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Internacionales

Viaje al Paralelo 38, la última zona de guerra de Corea del Norte

Se llama Zona Desmilitarizada , pero se ha convertido en el último campo de batalla del dictador de Corea del Norte , Kim Jong-un . Elevando su retórica belicista, el régimen comunista de Pyongyang ha ordenado dinamitar los puentes que lo unían con su vecino capitalista. Literalmente, ya que su ejército ha volado este martes parte de sus carreteras en la frontera con el Sur , que las había financiado como gesto de buena voluntad y reconciliación, por cierto con un préstamo impagado de 133 millones de euros (122 millones de euros).Para aislarse aún más y «separar completamente» a ambos países, divididos por el Paralelo 38 desde el fin de la guerra de Corea en 1953, Kim Jong-un está desmantelando dichas vías de comunicación y elevando la tensión con el Sur . Aunque están cortadas porque la frontera es una zona cerrada y los norcoreanos de a pie no pueden moverse de un lugar a otro sin permiso de las autoridades, supone un gesto de enorme simbolismo. En concreto, se trata de las carreteras y vías de tren que conectan ambos países, una desde la ciudad fronteriza de Kaesong (Norte) hasta Paju (Sur) por la Línea Gyeongui , y otra por la costa oriental que se denomina Línea Donghae .Todas estas rutas atraviesan el Paralelo 38, que fue la primera frontera de la Guerra Fría y es la última que queda. Totalmente cerrada al tránsito, es una franja de \'tierra de nadie\' de cuatro kilómetros de ancho y 248 de largo conocida como la Zona Desmilitarizada (DMZ, en sus siglas en inglés). A pesar de su nombre, es el lugar del mundo con mayor concentración de soldados, armamento y minas enterradas por metro cuadrado . Hay tantas que se tardaría 300 años en limpiarla por completo. Tanto por el Sur como por el Norte, en autobús y en tren, este periodista ha podido visitar en varias ocasiones el Paralelo 38 , un viaje en el tiempo a los años más oscuros de la Guerra Fría , que parece estar calentándose en este siglo XXI.Noticia Relacionada Supervivientes de las bombas atómicas estandar No Premio Nobel de la Paz 2024 para la organización japonesa Nihon Hidankyo PABLO M. DÍEZ El Comité Nobel Noruego se lo ha otorgado por sus esfuerzos para lograr un mundo libre de armas nuclearesComo último vestigio de aquella época, con sus soldados armados tras las alambradas, el Paralelo 38 atrae cada año a miles de visitantes atraídos por su anacrónico encanto bélico. A unos 60 kilómetros al norte de Seúl, el lugar más impactante es el puesto de Panmunjom , donde Trump y Kim Jong-un se encontraron en 2019 . Además de ser el escenario donde el Norte y el Sur se reúnen para sus contactos, se ha convertido en un popular destino turístico porque desde aquí se puede ver a pocos metros a los soldados del otro lado.Justo en medio, una fina raya de cemento marca la frontera entre las dos Coreas, atravesando sus famosas casetas azules como símbolo de la herida abierta entre ambos países. A unos metros de donde se firmó el armisticio que puso fin a la guerra librada entre 1950 y 1953 , en la que la Unión Soviética y China apoyaron al Norte y Estados Unidos y 21 países de la ONU al Sur, el puesto de Panmunjom parece sacado de una película de espías. Rígidos como estatuas, con los puños cerrados y apretando la mandíbula bajo sus gafas de sol, los militares del Sur asoman medio cuerpo tras las casetas a unos pasos de los soldados del Norte. Un duelo silencioso que atrae a numerosos turistas en grupos organizados.Escenario de enfrentamientos, como el \'incidente del hacha\' que costó la vida a dos militares estadounidenses en 1976 o la deserción en noviembre de 2017 de un soldado norcoreano tiroteado por sus compañeros, la frontera del Paralelo 38 tiene otros muchos \'encantos\'. Desde el Puente Sin Retorno , donde ambos bandos se intercambiaban espías durante la Guerra Fría, hasta el estrecho y claustrofóbico Tercer Túnel , cuyo kilómetro y medio de longitud fue excavado por Pyongyang a 300 metros de profundidad para que su Ejército pudiera invadir al vecino del Sur. Aunque el régimen comunista siempre ha negado esta acusación, Corea del Sur descubrió en los años 70 otras tres galerías subterráneas con las que sus militares pretendían penetrar en el país para conquistar Seúl.Soldados fusil en ristre vigilan la Zona Desmilitarizada PABLO M. DÍEZOtro de los puntos de interés es el observatorio del Monte Dora . Con unos prismáticos, desde aquí se puede contemplar cómo los campesinos se esmeran en sus faenas agrícolas en el primer pueblo norcoreano al otro lado de la frontera, Kijong-dong . A pesar de las dignas viviendas construidas intencionadamente en esta localidad, denominada el \'pueblo de la propaganda \' al pensar los surcoreanos que nadie vive allí en realidad, su imagen dista mucho de la que ofrece el flanco meridional de la línea de demarcación. En medio de la Zona Desmilitarizada, en el sur se enclava el llamado \'pueblo de la libertad\' , Taesung-dong , con medio centenar de casas donde viven unas 200 personas, descendientes de los residentes originales de esa zona. A cambio de habitar en primera línea del frente coreano , sus vecinos no tienen que pagar impuestos ni cumplir la \'mili\' obligatoria, ya que están bajo el control de la ONU.Además, disponen de más tierras de cultivo que la media del país, lo que permite a cada campesino ganar unos 65.000 euros anuales con un arroz que comercializan bajo el sello de la DMZ. Pero no disponen de tiendas ni restaurantes en su pueblo, lo que les obliga a salir para hacer las compras, y deben cumplir un toque de queda que les impide dejar sus casas desde la medianoche hasta las ocho de la mañana por seguridad. Sí cuentan, en cambio, con una iglesia, una sala de proyecciones y, por supuesto, un refugio antiaéreo.Frente a la bandera de 160 metros de Corea del Norte que ondea en el vecino pueblo de Kijong-dong, en el Sur se levanta el parque de atracciones de Imjingak , con unos carruseles y un barco vikingo, como el de las ferias, junto a la exposición de aviones y tanques que participaron en la contienda.Desde el parque de Imjingak se divisa el puente del ferrocarril que se dirige a Corea del Norte pablo m. díezA su alrededor se erigen el templo que alberga la Campana de la Paz y el Puente de la Libertad , que 12.773 prisioneros de guerra surcoreanos cruzaron en 1953 para volver a su casa tras el armisticio. Por su parte, muchos soldados norcoreanos prefirieron no regresar al opresivo país comunista, como se recuerda en las banderas y cintas conmemorativas colgadas en la valla que impide el acceso al puente.Tras ella, pasa un tren que se dirige a la estación de Dorasan , construida en plena Zona Desmilitarizada gracias al acercamiento entre las dos Coreas en el año 2000 debido a la reunión de sus dos dirigentes, Kim Dae-jung , a la postre Nobel de la Paz , y el \'Querido Líder\' Kim Jong-il . Aunque, en principio, esta línea ferroviaria iba a seguir hasta Pyongyang, en la actualidad acaba a pocos metros de la estación ubicada en el lado norcoreano.Desde Seúl, parte un tren a la estación de Dorasan , a solo 30 metros de las alambradas que marcan la Zona Desmilitarizada. Abierta en 2002, dicha estación es un popular destino turístico y excursión obligada para los colegios. Pero también es una zona de guerra. En Imjingang , la parada anterior, tres soldados se suben a los vagones y revisan concienzudamente la documentación de los viajeros antes de atravesar el río Imjin hacia la Zona Desmilitarizada. Al lado del puente que cruza el tren, del agua sobresalen los pilares de otra pasarela bombardeada durante la contienda. A cada orilla, las torretas de vigilancia recuerdan la tensión del Paralelo 38, donde los militares patrullan metralleta en ristre tras las verjas.Desde el lado del Sur, los turistas se hacen fotos ante Corea del Norte en Panmunjom PABLO M. DÍEZA pesar de este ambiente bélico, lo que espera a los viajeros nada más llegar a la estación de Dorasan es el Parque de la Paz . Entre monumentos conmemorativos y un tanque Marshall de la guerra, los escolares del Sur aprenden en el pequeño museo del parque las lecciones de la Historia para que no se vuelvan a repetir sus errores… ni sus horrores. Al otro lado, en cambio, la propaganda norcoreana adoctrina a los niños desde la cuna para luchar hasta la muerte por el régimen de Kim Jong-un contra «los imperialistas de Estados Unidos y sus títeres del Sur».Desde el Parque de la Paz, y siempre dentro de grupos organizados, los visitantes llegan hasta el pueblo de Tong-il , donde pueden degustar una comida típicamente coreana a base de kimchi, tofu y carne a la parrilla en un restaurante en pleno Paralelo 38. La aparente normalidad que se respira en sus comercios, viviendas y tierras de cultivo solo es rota por las patrullas de las cercanas bases militares, que vigilan la frontera con ropa de camuflaje y la cara pintada. A modo de mobiliario urbano de guerra, las siluetas de varios soldados armados adornan uno de los arcenes de la carretera.Exhibiendo un vagón del tren militar que operaba durante la Guerra Fría entre las dos Alemanias, cuya reunificación es un ejemplo para Corea, la estación de Dorasan es la última del Sur. O la primera hacia el Norte, como dicen los surcoreanos pensando en la reunificación. Durante la ocupación japonesa, la línea Gyeongui recorría el país desde Busan , en el extremo suroriental, hasta Sinuiju , en la frontera con China, pasando por Seúl y Pyongyang.Desde la carretera que va de Pyongyang a la frontera en el Paralelo 38, se aprecia la dura vida en el campo norcoreano PABLO M. DÍEZComo un triste recordatorio, los carteles de la estación indican que la capital surcoreana se halla a 56 kilómetros y la del Norte a 240. Si la línea se conecta de nuevo algún día y une la península coreana, podrá enlazar con el Transiberiano hasta Europa . Para ello, en la estación de Dorasan hay incluso un andén a Pyongyang. Pero, como una cruel metáfora de las relaciones entre las dos Coreas, es una vía muerta.De igual modo, en las inmediaciones de la estación sigue cerrado el polígono industrial de Kaesong . Construido y gestionado por la multinacional Hyundai desde 2004, en dicho parque operaban 124 pequeñas y medianas empresas del Sur que tenían contratados a 54.000 empleados norcoreanos para producir desde ropa hasta componentes de automóviles pasando por aparatos electrónicos y menaje para el hogar. Tras varios cierres en crisis anteriores, el complejo fue definitivamente clausurado por el Gobierno surcoreano en febrero de 2016, como represalia por el cuarto ensayo nuclear de Kim Jong-un y posterior lanzamiento de un misil.En 2020, tras fracasar el deshielo que propiciaron las cumbres de Trump y Kim Jong-un, Corea del Norte destruyó también la oficina de contacto que mantenía con el Sur. Exactamente lo mismo que está haciendo ahora para cortar los pocos lazos que unen a ambos países y cerrarse aún más al mando de Kim Jong-un.

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