En una sociedad exitista, marcada por los logros y los buenos resultados, alcanzar los 300 partidos como entrenador de un equipo (en este caso en la Rosarina), es casi una hazaña y lo construyó el DT de Unión de Alvarez, César Gaspari, que dialogó con Conclusión sobre todo lo vivido y el amor que siente por la casaca Rojinegra.
Gaspari inició su historia con Unión en los primeros años del 2010, cuando empezó a manejar una categoría del baby, de allí saltó a las inferiores y el recorrido terminó en la primera división, en el 2015.
El club alvarense es muy apasionado por el fútbol y ha dado muestras claras de las exigencias de toda su comunidad para ser protagonista en todas las canchas. Unión venía de un título (Copa Ivancich en el 2013) y se estaba ganando un nombre en la Liga por la seriedad en el departamento fútbol de la institución, tanto en inferiores como primera.
Con la vara alta, Gaspari inició su gestión con los pibes del «pueblo», alternando buenas y malas, y luego fue construyendo un gran equipo, que explotó en el 2017, una temporada inolvidable porque logró el bicampeonato, primero el Ivancich y luego el Molinas, un hecho inédito para el Rojinegro.
Gaspari es un entrenador exigente, que necesita al futbolista al cien, con la ambición de buscar el arco contrario constantemente. En todo este tiempo, sus equipos jugaron Copa Federación, Copa Santa Fe y Torneo Regional Amateur, con menos presupuestos que sus ocasionales rivales, pero dejando todo en cada juego.
Durante la entrevista, Gaspari agradece a los directivos que confiaron en él, a su familia, a Germán Talini (el torneo de Primera División de la ARF lleva su nombre), un incondicional del plantel en su momento y también se acordó del utilero, reconociendo el esfuerzo de todos.
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