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Opinión del Lector

Con los dos dedos en V

César Pucheta

Por César Pucheta

“Éramos todos peronistas y Jorge Álvarez especialmente. Por eso la tapa de Pidamos peras a Mandioca es una gran pera… es un Perón. La pera era Perón y nadie lo entendió. El gran Perón. Nosotros teníamos una forma de contestar a la represión diferente a la de otros músicos de rock nacional. De alguna manera, en 1970, Perón era lo contrario a lo que había y, en ese momento, te identificabas ideológicamente. Era una toma de posición, para saber de qué lado estabas: del lado de la represión o del otro. Todos nosotros, consciente o inconscientemente, estábamos del otro lado”.

La frase pertenece a Billy Bond. Aparece citada en el libro “A todo volumen. Historias de tapas del rock argentino” de Sebastián Ramos y da cuenta de un clima de época en el que las conexiones entre la militancia política y la versión vernácula del hipismo antibelicista eran mucho más concretas de lo que habitualmente suele comentarse.

Bond y Álvarez, junto a Oscar López, fueron los encargados, del lado del rock, de empujar uno de los eventos más paradigmáticos en la historia de esa relación, que siempre vuelve a ponerse sobre el tapete cuando las conversaciones ocasionales refieren al tema. Fue el sábado 31 de marzo de 1973, en la cancha de Argentinos Juniors. Se llamó Festival del Triunfo Peronista y pasó a la inmortalidad tanto por su singularidad como por su infructuosa realización.

El 11 de marzo de 1973, el peronismo ganó la primera elección nacional sin la candidatura de líder. La presión popular y los fracasos de las sucesivas administraciones militares y radicales habían empujado a Agustín Lanusse a levantar había decidido terminar con los años de proscripción aunque se las había arreglado para evitar entregarle los atributos de mando al general exiliado.

Después de una serie de dilaciones y certeros movimientos legales y burocráticos, los bonaerenses Héctor J. Cámpora y Vicente Solano Lima encabezaron la fórmula del Frente Justicialista de Liberación (Frejuli) y se interpusieron con contundencia ante los radicales Ricardo Balbín y Eduardo Gamond, y la Alianza Popular Federalista del mendocino Francisco Manrique.

Casi el 50 por ciento de los votos sacó el peronismo en una elección que tenía algunas otras candidaturas de renombre como las de Oscar Allende y Horacio Sueldo por la Alianza Popular Revolucionaria o “el colorado” Jorge Abelardo Ramos por el Frente de Izquierda Popular.

Con el triunfo consumado, dicen que desde España llegó la orden de trabajar para fortalecer los lazos con la juventud, uno de los sectores que habían irrumpido con fuerza en el panorama político nacional, en sintonía con lo que venía sucediendo a escala planetaria. Con un grado de participación inédito hasta el momento, había sido ese sector etario el que había encabezado la resistencia final ante la sucesión de dictaduras que había empezado Pedro Eugenio Aramburu y que por entonces tenía su última expresión con la autodenominada Revolución Argentina que inauguró Juan Carlos Onganía justo en el momento en que el estallido mundial de los Beatles y el antibelicismo marcado por la oposición a la Guerra de Vietman delimitaban un clima de época.

Perón renegaría de esa idea un tiempo más tarde, pero en ese momento entendió que tenía que acercarse. Bajó la orden a la Juventud Peronista y, sabiendo de antemano la respuesta de Álvarez, delegó el trabajo en el brazo conocido como las Brigadas, que contaba con un importante desarrollo territorial y que, además, mantenía un particular vínculo con la Banda del Oeste, una de los grupos que se puso al frente del convite entre los músicos. La banda que había sido fundada por el guitarrista Poli Martinez que en ese momento integraban Diego Villanueva, Alejandro Marassi y Claudio Ravecca compartía actuaciones en las barriadas populares de mediados de los setenta con algunos de los artistas con quienes además los unía un apuesta sonora: La Pesada y Pappo´s Blues. Aunque eso es parte de otra historia.

Lo sucedido tres años antes de que Diego Armando Maradona debute en el estadio ubicado en La Paternal, ya ha sido repasado en numerosas oportunidades. En medio de las discusiones entre los organizadores y las internas del justicialismo que se evidenciaban tras bambalinas, una tormenta obligó a suspender el evento que había reunido a miles de jóvenes entre los que la militancia se cruzada con un naciente movimiento rockero que empezaba a mostrarse colectivamente en eventos masivos al aire libre.

Vale recordar que para marzo de 1973 apenas se habían organizado dos ediciones del festival B.A.Rock, razón por la cual la posibilidad de ver a lo más destacado de la escena nacional se presentaba como una oportunidad casi única. El afiche anunciaba a Aquelarre, Billy Bond y La Pesada, Pappo’s Blues, Pescado Rabioso, Sui Generis, Dulces, La Banda del Oeste, Vivencia, Miguel y Eugenio, Gabriel, León Gieco, Raúl Porchetto, Escarcha, Color Humano, Litto Nebbia, Pajarito Zaguri, y Juan Domingo.

“Dulces” era la banda platense Dulcemembriyo, en la que debutó Federico Moura y se cantaron algunas de las primeras letras del Indio Solari; “Gabriel”, era mujer: Gabriela, que estaba defendiendo su primer disco homónimo. En el glosario de yerros, el afiche que convocaba a las 16.30 horas también anunció a Porchetto como “Rubén Porchieto”. Ninguno de los tres llegó a actuar aquella tarde, como la mayoría de las bandas que se preparaban en el lugar.

Entre ellas, la más desconocida de la grilla. Se trata de Juan Domingo y sus muchachos, un grupo que sólo se explica por la efervescencia de la época y que sólo llegó a editar un disco simple cruzado por la figura del hasta entonces dos veces Presidente y su proscripción. Las dos canciones, que entre sus autores llevan la firma del reconocido guitarrista Alberto Kreimerman se llaman “Respuesta a tu carta” y “Pregúntale a Juan”.

Lejos del costado experimental que por entonces empezaba a tener el rock argentino, y de la batalla estética con lo que por entonces se llamaba despectivamente “música complaciente”, la Juan Domingo se apoyaba en los ritmos populares que se habían impuesto en la década anterior desde el Club del Clan y que todavía marcaban el pulso de la música pensada para los más jóvenes.

A pesar de lo que se puede escuchar a más de cincuenta años de distancia, la combinación de la música beat con la militancia política aparece como un hecho novedoso. Aunque parezca un jingle sobre el que emerge una marcha partidaria, “Respuesta a tu carta” juega socarronamente con la prohibición de nombrar al fundador del justicialismo que se arrastraba en el inconsciente colectivo desde los tiempos de los decretos firmados por Aramburu, que fueron derogados por Arturo Illía pero que marcaron a fuego a la cultura justicialista.

"Pregúntale a Juan si quiere volver/ Pregúntale a Juan si quiere volver/ que todos nosotros lo queremos ver", arranca diciendo el tema que aparece en la cara B del simple editado por el sello Magenta y que se esfumó entre las ediciones de su tiempo.

"El viaje no es largo y todos aquí esperando estamos si quiere venir/ Las cosas no están como él las dejó/ Pregúntale a Juan, pregúntaselo", cierra la canción que se fue rescatada por algunos coleccionistas que la compartieron por las plataformas y que pueden encontrarse fácilmente en You Tube.

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