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Un oasis verde en mitad de una Gaza moribunda

Mohamed Kabbar, de 72 años, y su hijo Aiman, de 34, han conseguido un milagro. El campo de refugiados de Jabalia, al norte de la Franja , es uno de los grandes bastiones de Hamás y uno de los lugares más castigados por Israel . El Ejército ha lanzado dos grandes operaciones contra este campo, el mayor de Gaza, en el que amplias zonas han quedado como si hubieran sufrido un terremoto. En medio de los escombros, de la suciedad y los esqueletos de edificios, Mohamed y Aiman se han puesto manos a la obra para recuperar lo que ha sido su vida y negocio familiar: la huerta. Es realmente un milagro ya que en el norte de Gaza «todo lo necesario para mantener la vida ha sido destruido o simplemente se ha agotado. Esto se traduce en muertes de niños, no como resultado de proyectiles y balas, sino por falta de una nutrición adecuada, o cualquier alimento en absoluto», denuncia Naciones Unidas. El anciano, hijo de campesinos expulsados por los israelíes de sus tierras cerca de Ashkelon en 1948, ha plantado con ayuda de su hijo tomates, berenjenas, mulujía (planta local parecida a la espinaca) y patatas en un terreno de un dunam (equivale a 1000 metros cuadrados). Aquí cuenta con un pozo y este espacio natural se ha convertido en el oasis verde de vida en una Gaza moribunda.«Antes era propietario de 6 dunam (6000 metros cuadrados de tierra) y, junto a mis hermanos, éramos unos de los principales productores de fruta y verdura en la Franja. Con la guerra lo hemos perdido casi todo y soy el único de la familia que trata de recuperar los viveros», comenta el anciano, acompañado de su hijo Aiman, perito agrícola de formación que le respalda en esta aventura titánica que puede acabar en cualquier momento, ya que nadie sabe si el enemigo bombardeará o no en el siguiente segundo.Noticia Relacionada estandar Si Un ejército de voluntarios para llenar el vacío del Gobierno libanés Mikel Ayestaran | Enviado especial a Doumar Los desplazados internos superan el millón de personas, según las autoridades, la mayoría de ellos en apenas dos semanasEn Gaza la cifra de muertos supera los 41.000 y no se vive al día, se vive al segundo. A los muertos hay que sumar los miles de desaparecidos, muchos de ellos han quedado bajo los escombros y nadie les puede sacar por falta de herramienta y maquinaria. Israel ha entrado en una nueva fase de la guerra, que implica «el establecimiento de asentamientos y la anexión del norte de la Franja, mientras mantiene a los palestinos viviendo en tiendas de campaña bajo ocupación militar en el sur durante años», según análisis del director del diario de Haaretz, Aluf Benn. Todo un aviso para lo cientos de miles de gazatíes que resisten en la zona cero de la guerra y no obedecieron las órdenes de evacuación de las primeras semanas.Vivero de los Kabbar ABCLos vecinos miran incrédulos al vergel. Muchos llegan desde lejos a pie, la única manera de moverse en amplias zonas de la Franja donde no hay combustible, ni burros, ni bicicletas, sólo para volver a contemplar la frescura de la vegetación. Otros se acercan en busca de agua y los Kabbar la comparten entre vecinos y amigos. El suyo es uno de los pocos pozos de agua dulce que siguen funcionando en el campo y puede extraer el agua con la ayuda de un motor ya que conserva placas solares, que están dañadas, pero funcionan de forma parcial. Se trata de un enorme lujo ya que Israel , al igual que hace con el hambre, usa el agua como arma de guerra. Un reciente informe de Oxfam International revela que «el suministro se ha reducido en un 94 por ciento, creando una catástrofe sanitaria mortal (…) Israel daña o destruye cinco puntos de agua y saneamiento cada tres días desde el inicio de esta guerra». El pozo de los Kabbar sobrevive y lo miman como un gran tesoro.Hambre como arma de guerraComo parte de su estrategia de castigo colectivo por los ataques del 7 de octubre, Israel ha reforzado el bloqueo en Gaza. La parte norte es la más afectada por la restricción en la entrada de alimentos. El director del hospital Kamal Adwan, Abu Safiya, denunció en junio que su centro médico había diagnosticado 250 casos de desnutrición infantil. El Programa Mundial de Alimentos (PAM) asegura que el 96 por ciento de la población de la Franja se enfrenta a «niveles agudos de inseguridad alimentaria» y alerta de que «persiste un alto riesgo de hambruna» mientras continúe el conflicto.kayed hammed«Acabamos de plantar y necesitamos tiempo para ver resultados. De momento es todo para consumo propio porque nuestra familia es numerosa. No podemos plantearnos volver a vender fruta y verdura a corto plazo porque lo primero es poder comer nosotros. Tener un vivero en estas circunstancias precisa de mucho dinero, tiempo y semillas de Israel», apunta el anciano agricultor. Un año después del inicio de la ofensiva israelí apenas se ven verduras en el mercado local y, en caso de que llegue alguna, el precio por kilo suele superar los 200 séqueles (50 euros al cambio), como ha ocurrido con cebollas y tomates. En el vivero de los Kabbar se empieza a trabajar en cuanto sale el sol y se termina al atardecer, antes de caer la noche. Un trabajo que ha devuelto el color verde a un mar de escombro.

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