El Gobierno argentino habilitó la emisión de pagarés nominados en especie o mercancías, una medida que apunta a flexibilizar las transacciones comerciales en diferentes sectores.
«El Decreto 1124/24 publicado hoy con firma de Javier Milei, Guillermo Francos y Luis Caputo habilita la emisión de los llamados ‘pagaré valor producto’ (un pagaré cuya obligación se mueve con el valor de un bien), al aclarar que los intereses de estos instrumentos pueden ser fijos, variables o incluso referidos a la evolución de cotizaciones de bienes o tasas financieras», explicó el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger.
«El que estos instrumentos no hayan existido son un ejemplo de cómo las leyes, por momentos, pueden hacer más daño que el beneficio que aportan. Vale explicar esta situación», añadió el funcionario, antes de desglosar las razones que impulsaron esta medida y detallar en qué consiste la misma.
El decreto reglamenta el artículo 5° del Decreto-Ley N° 5965/1963, que establecía la posibilidad de incluir intereses en las letras de cambio, pero no especificaba las modalidades de cálculo.
Entre los considerandos, el Gobierno destacó “la necesidad de brindar mayor flexibilidad en la determinación de los intereses para facilitar transacciones comerciales”.
“Un pagaré es un contrato donde una parte se obliga a pagarle a otra. Si bien el Código Civil y Comercial permite libertad de diseño, el Decreto Ley 5965/63 especificaba que el pagaré debía pagar una ‘suma de dinero’. Esta definición, en la práctica, se interpretó como que solo podían emitirse por montos fijos en dinero, lo cual limitó su utilidad”, especificó Sturzenegger, en su cuenta de X.
Sturzenegger añadió que “el Decreto 1124, al aclarar que los intereses pueden ser fijos, variables o referidos a la evolución de cotizaciones de bienes abre la posibilidad de que un pagaré pueda estar en la práctica denominado en especies o mercancías, una modalidad muy reclamada por varios sectores (un caso típico es el de un productor agropecuario que prefiere comprar su maquinaria emitiendo un pagaré cuya obligación se mueva con el precio de la soja que va a producir con esa máquina)».
«Lo que no se entiende bien, para un economista que lee el texto de la ley de pagarés sin conocimiento de las discusiones previas, es por qué se había dado la interpretación de que una suma de dinero era una suma ‘fija’ de dinero fija. Para peor, esta interpretación jurisprudencial, al acotar el pagaré a sumas fijas de dinero expresadas en pesos, en un país con alta inflación era casi como emitirle un certificado de defunción al instrumento», consideró el ministro.
Y concluyó: «Una locura: la gente solo quiere comprar una cosechadora emitiendo pagarés en soja que sabe que podrá pagar».