En un clima de creciente tensión en Oriente Medio, el movimiento islamista libanés Hezbollah disparó cerca de 80 proyectiles hacia Israel este sábado, como «represalia» al ataque el ejército israelí había llevado a cabo horas antes bombardeando zonas de Irán, donde murieron dos militares.
«Alrededor de las 15, cerca de 80 proyectiles disparados por la organización terrorista Hezbollah cruzaron de Líbano a Israel», señaló un comunicado del ejército israelí.
Por su parte, el grupo libanés destacó que había dirigido esos cohetes a zonas residenciales del norte de Israel, incluyendo Krayot, al norte de Haifa.
La jornada comenzó con la alarma encendida tras la muerte de dos soldados en un ataque aéreo israelí sobre posiciones militares en Irán. La televisión estatal iraní confirmó la pérdida de los combatientes y, en respuesta, el gobierno de ese país se declaró con el «derecho y el deber de defenderse» contra agresiones, tal como establece el artículo 51 de la Carta de Naciones Unidas.
El jefe de la diplomacia iraní, Abás Araqchi, reafirmó esta postura, subrayando que Irán «no se quedará de brazos cruzados frente a otra agresión extranjera».
Mientras tanto, el portavoz militar israelí, Daniel Hagari, advirtió que si Teherán iniciaba «una nueva ronda de escalada», Israel se vería «obligado a responder y haría que Irán «pagara un alto precio».
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Ante esta escalada, potencias mundiales y países de la región instaron a la moderación de ambas partes. La comunidad internacional observa con creciente preocupación el desarrollo de los acontecimientos, conscientes de que este conflicto podría alterar aún más la frágil estabilidad en Oriente Medio.
Aunque países como Francia, Pakistán, Irak, Emiratos Árabes Unidos, Siria y el Reino Unido hicieron un llamado a la calma, la situación se sigue agravando y las tensiones continúan en aumento.