Rusia está expandiendo su tecnología de vigilancia cibernética en Latinoamérica, de modo notable en Nicaragua, donde directamente operan los técnicos militares rusos, pero también en Cuba y Venezuela , así como en algunos otros países mediante la diseminación de soluciones de internet que llevan a cabo empresas rusas y que comprometen los datos de los usuarios, así como, en última instancia, la seguridad nacional de esos estados. De esta manera consta en un reciente informe de la Universidad Internacional de Florida, en colaboración con el Comando Sur de Estados Unidos.El informe, realizado por el analista Douglas Farah, que ya ha venido publicando investigaciones en esta misma línea, advierte de que Rusia ha suministrado sistemas de tecnología de vigilancia a Nicaragua, Venezuela y Cuba que son «fundamentales» para la supervivencia de sus regímenes políticos. Además, «posiblemente» también han tenido acceso a esas tecnologías «actores no estatales criminales», pues Vladimir Putin ve la actividad de los grupos de crimen organizado de la región como un modo de «debilitar la democracia y amenazar la seguridad» de Estados Unidos.El programa más comprometedor es el SORM-3, la última versión del sistema desarrollado por la inteligencia rusa que es «capaz de recopilar información y datos de todos los medios de comunicación y crear puntos de bloqueo móvil para interceptar y registrar inmediatamente el tráfico digital del operador y monitorear las transacciones con tarjetas de crédito». De acuerdo con el informe, este sistema se utiliza en el complejo militar de alta seguridad nicaragüense de Cerro Mokorón, y presumiblemente también en la principal instalación militar de Caracas, Fuerte Tiuna.Noticia Relacionada El precio de la seguridad con Bukele estandar No Españoles en El Salvador: «Nos semidesnudaron para ver si éramos de las maras» Alexia Columba JerezInvestigaciones del portal digital nicaragüense «Confidencial», dirigido por Carlos Fernando Chamorro, represaliado por el régimen de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, indicaron en el mes de agosto que el operativo en Cerro Mokorón procesa información de otras ocho estaciones rusas de vigilancia electrónica y espionaje que han sido identificadas en el país. Habría comenzado a operar en 2017 y habría sido clave para identificar rápidamente a los líderes de las protestas de 2018, en las que la represión causó 350 muertos. En la base de Cerro Mokorón, en las inmediaciones de Managua, se ubica la Dirección de Inteligencia y Contrainteligencia Militar (Dicim) nicaragüense; sus instalaciones más estratégicas están controladas por personal ruso, según el citado medio.Formación de policíasEsa decisiva presencia rusa se suma a la ya conocida estación para Glonass, el sistema de navegación satelital ruso, que desde su construcción en 2017, también en el área de Managua, ha suscitado sospechas acerca de estar consagrada al espionaje . Otro componente importante de la influencia de Moscú en Nicaragua es el Centro de Entrenamiento que el Ministerio del Interior ruso tiene en la capital centroamericana para la formación de policías y que, como ha reconocido el propio Ortega, ha servido para «enfrentar a los golpistas», en referencia a la aniquilación de cualquier disidencia.Pero más allá de esa actuación directa de Moscú con beneplácito de gobiernos amigos, Rusia también está expandiendo tecnologías de vigilancia a través de una cadena de empresas comerciales que tratan con entidades públicas y privadas de países latinoamericanos, las cuales pueden no ser conscientes de la información que ponen en manos de Moscú. Rusia ha destinado a sus embajadas en algunos países –es el caso de Argentina, Brasil, Perú y Cuba– «agregados digitales» que tratan de promover la venta de programas rusos, como el sistema de mensajería seguro Dialog. A través del Comité Nacional de Cooperación Económica con los países de América Latina (CN CEPLA), fundado en Chile, y de empresas como SearchInform, con sede regional en Argentina, los intereses rusos estarían penetrando el espacio cibernético latinoamericano. Un trabajo de campo realizado en Argentina y Paraguay por el equipo de Douglas Farah descubrió que SearchInform «tenía acceso directo a las bases de datos de la Policía y los ministerios de Finanzas y de Justicia» de esos países.Rusia ha destinado a sus embajadas en algunos países –es el caso de Argentina, Brasil, Perú y Cuba– «agregados digitales» que tratan de promover la venta de programas rusosPor otra parte, precisa Farah, «hay informes creíbles» que apuntan a que grupos criminales transnacionales, como los que operan en Paraguay y Honduras, así como los principales carteles mexicanos, «adquieren tecnología de vigilancia rusa, parte de la cual se anuncia en sitios web estatales rusos».