A tono con un 2024 para el olvido, el último partido de Newell’s ante su gente en Rosario volvió a ser una nueva exhibición de falencias y limitaciones, y terminó con una derrota por 1 a 0 en manos de un Boca al que apenas le bastó con un tiempo de agresividad para llevarse el premio mayor.
A pesar de que seis directores técnicos distintos desfilaron por el banco de suplentes leproso, ninguno pudo hasta ahora encontrarle la vuelta al problema de cómo armar el mediocampo: cuando está más firme defensivamente carece de peso ofensivo, y cuando suma nombres de ataque se transforma en una autopista.
El doble cinco no le sintió bien a la ‘Lepra’ en ningún tramo del campeonato y el cinco único solo funcionó defensivamente en algunos pocos partidos en donde ese rol lo ocupó Rodrigo Fernández Cedrés. Tomás Pérez no parece tener aún ese oficio de marca y sus apariciones generalmente son en la transición o pisando el área rival.
Esa falta de presencia, sumado a que Éver Banega tampoco aporta defensivamente en un doble cinco, perjudica doblemente a un Newell’s que se encuentra con problemas para la salida y que regala muchísimo espacio en la defensa y el retroceso, y esto es lo que sufrió especialmente en los últimos encuentros.
Con el centro del campo ganado sin mucho esfuerzo, Boca tuvo la iniciativa durante el primer tramo del partido y poco a poco fue encontrando en la conexión con los laterales a quienes serían sus armas más fuertes, Exequiel Zeballos y Kevin Zenón.
Con la tentación de la vulnerabilidad de las espaldas de Leonel Vangioni y Armando Méndez, el ‘Xeneize’ encontraría por allí la llave para generar sus chances más claras, con envíos desde los costados hacia Edinson Cavani o Milton Giménez.
Y en esos intentos tan claros, así como Josué Reinatti salvó a la ‘Lepra’ con una muy buena tapada en la primera parte, en la segunda falló al querer cortar un centro venenoso y Zenón se aprovechó de eso y de la gran desatención de Vangioni para definir en soledad el que sería el único tanto del partido.
Especulando y con la ventaja en el marcador, Fernando Gago retrasó demasiado a su equipo y recién allí Newell’s tuvo la pelota y presencia en el mediocampo, encontrando por primera vez a Banega y controlando la acción en los últimos 40 minutos de juego.
Sin embargo, lo que no tuvo el rojinegro (ni hoy ni nunca en el campeonato) que sí tuvo el ‘Xeneize’ fue precisamente esa capacidad de sorpresa individual, y tanto en un tiempo como en el otro todos sus ataques fueron monótonos y previsibles.
Los únicos momentos en los que Newell’s fue capaz de salir de esa ecuación fue a través de Matko Miljevic, que a pesar de que hoy no tuvo el mejor de sus encuentros fue el más peligroso del equipo cuando logró conectarse con Banega o con Mateo Silvetti (sin dudas el más regular de este campeonato y una más que prometedora aparición).
Cuando no está él en cancha, a Newell’s pareciera que le cuesta horrores hilvanar cualquier ataque, y sin virtudes técnicas se terminan “destacando” solo aquellos que aportan algo más de garra, enjundia o de choque físico, como Juan Manuel García o Giovani Chiaverano.
Vangioni por izquierda no tuvo peso ni en ofensiva ni en defensa y Méndez tuvo la mala fortuna de lesionarse, teniendo que ingresar en su lugar un Augusto Schott que si bien no tuvo un mal partido (tuvo el intento más claro leproso con un remate que tapó Leandro Brey), algunas acciones como el fallido centro del final del partido lo terminan condenando.
Si bien en cuanto al nombre por nombre Newell’s no parece tener un plantel para estar 26° de 28, lo cierto es que ninguno de los seis directores técnicos que desfilaron en el campeonato supo encontrarle identidad alguna a este equipo.
Pésimas decisiones dentro y especialmente fuera de la cancha terminan condenando a la ‘Lepra’ a un 2024 totalmente olvidable y le mete una enorme presión para revertir rápido el asunto en 2025 si no quiere preocuparse con la tabla de los descensos (que nunca se sabe cuándo puede o no haberlos en este fútbol argentino).
Independientemente del tipo de jugadores que elija traer Mariano Soso (habrá que ver si sigue apostando por la línea de tres), la principal sensación es que hoy al rojinegro le hace falta experiencia y voz de mando dentro de la cancha.
Por lo pronto, queda un partido más antes de cerrar el año, siendo protagonista involuntario de la definición del campeonato y donde podrá intentar frustar la ilusión de Talleres de consagrarse campeón de la Liga Profesional.