Newell’s Old Boys volvió a sumar en condición de visitante tras mucho tiempo. Eso es lo primero a recalcar para desarrollar cualquier análisis posterior. Es necesario saber de donde se viene y hacia donde se va para trazar las coordenadas de cara al futuro. En cualquier otro momento hubiera sonado a muy poco, pero en el contexto en que se encuentra el conjunto rojinegro, siendo uno de los peores equipos del año, en un 2024 olvidable, como tantas otras temporadas, por lo menos paró la hemorragia.
Por supuesto, esto solo se destaca desde el resultado. Claro está, para evaluar el trabajo de Mariano Soso habrá que esperar a 2025. Recién tuvo cinco entrenamientos con el plantel actual, escaso margen para ensayar cualquier idea. El joven entrenador asomó como otro piloto de tormenta, así como fueron Sebastián Méndez y Ricardo Lunari, para capear el temporal, a sabiendas de que las urgencias rojinegras son varias. No se podía esperar demasiado de esta excursión a Tucumán ni de lo que queda de esta interminable Liga Profesional (dos jornadas).
Yendo a este partido ante el Decano, la apuesta del nuevo técnico pasó por conservar el orden desde lo táctico. Sorprendió con un 3-4-2-1, cuyo objetivo fue tener las líneas juntas, tratar de recuperar el balón rápido y aprovechar a los generadores de juego para elaborar ataques. Esto resultó infructuoso, ya que Newell’s careció de contención en el medio, sufrió por los costados con las trepadas de Tesuri y le costó hacerse del balón.
Ese ímpetu y dominio del local se tradujo en superioridad nítida del local durante 30 minutos, en los que Tomás Jacob (el más destacado), Gustavo Velázquez y Saúl Salcedo tuvieron que desdoblarse para rechazar el peligro. Aún así, Atlético dispuso de dos ocasiones claras con un cabezazo de Coronel apenas desviado y otra increíble que se devoró el propio Tesuri en soledad tras una combinación colectiva. La única acción rosarina fue un remate por arriba de Giovani Chiaverano en el área tras una jugada que incluyó una salida precisa desde el fondo.
La Lepra tampoco tuvo peso arriba, porque Matko Miljevic y Ever Banega se juntaron poco y nada, apareciendo a cuanta gotas y muy lejos del arco de Durso. Con sus mejores volantes de fútbol sin protagonismo o con detalles esporádicos, era imposible para el conjunto rojinegro generar en ofensiva. Solo las arremetidas individuales de Mateo Silvetti amenazaban con provocar algo distinto, pero se quedaron en eso, meras insinuaciones. Sorprendió la inclusión de Giovani Chiaverano como centro delantero, fácilmente absorbido el juvenil por los centrales tucumanos. Pasado el lapso de los dirigidos por Facundo Sava, al menos los del Parque Independencia dejaron de sufrir, acomodándose mejor en el campo y adelantándose unos metros.
Siguió siendo bastante floja la tarea de los laterales. Armando Méndez y, sobre todo, Leonel Vangioni están en un nivel bajísimo, a años luz de su mejor versión, y eso se siente. Tampoco fue buena la labor de Tomás Pérez, ya que ni obstruyó los caminos adversarios ni se ofreció como alternativa para comenzar el juego. El que si mostró personalidad en cada intervención fue el debutante Josue Reinatti, muy seguro en cada intervención, atento para descolgar centros y con voz de mando.
En el complemento, el partido profundizó su vuelo bajo. Atlético bajó la intensidad y Newell’s siguió en la intrascendencia, debatiéndose entre conformarse con el punto o ir a buscar algo más. Por momentos, el trámite fue soporífero. Ambos se repartieron errores con pelota. Todo fue más trabado, friccionado, pero sin claridad. Actitud para pelear las divididas pero siempre faltando el sustento futbolístico para acompañar esas ganas.
Tras un lapso largo, el encuentro se volvió a activar con dos llegadas locales. En la primera, Brandán se lo perdió entrando en el área tras centro rasante de Estigarribia, y después Acosta sacudió de derecha de media distancia y su remate se fue apenas ancho del arco de Reinatti. Allí pareció de nuevo que los de Tucumán se enchufaban e iban a ir a buscar la victoria dadas las circunstancias. Pero no pasó más de allí. Rápidamente el desarrollo se planchó de nuevo, sin un dominador definido.
Hubo lugar para una polémica con una jugada donde pudo verse un penal evidente del arquero Durso al ‘Colo’ Ramírez tras una habilitación exquisita de Banega para dejarlo mano a mano al uruguayo. El uno celeste y blanco derribó abajo con su pierna al charrúa, pero el árbitro Echavarría entendió que había sido todo pelota y ni fue a revisarla al VAR. Muy raro todo. El hecho no dejó dudas de cual era la pena a sancionar.
Volviendo al fútbol, los ingresos en Newell’s no modificaron la tónica. Juan Ignacio Méndez, Gabriel Carabajal y Ramírez hicieron pasar desapercibidas sus presencias, respondiendo con esas actuaciones por qué son raramente considerados como opciones a tener en cuenta. Ninguno demostró algo en los minutos que tuvieron en cancha. Afuera Miljevic y Banega con intermitencias, las posibilidades rojinegras se terminaron. Un empate que le sentó bien dada la racha negativa que atravesaba. Tiene que ser un punto de partida.
Soso deberá definir con su cuerpo técnico con que herramientas contará para el próximo torneo y de cuales prescindirá. Tiene estos dos compromisos que quedan para cerrar el certamen actual y los puede usar como banco de prueba para seguir con las evaluaciones. Hay jugadores que dieron sobradas muestras de no tener capacidad para seguir vistiendo la rojinegra y otros tendrán un poco más de margen, no mucho, para cambiar su imagen y hacerle dudar al entrenador de que hacer con ellos. Lo que es imperioso es una renovación profunda, con refuerzos acordes.