Por Daniel Caran
Cuando un boxeador recibe un golpe de nocaut le quedan pocas opciones: una de ellas es asimilarlo y salir a buscar la pelea con las fuerzas que le queda.
Y algo de eso le pasó al Gobierno de la Provincia, y particularmente a Ricardo Colombi, tras el escándalo de Itatí.
Aunque no lo admitan, sintieron el golpe… estuvieron vacilantes, pero rápidamente tomaron el centro del ring, como habitualmente debe hacerlo quien administra los tiempos de una pelea.
Ricardo Colombi, voraz y efectivo animal político, se mostró dubitativo… y en ese tiempo –éstos días- cometió errores, como el someterse al periodismo amarillista de Buenos Aires, que lo acribilló por todos lados.
Sin embargo, con la misma cuestión obvia de la supervivencia, logró sobreponerse y una vez más se plantó en el centro de la escena. Y sin lugar a dudas la llegada de Macri, con su decaída imagen a cuesta, significó un apoyo que el mercedeño esperaba y reclamaba.
Pocos creyeron “el mal tiempo” de la semana pasada. Todo terminó siendo, al parecer, una estrategia para observar cómo se manejaba el Gobierno de Colombi en relación a la pretendida imagen de Macri. Y está claro que los acercamientos sirvieron para lo que sucedió hoy.
Si le servirá o no al elegido por Colombi para sucederlo, es ‘harina de otro costal’.
Pero está claro: Macri entiende que es con Colombi la sociedad, en una pretendida consolidación del esquema radical en el Gobierno, que hoy muestra fisuras y costados frágiles.
“Corrientes es la provincia con mayor potencial de crecimiento en el país”, sostuvo el mandatario nacional en su breve estadía en Corrientes.
Colombi, en tanto, destacó “el camino iniciado en diciembre del 2015 y no tenemos ninguna duda que este camino que hemos iniciado seguirá siendo exitoso”.
Consiguió el espaldarazo… veremos si le alcanza para seguir siendo el jefe.