Un aire gélido llegado directamente del Ártico ha obligado a cambiar los planes para la segunda jura de Donald Trump , convirtiéndola en un evento tan histórico como reducido: se producirá dentro del Capitolio, en la famosa rotonda, bajo la cúpula del edificio. Tradicionalmente se celebra en la escalinata al oeste del edificio, mirando hacia el obelisco que homenajea a Washington y al monumento a Lincoln. Después de jurar, y una comida, el presidente recorre la avenida Pensilvania, que une el Capitolio y la Casa Blanca . Si el tiempo lo permite, el presidente y la primera dama suelen recorrer un tramo a pie para entrar andando al edificio donde residirán los siguientes cuatro años.Con temperaturas de hasta -12°C congelando al alba la capital y una capa de hielo endurecida por la nieve acumulada desde la nevada del 6 de enero, los riesgos de caídas, accidentes de tráfico y problemas de hipotermia han llevado a las autoridades a tomar estas precauciones extremas. La campaña de Trump filtró el cambio a la agencia Bloomberg y a la cadena CNN.Aunque Trump, a sus 78 años, había insistido en jurar a mediodía en las escalinatas del Capitolio , desafiando el frío como una muestra de vigor ante sus seguidores, finalmente la ceremonia se ha trasladado al interior, como Ronald Reagan en 1985. Aquel año, enfrentándose a -14°C, Reagan optó por priorizar la seguridad y juró bajo techo, estableciendo un precedente que ahora se repite.Noticia Relacionada estandar Si Donaciones millonarias y visitas a Mar-a-Lago: las grandes tecnológicas besan el anillo de Trump Javier Ansorena La rapidez con la que se han apuntado a los fastos trumpistas tanto Meta como Amazon y OpenAI dejan clara su voluntad de estar a buenas con el próximo presidenteCon una temperatura esperada de -4,5°C al mediodía, momento de la jura, esta toma de posesión entra en los récords de las más frías desde que el evento se trasladó al 20 de enero en 1937. Este cambio, introducido con la 20ª Enmienda, buscaba acortar el período de transición entre elecciones y toma de posesión, que anteriormente ocurría el 4 de marzo. La experiencia de la Gran Depresión , cuando Franklin D. Roosevelt tuvo que esperar meses para asumir el cargo mientras la crisis económica empeoraba, impulsó la reforma. Desde entonces, el 20 de enero marca el inicio oficial de cada nuevo mandato presidencial.Solo las ceremonias de John F. Kennedy en 1961 (-5,6°C al mediodía) y la mencionada de Reagan en 1985 (-13°C al mediodía) fueron más gélidas.Hay un sonado precedente de un presidente que falleció de neumonía tras una jura gélida: William Henry Harrison, quien asumió el cargo el 4 de marzo de 1841. En un día frío y ventoso, Harrison dio un discurso inaugural de casi dos horas al aire libre, sin abrigo ni sombrero. Un mes después, el 4 de abril, murió, convirtiéndose en el primer presidente en fallecer en el cargo y en el de mandato más breve de la historia. Aunque la tradición lo vincula directamente al frío de aquel día, los historiadores modernos señalan que otros factores, como el agua contaminada en Washington, pudieron haber contribuido a su enfermedad.Trump ha convocado un mitin masivo en un estadio el domingo previo a su segunda jura, movilizando a sus seguidores con la intención de demostrar su fuerza política el mismo día de la jura. La decisión parece estar motivada por el recuerdo amargo de su primera toma de posesión en 2017, cuando las calles de Washington no se llenaron como él esperaba, lo que generó tensiones con la prensa. Los medios compararon entonces las fotografías de la multitud asistente con las de sus predecesores, especialmente Barack Obama, en 2009. Esa polémica marcó el inicio de una relación áspera entre Trump y los medios, que él mismo calificó como «noticias falsas». En 2020, la toma de posesión del presidente Joe Biden se llevó a cabo en un Washington prácticamente vacío, debido a las estrictas medidas de seguridad impuestas por la pandemia de COVID-19. Sin la presencia de multitudes en las calles ni los actos públicos tradicionales, el evento fue reducido a su mínima expresión y acompañado por un fuerte despliegue militar. Este contraste con las ceremonias anteriores subrayó el impacto de la emergencia sanitaria, dejando imágenes de una capital desierta mientras el país lidiaba con una de las mayores crisis de su historia reciente.