Comprar ropa en Argentina es una verdadera odisea para los bolsillos. Un informe de la organización Fundar indicó que, a la hora de adquirir indumentaria, aquí se gasta casi el doble que en países vecinos, mientras que el consumo por persona se encuentra por debajo del promedio de América Latina. Es decir, ante los altos precios que tiene la renovación del vestidor, cada vez se compra menos.
El estudio de Fundar estimó que la adquisición de vestimenta representa un 8,7% del total de gastos de un argentino, casi el doble que el promedio registrado en los países vecinos. “Este fenómeno no responde a una mayor demanda, ya que el consumo per cápita de ropa es un 22% menor que en la región”, señaló el informe.
Desde el sector textil destacaron que la fabricación de ropa y calzado genera miles de puestos de trabajo, principalmente en las provincias de Santa Fe, Buenos Aires y Córdoba, pero aseguraron que el costo de los insumos que deben importar y las restricciones cambiarias los obligaron a trasladar a los mostradores los incrementos de los costos operativos. Ante este delicado panorama, además, cada vez es más difícil competir contra productos que se fabrican en otros países.
“Desde la salida de la convertibilidad en 2002, los precios de la indumentaria en Argentina han seguido una trayectoria diferente a la global. Mientras que en gran parte del mundo los precios de las prendas han disminuido, aquí se han encarecido de manera notable. Por ejemplo, una canasta de prendas adquirida a través del canal online es un 35% más cara que en otros países de la región, considerando el tipo de cambio oficial. Incluso tomando el dólar MEP, sigue siendo un 16% más costoso”, alertó el estudio, que comparó los precios de la ropa ofrecida en Perú, Uruguay, México, Chile, Colombia y Brasil.
Ante esta disparidad, muchos argentinos optan por viajar a otros países, principalmente Chile, para comprar ropa a precios más accesibles. “Este comportamiento no solo afecta al comercio y al empleo local, sino que también genera una mayor salida de divisas por importaciones”, observaron desde Fundar. Esto se agrava con las restricciones a la compra de indumentaria en el exterior: en Argentina, la importación de ropa por persona es diez veces inferior al promedio mundial.
¿Por qué la ropa es tan cara?
La investigación de Fundar enumeró diferentes cuestiones que explican los altos costos. En principio, detalló que la industria textil argentina tiene una baja producción si se la compara con la asiática. En 2023, la productividad por trabajador fue un 7% menor que en 1970 y un 37% inferior al máximo histórico de 2017. A esto se suma una presión impositiva significativa a lo largo de la cadena de valor, que eleva los costos de producción.
Asimismo, el 75% del precio de una prenda premium en un shopping se atribuye a costos no relacionados con la producción directa, el diseño o la rentabilidad. Los impuestos nacionales, provinciales y municipales representan más del 50% del precio final, mientras que los costos financieros y el alquiler de locales contribuyen con un 12% y un 12,7%, respectivamente.
No obstante, Argentina es más competitiva en ropa de gama baja y prendas para niños y bebés, mientras que los precios son más elevados en productos de tejidos planos y ropa de adultos. No obstante, la dispersión de precios en el mercado local es una de las más altas de la región.
Se desploma la fabricación de calzado
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) informó que, en septiembre del 2024, la producción de calzado en Argentina tuvo una caída del 12,2% en la medición interanual. Hasta el noveno mes del año pasado, el sector acumuló una contracción del 14,7%, explicada por la alta inflación, la falta de insumos y la competencia de productos importados.
Más allá de este escenario crítico, el último CyberMonday del 2024 parece haber dado un respiro al sector comercial. Entre las categorías más buscadas del evento organizado por la Cámara Argentina de Comercio Electrónico (Cace) se destacó el calzado, que registró un aumento en el interés de los consumidores.
De cara al 2025, el panorama para la industria del calzado sigue siendo incierto. Aunque el éxito del CyberMonday subraya el potencial del consumo local, el sector requiere políticas de urgencia que promuevan su recuperación. Medidas como incentivos fiscales, financiamiento para la modernización tecnológica y una estrategia efectiva contra la competencia desleal serán clave para revertir la tendencia negativa.