Ya lo dijo el ensayista francés Roland Barthes: “La historia es histérica: sólo se constituye si se la mira, y para mirarla es necesario estar excluido de ella”.
Por eso nos apartamos de ella para mirarla desde este presente. Y cuando levantamos la vista nos encontramos con un majestuoso edificio levantado en la esquina suroeste de Moreno y Wheelwrigth, con franca vista al majestuoso Paraná y que, si pudiera hablar, ¡nos contaría tantas cosas!
Emplazada en una zona de fuerte impronta industrial en su momento, en el medio de la ruta que une a las estaciones de ferrocarril Rosario Norte y Rosario Central, así como su cercanía con el puerto, tuvo su máximo esplendor y sobrevivió ocho gloriosas décadas a la urbanización de edificios de departamentos en altura.
Sin embargo… ¡Cuántos libros! ¡Cuántas participaciones de casamiento! ¡Cuántos almanaques que marcaron cada día de los 81 años que funcionó, impresionando en el destino de tantos rosarinos!
Se inauguró un día como hoy, en 1911, cuando el papel cumplía el rol de información imprescindible y vital en la vida social y comercial de una comunidad que crecía a pasos agigantados para dejar escrita su historia.
El técnico litógrafo Víctor Caille arrancó con su emprendimiento en 1911 y por entonces disponía de una imprenta a mano construida rudimentariamente, en un edificio de estilo inglés hasta convertirse en uno de los más importantes establecimientos del rubro dentro de la ciudad y la región.
Fue durante un tiempo sede de una telefónica y también de una financiera.
En la actualidad el inmueble está considerado de valor patrimonial y su ubicación es de las más estratégicas por su posición geográfica frente a la avenida que funja como costanera, y la cercanía a varios puntos importantes del macrocentro, dato por el cual diversas empresas constructoras están pugnando por disponer del lugar para “modernizar” el lugar.
El año pasado se dijo que la intención era “generar sobre la terraza dos piscinas, una de ellas cubierta, solárium, quincho, sauna y gimnasio” y se levantarían “16 niveles de semipisos y 2 de pisos exclusivos como remate del edificio”.
Para algunas personas, en el mundo, “progreso es amontonar gente”.
Para otros, lo importante es poner en valor la historia y las tradiciones que hacen a la soberanía cultural de un pueblo.
No conocemos cuál será su destino. Abogamos porque sea el mejor.