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Día de la Soberanía: una mirada sobre la historia de emancipación nacional para abordar el presente

 

A 179 años del combate de la Vuelta de Obligado, por el que desde hace 50 años se conmemora el Día de la Soberanía, los desafíos del presente pueden homologarse con los de entonces. Claro que no es lo mismo Juan Manuel de Rosas, entonces jefe político de la Confederación Argentino y gobernador de Buenos Aires, que Javier Milei.

“Este 20 de noviembre tiene una enorme significación porque se cumple el 179 aniversario de una de las epopeyas más importantes, como lo concebía el general José de San Martín”, dijo a Conclusión el investigador y escrito Luciano Orellano, quien acaba de publicar el “Atlas visual por la Soberanía”.

“Esta contienda, decía nuestro general, es de tanta trascendencia como la de nuestra emancipación de España, así lo concebía él, porque el programa que tenían los ingleses y los franceses” era el dominar comercial y políticamente al Río de le Plata.

Aquellas potencias, señaló Orellano, “trataban por todos los medios de que no se constituya una nación equivalente a lo que podría ser los Estados Unidos”.

“Sabían que eso era muy peligroso, no querían un Estado grande, poderoso, y por lo tanto ya en 1824 nos robaron Bolivia, nos separaron del Paraguay, nos separaron del Uruguay en el 27, y en el 33 nos robaron las Islas Malvinas”, añadió el investigador.

“Todo eso estuvo condensado en esta guerra, que no fue un bloqueo, fue una guerra, la guerra de la cuenca del Plata, la guerra del Paraná”, siguió.

En esas disputas armadas no solo se discutían los privilegios de los ciudadanos europeos en suelo rioplatense (motivo principal del conflicto de 1838), sino también la libre navegabilidad de los ríos, alentando de ese modo también la disputa por el poder político y militar local.

Para encontrar un antecedente al conflicto de 1845 no hay que retrotraerse muchos años. En 1838 una escuadra francesa había bloqueado el Puerto de Buenos Aires en respuesta a la obligación establecida por Rosas sobre los ciudadanos franceses de cumplir un servicio militar y por haber encarcelado a otros acusados de espionaje.

Después de largas negociaciones, en las que incluso participó el general José de San Martín, el bloqueo terminó en 1840.

El combate

En 1845, los conflictos con Francia, a los que se sumó Inglaterra, habían estallado nuevamente debido a la exigencia europea de navegar con libertad los ríos interiores del territorio rioplatense, reclamo que era rechazado por Buenos Aires.

El gobierno de Juan Manuel de Rosas impedía la navegación interna de naves extranjeras, lo que perjudicaba el comercio de estas potencias, por lo que optaron por violar la soberanía de la región e imponer su presencia.

El gobierno rosista había montado en la Vuelta de Obligado (en las proximidades de San Pedro, sobre el río Paraná) un arsenal de cañones y artilleros a las órdenes del general Lucio Mansilla. Se había cerrado el río con tres cadenas, con lo cual se quería mostrar que el paso no era libre y había que batirse para forzarlo.

Su propósito era detener el avance de las fuerzas combinadas de Francia e Inglaterra que avanzaban sobre el Río Paraná. Eran 22 naves de guerra bien equipadas pertenecientes a las 2 grandes potencias.

El 20 de noviembre de 1845 se realizó el ataque. Las fuerzas enemigas obtuvieron un triunfo relativo ya que, aunque pudieron franquear el paso por el río Paraná hacia el norte, no pudo ocupar las costas, por lo cual su victoria no fue completa.

El combate muy desigual terminó, como era presumible, con el paso de las naves. Si bien las fuerzas patriotas no pudieron evitar, tras horas de combate y numerosas pérdidas, detener las naves enemigas fue un enfrentamiento cargado de heroísmo por parte de Mansilla y sus hombres.

Como ahora

Para Orellano, entonces hubo “un bloqueo comercial, con la armada y con 100 barcos mercantes, porque querían inundar de productos industriales el mercado de toda la cuenta, que venían de Francia y de Inglaterra”.

De esa manera, explicó, procuraban “enterrar toda posibilidad de manufactura o industria artesanal incipiente, aplastarla, ahogarla, asfixiarla, para que la Argentina deje de cerrarle el paso a su industrialización”.

Orellano señaló que los motivos de aquel combate producto de cuestiones comerciales y de independencia económica y soberanía política, “están más vigentes que nunca hoy cuando vemos al señor Milei con todos los poderosos del mundo, de tanta fiesta, tanta alegría, los pueblos se tienen que preocupar”.

“Nada bueno puede venir de ahí. Quieren hundir el correo, nuestra banca, nuestro comercio, la industria naval, la marina mercante, Aerolíneas Argentina, los centros científicos, nuestras universidades, el patrimonio cultural general”, agregó sobre los propósitos que advierte en la política “aperturista” del gobierno libertario.

La acción de Vuelta de Obligado está cargada de simbolismo, representa la valerosa postura criolla ante la invasión extranjera, la defensa de la soberanía nacional.

De ahí que el historiador revisionista José María Rosa la propusiera en 1974 como fecha patria. La ley 20770, aprobada ese año durante el gobierno de María Estela Martínez de Perón, declaraba el 20 de noviembre como “Día de la Soberanía Nacional”. Recién en 2010 el Poder Ejecutivo lo declaró feriado nacional.

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