Por Daniel Caran
Los temas que trascienden lo cotidiano no pueden obviarse de ser analizados, más allá de que en éstos espacios la mayoría de las veces exponemos la realidad local con todos sus matices. Ahora, el papelón de la fuga del siglo para el Gobierno Nacional desnuda una realidad que supera cualquier fantasía, e incorpora más que contundentes líneas para ir diagramando un guión de un film exitoso.
Cuesta entender la sucesión de errores, avalados por quien sabe que mediocre funcionario que expone al novel gobierno de Macri a una endeblez impresentable.
Y si a cada detalle de la fuga-persecución-detención-error-aclaración-nueva persecución le faltara algún elemento extraño, ahora surge que el supermediático Lanatta (el detenido) se habría reunido con Bullrich y Ritondo, dejando en claro una paupérrima lectura de cómo se golpean las instituciones hasta el ridículo.
La pelea política inesperada expuso a los forajidos a ésta cinematográfica situación que incluirá –seguramente- insospechadas derivaciones de todo tipo.
Bien debería examinarse hacia dentro la estructura macrista para asumir errores y no caer en similares papelones.
Tal vez, lo más grueso y determinante es la de chequear las cosas antes de anunciarlas. Dicho así parece una obviedad de Perogrullo, pero está claro que Bullrich y otros pecaron de ingenuos o al menos de ansiosos.
Ahí el primer gran error de los popes nacionales: deberán aprender que las redes sociales son herramientas excelentes de comunicación y para fomentar las relaciones humanas, pero para dar noticias oficiales primero se debe chequear y confirmar.
Está claro que la historia –entre graciosa e inaceptable- tendrá aún mucho por dar por estos días. A seguir sorprendiéndonos