El presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes de Rioja, reconoció que el 2024 fue un “año complejo” donde hubo “meses durísimos” para el sector fabril, pero indicó que el ajuste realizado por el gobierno de Javier Milei era necesario y, con el reacomodamiento de la macroeconomía, cambiaron las expectativas para el país.
En diálogo con Radio Rivadavia, el referente industrial aseguró que el país necesita una política industrial “integradora, de desarrollo sustentable, federal, inclusiva con las pymes y generadora de empleo formal”.
“Había que estabilizar macroeconómicamente a la Argentina, que tenía un problema de décadas que se agudizó en los tiempos electorales del año pasado, con la crisis para importar insumos y con un proceso inflacionario que se veía venir en muy fuerte intensidad. Esto evidentemente hacía que uno pudiera tratar de seguir flotando, pero sin proyecto de crecimiento. Ahora, a partir de la estabilización macroeconómica, es fundamental que vuelva a haber certidumbre, confianza y credibilidad en las reglas de juego, sino nadie invierte”, dijo Funes de Rioja, en referencia a las medida económicas del último año.
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Y añadió: “Generar confianza es un proceso que va a llevar tiempo, pero cambiaron las expectativas en torno a la Argentina. La situación internacional nos coloca en una vidriera importante como proveedores de energía, minerales y economía del conocimiento”.
“Es evidente que el 2024 ha sido complejo -apuntó el industrial-, pero necesariamente tenía que empezar con un ajuste. Tuvimos meses durísimos, con niveles muy bajos de producción, pero hay que reconocer que la sociedad en su conjunto y toda la estructura industrial del país la aguantó. Ahora apareció una heterogeneidad en la recuperación, pero tenemos que monitorear para ir equilibrando la cancha y ver qué aspectos requieren una revisión de estrategia”.
En este sentido, Funes de Rioja dijo que los impuestos -tanto nacionales, provinciales y municipales- ejercen una presión del 52% sobre la industria argentina, lo que la complica a la hora de competir con fabricantes extranjeros.
“Hay que pensar cómo hacer más eficiente la logística, facilitar el acceso al crédito y después el tema laboral. Se han dado los primeros pasos a su modernización y adecuación, no podemos ir las nuevas tecnologías sino tenemos mano de obra preparada para ello, y un sistema legal que esté a la atura de esas transformaciones. Esto no es contra el trabajo, sino a favor del trabajo en blanco. Tenemos índices perturbadores de informalidad. Argentina no era así, pero en las últimas décadas mostró un despliegue hacia la informalidad”, completó el referente industrial, en relación a las necesidades del sector.
“El modelo de política industrial que pensamos desde la UIA -continuó- es uno que contenga a todos los sectores productivos. No pensamos en una economía cerrada, sino en una integrada al mundo, competitiva y eficiente. Esto no se puede resolver de la noche a la mañana, pero si aprovechemos la gran oportunidad que tiene Argentina, sectores como energía, minería y economía del conocimiento van a impulsar fuertemente el crecimiento. Con el cambio tecnológico, tenemos grandes oportunidades de inserción, viendo lo que pueden ser los despegues de las pymes”.
Finalmente, el titular de la UIA habló sobre los aumentos salariales de los trabajadores y destacó que “las paritarias se van moviendo”. Si bien reconoció que algunas negociaciones pueden presentar “fricciones”, celebró la recomposición del poder adquisitivo en un año que estuvo marcado por los ajustes.
Durante años, Funes de Rioja fue dirigente de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal). Según el último informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), en octubre la industria alimenticia ocupó el 69,5% de sus máquinas, mostrando una mejora cercana al 10% en la medición interanual. No obstante, otros rubros, como los productos de tabaco, caucho, plástico y textiles, usaron en el décimo mes de este año menos de la mitad de su capacidad instalada.