Tito Franklin Escobar Ayllón, el taxista que estaba prófugo desde abril de 2015 acusado de violar a una pasajera en el barrio porteño de Colegiales, y por quien se ofrecía una de las mayores recompensas económicas en el país, arribó de madrugada al país, tras ser detenido y extraditado este miércoles en la ciudad boliviana de El Alto.
El hombre, quien figuraba primero en la lista de los más buscados por la Policía y estaba prófugo desde hace más de ocho años, arribó alrededor de las 3 de la madrugada al aeropuerto internacional Ministro Pistarini de Ezeiza y quedó a disposición de la Justicia. Manuel Gorostiaga, juez en lo Criminal y Correccional 2, lo indagará en las próximas horas.
Según publicó la Agencia Télam, fuentes policiales confirmaron que Escobar Ayllón arribó junto a efectivos del Departamento Inteligencia Contra el Crimen Organizado y de Interpol de la Policía Federal Argentina (PFA).
Quedó alojado en la Alcaldía de la Superintendencia de Investigaciones Federales, que está ubicada en la calle Madariaga al 6900 del barrio porteño de Villa Lugano.
Recompensa millonaria para un caso parado ocho años
El 18 de abril de 2015, Manuela Ponz salió a un bar con sus amigas y se tomó un taxi de la empresa Premium para regresar a su casa. Escobar Ayllón manejaba y la atacó dentro del auto cuando se quedó dormida. Al declarar, ella entregó el número de patente, el recorrido del viaje captado por el GPS del celular y una descripción de su violador, pero detuvieron a un hombre que no tenía nada que ver y quedó libre a las horas.
Pasaron los años y no hubo novedades judiciales. Y eso que se ofrecía 5 millones de pesos de recompensa por cualquier dato que pudiera dar con su aparición.
La captura se concretó este miércoles alrededor de las 14.45 en inmediaciones del Mercado de Ciudad Satélite, situado en dicha zona de la provincia de Pedro Domingo Murillo, del departamento de La Paz, por agentes del Centro de Investigación Policial de Bolivia.
Voceros de la fuerza informaron que, a partir de la información brindada por el Departamento Inteligencia Contra el Crimen Organizado de la Policía Federal Argentina, los detectives se habían constituido en la Zona Tembladerani, en Bolivia, en búsqueda de Escobar Ayllón, imputado del delito de "abuso sexual agravado por el acceso carnal".
En ese marco, observaron que los padres del fugitivo salieron de su domicilio con dirección a El Alto, donde posteriormente tomaron contacto con un hombre de características y rasgos fisonómicos similares al prófugo.
A raíz de ello, los agentes procedieron a identificar al sospechoso y finalmente lograron su detención.
Una violación en un taxi en Colegiales, una denuncia impactante y un libro
Aquella noche Manuela Ponz había ido a tomar algo a Mamita, un bar de Colegiales. Una de sus amigas salió y no volvió. Fue a buscarla y no la encontró.
"Me senté en el cordón de la vereda a esperar el 140. Frenó al lado mío un taxi de Radio taxi Premium. Bajó el vidrio y me preguntó si estaba bien. Llorando le respondí que no, que no encontraba a mi amiga y que estaba preocupada. Me preguntó si necesitaba que me llevara a algún lado y le contesté que gracias, pero que no tenía plata y que iba a esperar el colectivo. Nunca voy a olvidar sus palabras: 'Mirá que esta zona es picante, subí, que podés ser mi hija'. Ese 'podés ser mi hija', de alguna manera, a mí, que no tuve padre, me tocó alguna fibra. Qué ingenua", contó en el libro "La mala víctima", que la víctima publicó sobre lo que vivió aquella noche de terror.
En ese texto, continuó: "Recuerdo subirme y decir mi dirección. Inmediatamente después recuerdo despertarme con él encima de mí, violándome. Le pedí que parara. Varias veces. Y él me apretaba más y más. Con una mano, los hombros; y con otra, el cuello. Y yo solo podía llorar. Pensé que me iba a matar, así que no me resistí. Solo lloraba en silencio".
"Vestite y bajate", le dijo al rato el taxista. Manuela salió del auto y memorizó la patente mientras él se escapaba. Tocó un timbre cercano, llegó la policía, entonces se desvaneció. Despertó en el hospital Álvarez. Clarín.