Nos pasó con la falda de tul, las mules o los vestidos con volúmenes imposibles. Sobre el papel era un "no" rotundo. Pero después de vérselos a Carrie, el personaje interpretado por Sarah Jessica Parker, muchas cambiamos de idea. De repente, la falda de miles de volantes de tul era una buenísima idea y tropezarte con unos mules mientras corrías por la ciudad, un riesgo que podías abrazar.
El último outfit de la actriz por las calles de Nueva York nos vuelve a enfrentar al mismo dilema. Si te dijeran jersey grueso de punto, falda escocesa y leotardos de colores probablemente te llevarías las manos a la cabeza. ¿O quizá no?