Por Daniel Caran
Está claro que el PJ correntino vuelve a marcar el tiempo de la reforma, ante la intentona de Colombi de sorprender a propios y extraños con una maniobra jugada y de extremo riesgo.
Si, tal como dicen, Camau Espínola y Fabián Ríos coinciden plenamente en ratificar la fecha del Congreso en noviembre, el desesperado volverá a ser el Gobierno, o su mandamás, ante la escasa posibilidad de llegar rápido a una resolución que dé vía libre a la reforma.
¿Cuál puede ser la salida de Colombi y compañía?... sabedores de la estrategia del negociado, seguramente apelarán a cualquier artilugio relacionado con lo económico. Y más aun conociendo protagonistas de la historia que también tienen su destacado pasado en acuerdos extraños y poco claros.
Entre ésta postura firme y determinante del PJ (al menos a través de sus máximos referentes actuales) y lo que pueden pergeñar algunos, hay un finísimo hilo que podrá cortarse ante el mínimo movimiento.
Las últimas declaraciones de Rubén Pruyas originaron nerviosismo puertas adentro del peronismo: “el Congreso del PJ nunca le dijo “no” a la reforma, y si hay un proyecto hay que analizarlo”, dijo el exVicegobernador. Y empezaron a tejerse muchas y variadas conjeturas.
“Hay muchas posiciones y opiniones, pero por lo menos vale la pena analizar lo presentado. Y la decisión final de los legisladores estará sujeta a lo que defina el Congreso”, subrayó el legislador del PJ.
Tomando como datos los tiempos y las estrategias de uno y otro bando (como dijimos ayer, con la pelota de un lado al otro), el peronismo bien pueda “tenerla al piso, hacerla correr, y que pasen los minutos”.
Ésta última definición del mundo futbolero es clara –para los que de eso saben- e implica “hacer tiempo”.
Y es eso lo que espera hacer el PJ. Que pasen los tiempos… jugar con la desesperación.
Claro que el peligro está latente… y suele venir en valijas.