con bandera amarilla y roja.
El perfil de las víctimas cambia en las piscinas, donde el peligro reside en jóvenes y niños. A lo largo de este verano, los servicios de emergencias han atendido a 16 heridos catalogados entre menos grave y críticos, de los cuales 15 eran menores de edad. “Y la mayoría eran niños de entre dos y cuatro años”, apuntan desde Protecció Civil. “Hay que estar a una distancia máxima de un brazo”, pide Font.