Es común escuchar o leer a personas que sostienen que las velas aromáticas son tóxicas. Que producen vapores y partículas que podrían ser peligrosos al inhalarlos en dosis altas. Una reciente investigación del New York Times reunió distintas voces de especialistas y hubo una conclusión bastante clara al respecto.
Un grupo de investigadores quemó una vela de parafina perfumada en habitaciones de diferentes tamaños y usó instrumentos especiales para medir lo que se lanzó al aire y permaneció allí (hay que considerar que la cera de parafina está hecha de subproductos del petróleo).
El descubrimiento del estudio fue que, aunque se produjeran sustancias químicas potencialmente cancerígenas, como el benceno y el formaldehído, los niveles más altos medidos después de cuatro horas de combustión eran menos de la mitad de los límites de calidad del aire interior recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Una segunda fuente: la voz de Pamela Dalton, investigadora de irritación y percepción de olores en el Monell Chemical Senses Center en Filadelfia, sostiene que las velas cuando se queman liberan sustancias químicas en "concentraciones relativamente triviales”.
Nikaeta Sadekar, toxicóloga respiratoria del Instituto de Investigación de Materiales de Fragancias, considera por su parte que la exposición a los químicos emitidos por las velas perfumadas “es tan baja que no representan un riesgo significativo para la salud humana”.
Siguiendo esta línea, los autores del primer estudio concluyeron que, en condiciones normales de uso, "las velas perfumadas no presentan riesgos conocidos para la salud del consumidor”.
Vale tener en cuenta que en general hubo muy pocos estudios que analizaran los efectos en la salud de las velas aromáticas y que la mayoría fueron realizados por investigadores de la industria de las velas. Sin embargo, según el Times, hay investigadores independientes que dijeron que los hallazgos que hubo hasta el momento son sólidos.
Entonces, ¿son perjudiciales o no? La conclusión de la investigación es que, con el uso típico, la dosis que reciben los humanos de sustancias tóxicas emanadas por las velas aromáticas es muy inferior a lo que se considera dañino para la salud.
De todas maneras, para evitar todo tipo de peligro la Asociación Nacional de Velas recomienda encender las velas en áreas bien ventiladas que estén alejadas de corrientes de aire y respiraderos, mantener las mechas recortadas a aproximadamente un cuarto de pulgada y asegurarse de que el charco de cera está libre de residuos.