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Refugiados sirios en España: «Pensábamos que habíamos perdido Siria. Ahora volveremos»

Aún casi no se lo cree. Wasim no se despega de su teléfono móvil y tiene puesta casi las 24 horas del día la televisión siria . Quiere saber qué está pasando en su casa, de la que huyó hace ya mucho tiempo. «Es histórico, pero todavía no me creo lo que está pasando», cuenta desde su casa en Madrid.Wasim, sirio-palestino de 40 años, vino a España en 2015 después de una travesía que lo llevó primero a Turquía, luego a Brasil, y finalmente a nuestro país. Salió de Daraa, al sur de Siria, cerca de los Altos del Golán, por la brutalidad del régimen de Bashar al Assad. «Temía por mi vida y tuve que salir». Decidió hacerlo primero por Turquía, donde estuvo viviendo unos años en Estambul y trabajando como profesor de inglés, pero su objetivo era Europa. Parte de su familia había conseguido llegar a Alemania. Él decidió venir a España. La ruta fue extraña: volar a Brasil desde Estambul para parar en Madrid. «Aquí pedí asilo y me lo dieron. Estuve seis meses en un centro de refugiados. Aprendí el idioma, solo quería trabajar y tener mis papeles legalmente para empezar una vida».Su historia y la de su familia (sus abuelos fueron expulsados de Palestina en la Nakba del 48 a Siria) ha sido siempre de salidas y huidas, pero ahora parece que puede ser de retorno. «Es una locura todo lo que está pasando, lo que estamos viendo», dice sobre la revolución que casi de un día para otro ha cambiado el país del que salió y nunca pensó que podría volver.Noticia Relacionada estandar Si Disparos al aire y júbilo en Damasco: «¡Somos libres de los Assad!» Mikel Ayestaran | Enviado especial a Damasco La nueva Siria arranca con un gobierno interino que busca la unidad nacionalCaída de AssadHace justo una semana, los rebeldes sirios, liderados por Abu Mohamed Al Jolani, llegaron a la capital siria, Damasco, después de una operación relámpago en la que, en apenas once días, controlaron todo el país. Sin casi violencia, ya que el Ejército sirio no presentó batalla y con un Bashar al Assad huido en Moscú, comenzaba una nueva y desconocida etapa para un país que ha vivido más de 50 años bajo dictadura y varias guerras civiles.Incluso antes de que comenzara el conflicto, muchos sirios se quejaban del alto desempleo, la corrupción y la falta de libertad política bajo el mandato de Assad, que sucedió a su padre, Hafez, después de su muerte en el año 2000. En marzo de 2011, estallaron manifestaciones en favor de la democracia en la ciudad sureña de Deraa, inspiradas en los levantamientos en los países vecinos contra gobernantes represivos.SIRIOS EN MADRID Arriba, Khalid en su restaurante en Valdemoro. Abajo a la izquierda, Abdel en la plaza de Ventas. A la derecha, Wasin en Estrecho IGNACIO GILPara entender la magnitud de la caída de Assad y el impacto que sus años en el poder, la historia de Khalid, un joven de 33 años, es el claro ejemplo.Huida por la violenciaDe Deraa es Khalid: «Aquí empezó todo y mis amigos y yo, que teníamos 18 años, salimos a manifestarnos por un cambio de gobierno», recuerda. La represión fue brutal, pero en vez de apagar las protestas, esta violencia hizo que despertara a todo un país. La agresión se intensificó rápidamente y el país se sumió en una guerra civil. Consecuencia de esa violencia, Khalid recibió un tiro en el pie.«Me dispararon mientras estaba manifestándome. No estoy seguro quién me disparó, pero o fueron los del Ejército sirio de Assad, los rusos o los iraníes que eran los que apoyaban al dictador« , recuerda. En esos momentos, no podía ir a ningún centro médico por miedo a que lo detuvieran y cada día que pasaba sin curar la herida era un día que empeoraba. «El pie empezó a gangrenarse y yo mismo tenía que cortarme la piel muerta». Es ahí cuando decide que tiene que abandonar su país, sobre todo por la presión de su madre. El viaje fue largo, empezó por Jordania, cruzó por el río de Yarmuk «a pesar de los francotiradores». Ahí, estuvo ingresado en un hospital seis meses, pero la situación era pésima. «Estuvimos atados con esposas en las camas, porque tenían miedo de que fuéramos terroristas».Salió de Jordania y se fue a Egipto, de ahí, tras un par de años trabajando, viajó a Argelia, después Marruecos y al fin Europa. «En mi cabeza nunca estuvo ir a Europa, pero al final no había otra opción». Entre idas y venidas al final, acabó en España, en Madrid. Ahora, tras muchos años de trabajo «a veces sin que me pagaran» ha conseguido abrir su propio restaurante, su hija acaba de nacer hace tres meses y parece que ya presagiaba lo que iba a ocurrir. «Mi hija se llama Nusayba, que significa la primera guerrera de Arabia, la guerrera de la revolución».¿Se lo pusiste porque sabías lo que venía?, pregunta ABC. «No (ríe). Sabíamos que en el norte de siria, en Idlib, los rebeldes eran fuertes y que quizás podían tomar Alepo, pero lo de Damasco fue increíble». ¿Qué esperáis de Al Jolani? (el líder de HTS, una organización que pertenece a las listas de grupos terroristas). «Hay una mezcla de esperanza y de preocupación. Hemos visto que Al Jolani ha cambiado y están demostrando que quieren un país libre, pero aún es pronto». Futuro inciertoAbdel está igual de contento y se muestra igual de cauto. «Hemos vuelto a nacer», dice este joven de 25 años. Con tan solo 18 vino a España con su hermano. Toda su familia huyó de Idlib por los bombardeos continuos del Ejército de Assad, menos una hermana. Algunos están en Alemania, otros en Turquía. Él y su hermano acabaron en España para así poder tratar la enfermedad rara de su sobrina. Ahora es taxista en Madrid y aún sigue en shock. «Estaba en el taxi cuando escuché en las noticias lo que estaba pasando en mi país. Empecé a gritar como un loco, no me lo podía creer». Nada más confirmar que la revolución había terminado con Assad, lo primero que hizo fue llamar a su padre: «Quería que escuchara por mí lo que acababa de suceder, que Assad había caído. Mi padre ha sufrido mucho por la dictadura». Su padre era profesor de universidad e imán de la mezquita de su barrio. «Si no pedía por la familia de Assad en sus discursos, era encarcelado. Así no se podía vivir».¿Vais a volver?, es la pregunta que todo el mundo se hace y la respuesta es siempre la misma. «Voy a volver, sí, pero después de tanto tiempo en España ya tengo mi vida aquí, mi trabajo, mi familia», dice Khalid y también Wasim y Abdel. Para la familia de Abdel es más difícil volver, su casa y todo su barrio está destruido por la guerra. «Volveremos y aportaremos lo que podamos para reconstruir nuestro país, eso sin duda. Pensábamos que habíamos perdido Siria para siempre, pero la hemos recuperado», sentencia Wasim.En lo que también están los tres de acuerdo es que hay que esperar para ver hacia dónde va a ir el nuevo gobierno de transición. «Pero te aseguro», dice Abdel, «que peor que la dictadura de Assad no va a poder haber. Los sirios ya hemos vivido la máxima represión durante estos catorce años y no vamos a permitir que se repita.»

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