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Hernán Brienza: “El peronismo no puede explicar la Justicia Social en estos tiempos”

 

“Es un libro de pensamiento político, de aplicación de algunas teorías que pueden explicar –sin prejuicios, pero sin lugares comunes– un movimiento histórico que interpretó las formas de sentir de una mayoría del pueblo durante muchas décadas”, dice el periodista y escritor Hernán Brienza; quien llega a Rosario este viernes, para presentar su libro “¿Para qué sirvió el Peronismo?”

– ¿Para qué sirvió el peronismo?

– El Peronismo sirvió para resolver dos de las cuatro crisis de modernización que tuvo el proceso civilizatorio argentino, en la construcción del estado argentino. La primera crisis fue en 1808 con la caída de la colonia española; y la segunda es el acoplamiento a la División Internacional del Trabajo con el modelo agroexportador, resuelto entre 1860 y 1880; la tercera y cuarta son las crisis de modernización que plantea la necesidad de sustituir importaciones por la industrialización, que es la respuesta que el peronismo da en los años 40; y la globalización, que es la respuesta que da el menemismo  en los 90, y la corrección que hace el kirchnerismo después. Lo que hay que preguntarse es si hay una quinta crisis de modernización, que tiene que ver con el tecno feudalismo, la inteligencia artificial; o la actual crisis que atraviesa el peronismo que es la profundización de la globalización. El movimiento sirvió para atender a esas crisis de modernización y para modernizar las estructuras de una sociedad tradicionalista y socio racial, que se planteó en el eje de “civilización o barbarie” y el estado nacional positivista.

– ¿Por qué el peronismo no llegó a conquistar a toda la sociedad?

– El peronismo es una experiencia fallida. El estado-nación no pudo modernizarse y, quizás por ello, es que es un estado-nación fallido.

– ¿Crees que fue fallido por los propios o por las trampas que genera el sistema?

– Por supuesto que hay errores propios a lo largo de todo el proceso de los ochenta años del peronismo, pero hay que reconocer que es contra hegemónico y eso es lo que lo hace como un “extranjero” por las bases en las que se constituyó el estado-nación argentino. Siempre fue el “más débil” en términos de hegemonía real, me refiero a la hegemonía, política, económica, militar, financiera, financiera, judicial; que para el peronismo es una pelea muy desventajosa, por eso nunca pudo establecerse.

– ¿Crees que la sociedad vuelve a tomar los discursos de antaño porque los políticos no saben cómo comunicar sus ideas?

– Yo creo que los argentinos estamos educados en ese modelo de la Argentina establecida, y nos socializan, educan, disciplinan y domestican, en función de los aparatos establecidos. Desde el colegio primario nos inculcan una Argentina determinada, que es la Argentina del campo, la agroexportadora. En la primaria no nos dicen que el país es la industria, sino que es el campo, ni siquiera dicen que son las montañas o el mar. Yo creo que eso va generando un discurso hegemónico que termina con esa operación cultural, de que la Argentina es el campo, el famoso lema de la Sociedad Rural: “Cultivar el suelo es servir a la patria”.

– Estamos a casi un año del gobierno de Milei ¿Notas que se volvió a lo que fueron los años 90?

– Yo creo que el neoliberalismo menemista tenía un reflejo político de cuidado de los sectores populares, que Milei no tiene. No significa que el menemismo haya sido mejor, significa que tuvo un reflejo de cuidado y de negociación e inclusión con otros sectores. Milei es más brutal que Menem en la administración de su modelo. Las políticas son similares al igual que las frivolidades, una cosa es salir con una figura conocida en la plenitud de su carrera, y no en su ocaso, como sucede ahora.

– ¿Hubo algo que falló en la militancia que ahora se la puede ver en redes sociales más que en la calle?

– Hay que analizar varias cosas. La primera es que hay que analizar la cuestión generacional. No es lo mismo la juventud del 2010, que es una generación que nació en los 90, que la que nació en el 2000 y tiene como referente a Milei. Esas experiencias generacionales marcan una diferencia en la interpretación del mundo y de la historia. Hay cambios culturales, como por ejemplo a la irrupción de las redes, en la forma de manipulación de los dispositivos electrónicos, pero quien las supo utilizar el mileismo. Quizás pensar en la lógica en transformar a toda la sociedad en militantes es errónea porque no creo que quieran convertirse en militantes de forma automática.

– ¿Cómo se piensa el futuro del peronismo con tantas rupturas y divisiones?

– Yo creo que el peronismo tuvo varias crisis, algunas muy profundas y otras no. Marcaría como profundas la de 1955 con el golpe de Estado; en 1974 con la muerte de Perón, la del 2001, el famoso “que se vayan todos”. Y también hay crisis de conducción la disputa entre Perón y Vandor, luego con Montoneros; en 1985 con la renovación y la vieja guardia peronista; en 2003 la disputa entre Menem y Néstor (Kirchner). El peronismo está en una crisis muy profunda porque dio muchas respuestas en el Siglo XX, pero no se si está capacitada para hacerlo con el hombre y la mujer del Siglo XXI. El estado de bienestar estaba basado en dos puntas: el estado-nación y la familia. Yo creo que están en crisis, a nivel familiar el hombre como jefe de familia; y las lógicas de identidades nacionales, en donde te sentís identificado con un español que piense como vos y no con tu vecina que tiene un pensamiento diametralmente opuesto. Esto hace que el peronismo debe replantearse y llenar de contenido sus propias banderas. La mayoría de la gente no sabe lo que es la justicia social hoy, cuando le decís que van a perder sus derechos, el 60% de la población no tiene derechos. Hay que replantear todos esos conceptos en un mundo donde el trabajo está atomizado. El peronismo logró explicar la justicia social en el pasado, pero no puede hacerlo ahora.

– ¿Qué pensás cuando desde el gobierno llama a proscribir candidatos con lo de “ficha limpia”?

– La Justicia, que hasta el 2015, tenía 500 causas contra Mauricio Macri, y cuando fue elegido como presidente lo absolvió; hace que la Justicia no participe en ningún proceso político. Uno podría pensar que los procesos que tiene Cristina Fernández de Kirchner estén bien o mal, pero el problema no es ella, el problema es cómo el Poder Judicial marca la cancha política. Se la marcó al propio Macri y se la va a marcar a Milei cuando pierda poder. Yo creo que una justicia que absuelve a empresario y cuestiona políticos, o que cuestiona políticos de determinado partido, no puede tener en sus manos una herramienta de proscripción como lo es “ficha limpia”. Más allá que uno este de acuerdo, el problema es previo. ¿Quién tiene capacidad de denunciar? ¿Quién tiene la capacidad de condenar? Si el que condena es un poder que está viciado, se convierte en una herramienta peligrosa.

Hernán Brienza presenta “¿Para qué sirvió el peronismo?” en Petite Ross, este viernes a las 18:30.

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