El 22 de noviembre, día en que falleció Santa Cecilia, se conmemora su legado. Nació en Roma, en el seno de una familia noble en el año 180 d.C. Fue proclamada por el Papa Gregorio XIII en 1594 como patrona de los músicos.
Se dice que en sus “actas” el día de su matrimonio, en tanto que los músicos tocaban, Cecilia cantaba a Dios en su corazón, demostrando una atracción irresistible hacia los acordes melodiosos de los instrumentos. Su espíritu sensible y apasionado por este arte convirtió así su nombre en símbolo de la música.
Santa Cecilia es una de las mujeres mártires de la iglesia Católica, perseguida en tiempos en los que los cristianos eran condenados. Santa Cecilia murió decapitada, se dice que el verdugo al que llamaron dejó caer tres veces su hacha sobre ella sin conseguirlo, con lo que huyó despavorido abandonando a la joven ensangrentada pero viva, aunque quedó maltrecha y murió finalmente tres días después.