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Nacionales

Distracciones fatales

 

Newell’s Old Boys dispuso de una ocasión inmejorable para servirse del gran banquete que se le había presentado, en el que se encontró con la mesa servida y todo dispuesto para sentarse y disfrutar, pero por impericia propia terminó tirando el mantel y todos los platos al piso, quedándose con el sinsabor amargo de saber que dependía de si mismo para gozar de la velada, pero la desaprovechó, conspirando contra sus posiblidades, siendo su peor enemigo.

Es que mejor no podría habérsele presentado el panorama a La Lepra en su visita al estadio Guillermo Laza. De entrada, cuando todavía todos se estaban acomodando, dispuso de una ocasión que le facilitó la apertura del marcador, en un reducto en el que el local hace pesar la condición, dejando escapar pocos puntos. El arquero Ignacio Arce, gran protagonista de la jornada, salió a cazar mariposas en un centro llovido al área, peinó la pelota hacia el costado en vez de hacerlo hacia el frente y le sirvió el gol al pibe Mateo Silvetti, el cual solo tuvo que empujarla de zurda para llenarse la boca de gol.

Grito tempranero y en un campo difícil, algo que suele representar un golpe anímico fuerte para ambos equipos, afectando al que lo recibe y potenciando al que lo concreta. Si eso viene acompañado de una nueva facilidad adversaria, mejor aún. Newell’s se encontró con un arranque que ni hubiera imaginado, ya que a los pocos minutos de la primera emoción, nuevamente Arce calculó mal, sus puños volvieron a desviar el balón hacia el lateral y, cuando el ‘Colo’ Ramírez se disponía a definir, fue derribado por su homónimo Pedro Ramírez. ¿Resultado? penal y roja para el jugador de Deportivo Riestra. Ever Banega cambió el regalito por gol con un buen derechazo al ángulo y selló el segundo tanto. Todo antes de los 20 iniciales.

Con ventaja a su favor y encima con un hombre más, La Lepra ofreció la mejor versión en esta Liga Profesional. Con Banega como conductor, el 10 se hizo eje del fútbol rojinegro y, por sus pies, pasó lo mejor del conjunto rojinegro. Jugó e hizo jugar a los compañeros. Por eso Silvetti estuvo incansable por la banda derecha, desbordando cuando quizo y siendo incansable en ritmo. Los laterales pudieron profundizar con las trepadas, sobre todo Ángelo Martino, mientras que Armando Méndez directamente se metía en el área como un delantero más cuando ocurrían los ataques. Los de Parque Independencia dominaban las acciones e imponían condiciones.

Así, pudo ser el tercero con un derechazo de Banega en la media luna que se fue apenas arriba del travesaño, también lo tuvo el juvenil Tomás Pérez definiendo casi sin ángulo, pero la más clara llegó en los pies de Méndez, que insólitamente se lo perdió en el área chica, completamente solo, tras un centro preciso de su compatriota Ramírez. Newell’s era mucho más, se jugaba como quería y estaba cómodo en el campo, pero le faltaba la puntada final para sentenciar la historia y bajarle la persiana temprano al partido.

La Lepra estaba cerrando una primera etapa perfecta, pero tuvo un minuto fatal y lo pagó carísimo. Entre los 45 y los 46, Riestra le llegó dos veces y en ambas pudo ser efectivo, igualando las acciones. Increíble pero cierto. Jonathan Herrera se vistió de héroe para el Malevo. Primero con un fuerte derechazo desde el punto penal para descontar tras una infracción zonza de Martino, y luego con un cabezazo certero al ángulo de Macagno, que solo atinó a mirar, tras un centro a la cabeza desde el sector derecho. Impensado pero real: el equipo de Ricardo Lunari se iba al descanso empatando.

En el complemento, ya el trámite se emparejó mucho más. Si bien Newell’s dispuso de la posesión, la iniciativa fue compartida, porque Riestra recuperaba y salía de contra, preocupando con pelotazos a espaldas de Gustavo Velázquez y Saúl Salcedo, que tuvieron una tarde para el olvido, como todo el fondo rojinegro. La última línea leprosa estuvo muy vulnerable, dando ventajas de todo tipo para un solitario pero combativo Herrera, que se las arregló para complicar varias veces.

El encuentro se volvió de ida y vuelta, ambos iban y venían y otorgaban facilidades atrás. Pudo ser de nuevo del pibe Silvetti, pero su derechazo, que inlcuyó un desvío posterior, se estrelló en el travesaño y ‘Juanchón’ García, de floja tarea, se lo perdió solo en el rebote. También el Malevo dispuso de una clarísima, cuando Herrera habilitó a Alonso con comodidad y este definió en soledad también casi en el área chica de Macagno, encontrando la devolución del palo a su remate cruzado. Estaba para cualquiera.

A La Lepra le faltó serenarse, jugar tranquilo y no apurarse, como hizo varias veces Méndez, que en muchas ocaciones cayó en el recurso del centro anunciado para buscar una cabeza salvadora, cuando todavía podía seguir tocando y armando la jugada con los volantes. Newell’s debió aprovechar más a Banega, que estaba inspirado, pero trató de ir más por afuera que asociar por el medio, la zona neurálgica donde el 10 podía ejercer influencia. Por eso ingresaron Brian Calderara (reemplazando a un cada vez más improductivo Martino) y Lucas Besozzi, buscando el desborde desde los costados para abastecer a los delanteros. Claro está, eso nunca ocurrió.

Si hubo buen rendimiento del chico Pablo Altamirano, el único que se animó a probar desde media distancia y también trató de asociarse con Banega. Minutos más que interesantes, para tenerlo en cuenta. Mencionado esto, de tanto ir, más por inercia que con fútbol, Newell’s tuvo su premio. Otra vez Silvetti apareció para capturar un rebote de Arce tras un remate de él mismo previamente y definir de zurda, abriendo el pie, haciéndo inútil la estirada del uno blanquinegro. Los de Lunari encontraban lo que habían ido a buscar, se les había escurrido y parecía ya ser inmodificable.

Sin embargo, cuando parecía que el triunfo era ya cosa sellada, en la última jugada del partido, el arquero Arce peinó el balón hacia atrás en un lateral y Benegas, con una gran media vuelta, sacudió de derecha para enterrar la redonda contra el palo izquierdo de Macagno, que nuevamente fue testigo de la jugada con sus ojos. Baldazo de agua fría en el epílogo, como para confirmar que La Lepra no tenía que traerse los tres puntos de su excusión a Buenos Aires. Otra distracción que resultó fatal. Una chance desaprovechada.

Queda expuesto que Lunari tiene mucho para trabajar todavía si pretende lograr una mejora general en el funcionamiento leproso. El plantel sigue siendo el mismo que fracasó en los ciclos de Mauricio Larriera y Sebastián Méndez, y viene con rendimientos colectivos e individuales muy pobres, sacando excepciones. Se destaca y es saludable la inclusión de juveniles en el primer equipo, pero deben estar apoyados en una base de hombres de jerarquía que les enseñen, los potencien y ayuden en esta etapa de crecimiento y formación. Lamentablemente, Newell’s carece de jugadores de ese tipo. De allí los mediocres resultados que consigue.

 

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