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La zona más misteriosa del purgatorio: ¿qué hacen allí las almas por nosotros?

 

Hoy queremos hablar del lugar más espectacular del Purgatorio, del que realmente se habla poco. Porque tenemos la tendencia a pensar en el Purgatorio en general, sin distinguir sus niveles.

¿Pero qué pasa en la cima del Purgatorio? Es un lugar muy especial. Es el lugar por el que probablemente pasemos la mayoría de nosotros. Allí residen los más próximos a ser liberados para el Cielo.

Ellos en general son los que se aparecen en la Tierra para pedir oraciones y misas para ir al Cielo. Y para ayudar a sus seres queridos y a la Iglesia.

Aquí hablaremos sobre la Cima del Purgatorio, que es la antesala del Cielo. Te contaremos en qué consiste la purificación de las almas que están allí y cuál es su actividad en la Tierra. Y cómo puedes servir a esas almas y esas almas pueden servirte a ti. ¡Después de esto tendrás a las almas de la cima del Purgatorio diariamente en la mente! Y no solo en Noviembre.

La etapa final de purificación, la antesala del Cielo, es la cima del Purgatorio. Las almas que están allí son las más fáciles de liberar porque están en sus etapas finales de purificación. Y si las ayudamos a liberarse, luego serán intercesores en el Cielo para nosotros, por el resto de la eternidad.

Y es conveniente conocer más de esa región más cercana al cielo, porque la mayoría de nosotros tendremos que pasar por ella. Según varias revelaciones, muchas apariciones de las almas del Purgatorio provienen de esta región. Porque están más purificadas.

Y por lo tanto, están listas para venir y advertirnos, darnos vislumbres del Purgatorio y animarnos a cambiar y a convertirnos.

La Cima del Purgatorio se puede describir como un mundo de luz abrasadora y de paz. Una luz que emana del Cielo. Quienes han sido llevados allí para luego dar testimonio, vieron miles y miles de almas en oración y en paz. Sumergidas en un inusitado fuego de amor y sufrimiento.

En el Cielo ya no hay sufrimiento ni sombra de dolor, pero aquí parece que todo el sufrimiento, todo el castigo, se ha concentrado y unificado en buscar el amor. En la antesala del Cielo no hay otro dolor que el no poder estar junto a Dios y participar en la Liturgia Celestial. Pero ¡qué intensidad de dolor les causa no ver a Dios cara a cara!

Estas almas tienen grandes y constantes consolaciones, más que en ningún otro lugar del Purgatorio. Contemplan a sus ángeles guardianes, que están continuamente a su lado incitándolas a un gozo y acción de gracias incesantes. Son favorecidas por visitas de los santos, especialmente de sus santos patronos, y de San José y el Arcángel San Miguel, quien es el gran ángel del Purgatorio.

Pero sobre todo de la Virgen María, quien especialmente en sus días festivos y todos los sábados, consuela a estas almas llevándoles la felicidad del Cielo, esperanza y oleadas de amor divino. Y cuando el último átomo de suciedad ha sido consumido por el amor y absorbido en él, recién se abre la puerta al Cielo para estas almas.

Pero estas almas benditas no saben cuándo sucederá eso. Las almas en la antesala del Cielo están también muy iluminadas acerca de las necesidades de la Iglesia militante y oran a Dios por nuestras intenciones. Pero frecuentemente olvidamos que oran por nosotros y piensan en nosotros mucho más de lo que nosotros pensamos en ellas.

A veces, también reciben la misión especial de mostrarse en la Tierra, según las necesidades de la Iglesia o de un alma particular. Para advertirnos, exhortarnos o simplemente llamar nuestra atención sobre el Purgatorio, y pedir nuestras oraciones y buenas obras.

María Simma ha revelado que estas almas nos ayudan muchas veces sin que se lo pidamos. Muchas cosas que parecen sucesos no naturales, y que a veces atribuimos a los ángeles, y hasta incluso a los demonios, se deben a intervenciones de estas almas purgantes. Dios las usa para hacer el bien en la Tierra, especialmente a sus seres queridos.

Las manifestaciones a sus familiares son más comunes de lo que se cree. Como regla general, se aparecen a aquellos de la familia que los han querido mucho. Y a quienes más rezan, con la esperanza de que parte de esas oraciones sean para su beneficio.

Pero en algunos casos se aparecen a amigos muy cercanos. O a gente especialmente sensible al mundo sobrenatural, a quienes Dios les ha encomendado que se dediquen a rezar por ellas y ayudarlas. Y hasta en algunos casos se han manifestado a personas a las que no habían conocido en vida, y también incluso a personas que les guardaban rencor en el corazón.

Algunas veces hasta podemos reconocer su voz con total claridad, y eso nos sirve de recordatorio para rezar por esa determinada persona. Pueden volverse activas moviendo objetos para alertar sobre su presencia. Por ejemplo, si nos encontramos en el suelo el reloj que estaba colgado de la pared la tarde anterior, o si se cierran las ventanas o se abren las puertas de golpe.

Pueden escucharse también pisadas en el piso superior, o pueden dejar una pista precisa para que sepamos inmediatamente de quién se trata. También se comunican a través de sueños. Y todo esto ocurre para atraer nuestra atención y para estimular nuestras oraciones por ellas.

María Simma cuenta un caso de una persona que oyó golpes y los contó, interpretando que cada golpe indicaba cuántas misas necesitaba esa alma. Y nunca más volvió a escuchar los golpes, cuando cumplió el número de misas que habían pedido, lo que confirmó su interpretación.

Cuenta también el caso de un muchacho que se despertó una noche al escuchar una voz que le decía que fuera al granero, “ve al granero”. A la tercera vez obedeció y vio a un extraño que se estaba llevando dos de los lechoncitos, persiguió al hombre y recuperó lo robado. Y luego comprendió que la alerta había sido de su padre muerto.

Pero además, las almas purgantes no se preocupan sólo por las personas de la familia, los amigos, o la gente que conocen. Porque le han dicho a María Simma que las almas del Purgatorio ayudaron a apagar el incendio de la central nuclear de Chernobyl y ayudaron a acortar la Guerra del Golfo. Y que lo hicieron porque había mucha gente que estaba rezando.

Contó también el caso de Sor Emmanuel, que vive en Medjugorje, que había extraviado en un hotel un bolso con dinero que iba a usar para financiar conferencias. Entonces ella le dijo a las almas del Purgatorio “encuentren ese bolso y ofreceré una novena de misas”. Y al rato recibió la comunicación del hotel, que el bolso había sido encontrado y sin faltar nada.

Si nos relacionamos con las almas del Purgatorio, veremos que aunque no lo pidamos, algunas almas de seres queridos nos ayudan a evitar peligros y accidentes. Y además responden cuando se lo pedimos y les prometemos retribuir con oraciones y misas.

Incluso hasta le podemos pedir a un alma del Purgatorio que nos guíe espiritualmente, o que nos acompañe si nos sentimos solos, o que nos ayude en la conversión de un ser querido.

Por todo esto debemos rezar especialmente por las almas del Purgatorio, que están en la región más cercana al Cielo, que son las que nos pueden ayudar más fácilmente.

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