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Opinión del Director

Silenciar

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Crédito: 17004
Daniel Caran

Por Daniel Caran

La estrategia oficialista en los últimos tiempos se sintetiza en la necesidad de negar las cosas a través del obligado silencio.

 

Pasa en todos los ámbitos de la actividad pública, y el objetivo buscado pasa por mantener el orden más allá de los inevitables cimbronazos.

 

Cada uno de los funcionarios tiene la instrucción precisa desde la Rosada local: “no pasa nada, y si pasa… nos callamos”.

 

Así las cosas, mucho de la realidad termina convirtiéndose en una versión infundada, casi siempre esto con la inestimable colaboración de ‘algunos amigos de la prensa’, quienes entienden a la perfección cómo funciona la cosa.

 

En esa búsqueda del necesario silencio pueden congeniar desde peleas políticas hasta cuestiones de gravedad social, como el de una enfermedad de alto contagio.

 

Por esos carriles, con esa política, se manejó desde el Gobierno, a través de Salud Pública, el caso de una nena de 3 años que está internada con serios pronósticos de Gripe A.

 

La versión, dada como información por la propia madre de la pequeña a los demás tutores en una actitud responsable y comprometida, fue casi que ‘ninguneada’ por una funcionaria de segundo orden del Ministerio de Salud.

 

Explicó por los medios (esos, los amigos) que no se trata del virus H1N1, y fundamentó con detalles extremadamente complejos lo inverosímil del hecho.

 

Éste, se insiste, es solo un ejemplo de los múltiples casos en los cuáles el silencio debe primar.

 

Si se lleva ésta misma estrategia a lo estrictamente político, no habrá que ser un erudito para darse cuenta quien o quienes empiezan a tener ‘silencio de prensa’.

 

La lista todavía no está confeccionada como tal, asemejándose a oscuras decisiones del pasado nefasto, pero empiezan las llamadas sugerentes a los medios (esos, los amigos) para que se los evite poner al aire, o publicar sus opiniones.

 

Todo, desde evitar dar precisiones de un encuentro político hasta intentar tapar una enfermedad, surge de la estratégica decisión de empezar a callar, habida cuenta que son cada vez más quienes se animan a decir las cosas tal cuál son.

 

Silenciar es el propósito. Hay muchos… que escuchan en silencio. 

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